Encuentro.

50 4 0
                                    


Para cuando se cerraron las puertas todo estaba oscuro, era demasiado tarde, un desasosiego total se cernía sobre mi y sobre toda la habitación, Olfateé. Pude notar la presencia de muchas cosas que no logro identificar, sin embargo para cuando me di cuenta un golpe secó golpeó mi cuello, dejándome sin aliento y haciéndome cerrar los ojos, quedando así inconsciente. 

Cuando recuperé mi consciencia me estaban arrastrando, lo notaba, dos manos me cogían de los hombros y finalmente me sueltan bruscamente.

- Apertus!-

Entonces recuperé mi visión, estaba en el suelo de una habitación blanca, de repente una patada me pone recto y lo primero que pasa por mis oídos es...

- Bienvenido a casa, hermano! -

Le observo, dudando.

- Tanto me temes que necesitas tres hombres rodeándome, Kay'dem?

Me observó a mi con superioridad.

- Hermanito, hermanito... Se te olvidan los modales!

+ Qué modales son los tuyos? Recibes a tus invitados con un golpe en el cuello y una patada?

- Es lo que implica ser una bestia salvaje.

Va vestido como los más altos burgueses de Myrlenia, un traje blanco, acabado en muchas puntas, con un estoque enfundad y una capa blanca con los bordes dorados.

- Hermano, cuando te he pedido algo?

Me reí.

- Hace 15 años me pedías no destruir tu reino.

Kay'dem se giró malhumorado.

- Eso no se repetirá...

+ Al grano, mierdecilla.

Volvió a girarse, se acercó y me miró muy de cerca.

- Quiero el collar que llevas en el cuello y si es necesario me llevaré tu cabeza con él.

Le miré atónito.

- Qué?!

+ Quiero tu collar, escoria!

Ahí fue cuando todo se torció, desenvainé mi hoja y destrocé a los guardias de un movimiento circular con mi machete, para cuando llegó el que rondaba la puerta agarré una lanza de uno de ellos  y la ensarté en este último. Iracundo grité a mi hermano.

- Yo! Yo acepté el linaje de nuestra familia y tú, trozo de mierda, lo rehuías! Sabes por qué?! Porque eres un cobarde! El collar me pertenece!

Me di la vuelta y me dispuse a irme, sin embargo, el desenfundar de su estoque me hizo detenerme.

- Vamos, Myr'te... No lo hagas más difícil...

Le observé.

- Eres idiota?

+ Myr'te... Cazador  Blanco... Bestia Legendaria... Todos conocen esos nombres, sin embargo, no le temen, es más una leyenda, un cuento para que los niños no salgan solos al bosque, te odian por lo que se cuenta de ti. Demuéstrame que la leyenda no miente.-

Se abalanzó hacia mi, pero vaya, un solo movimiento para esquivar la estocada y de un puñetazo lo mandé al otro lado de la habitación, me acerqué a él, partí su estoque en dos y le dediqué:

- No tienes derecho a mandar a alguien que aceptó llevar la carga que tú debías llevar. Eres cobarde y débil, cuando aprendas que un título de gobernador no sirve contra una espada, ese día, quizás tengas derecho a pararte de pie delante de mi.

Le solté y me fui.

CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora