UNO

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Era el día de San Valentín y su hermano pequeño se lo había recordado en cuanto se levantó de la cama: Tres chicas de su clase lo habían invitado a pasar el recreo con ellas ¡y eso que sólo tenía seis años!
En cambio ella, con sus diecisiete recién cumplidos, nunca había salido con nadie y juraría que no quería novio ante cualquiera que le preguntara, pero la verdad es que estaba enamorada... al igual que miles de chicas de su edad. Lo que pasaba era que le gustaba un imposible, e imaginárselo regalándole un ramo de rosas hacía que le entrara la risa... la situación sería absurda.

Nada más acercarse a la entrada del instituto lo vio. Estaba rodeado de gente, pero un aura especial lo rodeaba y hacía que destacase sobre todos los demás.

Hacía pocos meses que lo conocía, pero _____ sabía que lo que le pasaba con él no era normal. Tenía una obsesión, y de las malas. Tenía que saber dónde estaba en cada momento, aunque nunca hubieran cruzado ni una palabra. Él había llegado nuevo ese año, ella llevaba toda la vida con los mismos compañeros de clase. Ella era una marginada, y él, en los escasos meses que habían transcurrido desde principio de curso, había conseguido situarse entre los populares.
Pocas semanas después de su llegada, el grupo de los malotes lo había adoptado. Se integraba perfectamente con ellos... con sus vaqueros desgastados y la moto, encajaba a la perfección en la ecuación de chico malo.

Era una estúpida siquiera por fijarse en él. La democracia proclamaba que las clases sociales no existían, que éramos todos iguales, pero ella era lo suficientemente inteligente para saber que las relaciones en el instituto se basaban en ellas. Y Justin y ella pertenecían a dos clases opuestas: él estaba en la cima de la pirámide social, se codeaba con los más populares... mientras que ella era simplemente "la cerebrito". Todos la conocían por ese apodo. Tenía pocos amigos, y era considerada rara por su manera de vestir, demasiado formal y por sacar las mejores notas.

Agarró con fuerza la carpeta y se dispuso a cruzar el portal de entrada al instituto. Sabía lo que iba a pasar; estaba acostumbrada, por eso llevaba los cascos puestos. El volumen no estaba a toda, así que pudo escuchar los comentarios de los amigos de él..

- Mirad chicos ¡ahí viene le cerebrito! – se rieron, y ella apretó el paso.
- Pero... ¿Qué es lo lleva puesto? – Distinguió la voz chillona de Sarah, la chica más guapa del instituto – Ay... es tan hortera, ¿no se dará cuenta de que desentona más de lo normal? ¡Ni mi madre lleva camisas!
- Que más da – dijo uno de los chicos – Aunque la mona se vista de seda... No, espera ¡que no se viste de seda!

El grupo estalló en carcajadas y _____ resopló. Estaba acostumbrada a que sus compañeros de clase la eligieran como blanco de sus burlas cuando se aburrían, pero las bromas que le hacían eran cada vez menos ingeniosas. Ella no les veía la gracia. Su respuesta a todo eso era siempre la misma: ignorarlos. Al principio les contestaba, pero luego se dio cuenta de que así sólo conseguía animarlos más... así que se dio por vencida.

Lo único que la consolaba era que él no se metía con ella. Le daba la sensación de que Justin era diferente, y por eso le gustaba. Aunque que fuera tan condenadamente atractivo era otro punto a su favor.

Subió el volumen de la música para no escuchar nada más, y con la cabeza agachada, pasó por al lado del grupo. Pero ese día las cosas no resultaron tan fáciles. Brad, el matón de la escuela, se colocó delante de ella. Impidiéndole el paso.

- ¿Qué pasa cerebrito? – Le preguntó él burlonamente - ¿Tu madre te odia tanto como para dejarte salir a la calle así vestida?
- No metas a mi madre en esto – _____ sintió su voz áspera, intentó pasar por la puerta, pero Brad siguió bloqueándola.
- ¡Tienes razón! Tu pobre madre no tiene la culpa de tener una hija tan... tan... - se dirigió a sus amigos - ¿Chicos, "rara" sería una definición acertada? Además he escuchado por ahí que te gusta hacértelo con tíos mayores... ¡tu madre lo debe de estar pasando realmente mal! ¿Tendrá miedo de que te ligues a tu padre?

Sus amigos se carcajearon y _____ sintió como la rabia la inundaba. Ese rumor había empezado a circular hacía pocos meses y, desde la primera vez que lo había escuchado, tenía ganas de que se la tragara la tierra. Ella no salía con nadie, y mucho menos con hombres casados... pero había descubierto que la manera de salir mejor parada era decirles lo que no se esperaban.

Le sonrió hipócritamente y le contestó:
- Será que la gente de tu edad es demasiado inmadura para mí. Sólo hay que ver los ejemplos que se me ponen por delante cada día – continuó al tiempo que lo señalaba, Brad levantó una ceja – Y sobre mi familia... creo que antes de preocuparte por mi madre deberías hacerlo por la tuya, que se tira a todo lo que se le pasa por delante... menos a tu padre.

Se hizo el silencio, y todos la miraron incrédulos, parecía que a Brad le iba a estallar la vena de la frente. _____ supo que le esperaba una buena... pero le dio igual, había merecido la pena.

Entonces, sorprendida, escuchó la voz de Justin:
- Venga Brad, tío, pasa de estos temas.
- ¿Tu acabas de escuchar lo que me acaba de decir? Con mi familia no se mete nadie...
- Seguro que lo ha dicho sin pensar, tu también te has pasado... además es una chica - _____ no se atrevía a girarse para ver a Justin - ¿no le irás a pegar?
Brad la miró con desprecio.
- Supongo que no. No merece la pena – dijo mientras se apartaba lentamente para abrirle camino.

_____ volvió a apretar la carpeta con fuerza y siguió adelante. Entonces, armándose de valor, se atrevió a echarle una ojeada a Justin. Él la estaba mirando con curiosidad, con sus ojos miel, y sus miradas se encontraron. _____ respiró entrecortadamente y volvió a mirar al frente. Habían sido unos segundos, pero habían bastado para que su corazón latiera a un ritmo frenético.

Justin observó como ella se alejaba. Se sentía bastante dolido, no había esperado que ella le saltara a los brazos por defenderla, pero un "gracias" no habría estado mal, estupendo, ahora sabía que lo despreciaba más que antes y sus intentos por defenderla, del puñetazo que estaba seguro que Brad le iba a soltar, no habían sido de lo más caballeroso... pero habían funcionado. Y sólo conseguía que lo mirara con tanto desprecio como al resto. La escena de hoy sólo había contribuido a que la mirase con más respeto, la mayoría de las chicas que conocía hacía mucho que habrían dejado de ir a clase con la mitad del trato que ella estaba recibiendo; pero _____ no faltaba nunca, siempre hacía como que no escuchaba o como que le daba igual... o contestaba como lo había hecho hoy. Sonrió al recordar sus palabras.

No es que él no estuviera en forma para defenderla si la cosa hubiera ido a más pero, a pesar de que sabía que tenía fama de lo contrario, prefería evitar las peleas. Que Brad tuviera la constitución de un oso le era indiferente... que no le gustara pelear no significaba que no supiera hacerlo, y desde luego nunca dejaría que le pusieran un dedo encima a _____.

Un San Valentin Diferente- jb {ADAPTADA}Where stories live. Discover now