—Siempre es bueno verme— reímos y yo me levante de la silla. Sentí la sangre correr normalmente por mis brazos otra vez— Gracias…— le dije.

—Sí, sí. ¡Vámonos antes de que el Sr. Amoroso vuelva! — comenzamos a correr por un húmedo y oscuro pasillo, al fondo había una ventana que mostraba la luz del día.

— ¿Elie está bien? — le pregunté mientras corríamos.

—Eso espero, la ayude a escapar pero tenía que quedarme y asegurarme que no hicieras una estupidez— me dijo dándome una palmada en el hombro.

Estaba seguro de que James adivino que yo vendría a ver a Woody. James me conoce muy bien. Sonreí cuando el olor limpió sin rastros de sangre o humedad llego a mi rostro. Inhalé profundamente antes de escuchar a Woody gritar enfurecido, probablemente ya noto que no estoy dónde él me dejo.

—Recuerda la regla— dijo ayudándome a salir por la ventana. Una vez del otro lado yo le ayude a él.

—No importa quién se quede atrás, debes seguir corriendo— esa regla la inventamos, después de haber sido arrestados debido a que decidimos volver para rescatar a uno de los tipos de nuestra banda, desde entonces prometimos nunca volver por quién se quedara atrás.

Empezamos a correr hacía la barrera de malla que nos separaba de la libertad. Con mis pulmones ardiendo y mi pulso acelerado, vinieron a mi mente recuerdos de todas las veces que corrí de esta manera, nunca me había dado cuenta de que esta vez estaba corriendo para salvar mi vida. No para evitar ir a la cárcel, no para evitar un castigo, sino para evitar la muerte.

Llegue a la malla y mire sobre mi hombro. ¡James!, ¡Demonios, James! ¿A dónde fue ese idiota? Escuche un disparo y me quede congelado. ¡James!

Había una regla: No importa quién se quede atrás, debes seguir corriendo. Estoy seguro de que habría obedecido esa regla si la persona que se había quedado atrás no fuera James. Mi mejor amigo. Él que salvo a mi mejor amigo, él que salvo mi vida. Aquí, James era el héroe, no yo.

Volví y pude ver a James contra el piso, un pequeño charco de sangre a debajo de su cuerpo inmóvil.

—Estoy bien— murmuró cuando me arrodille junto a él, giro sobre si mismo y vi como cubría su hombro— Falló. Sólo me dio en el hombro.

—Lo hizo apropósito…— susurré y de pronto sentí el frío de la pistola contra mi cien.

—Y funciono— dijo Woody— Levántate.

Me levante poco a poco. Intentando pensar en otra cosa que no fuera el cosquilleo que sentía debido a la pistola que estaba contra mi cabeza. Camine hacía un lado lejos de James, esto estaba planeado, de algún modo todo iba a salir bien. James movió sus piernas e hizo caer a Woody. Me precipite sobre él y le quite la pistola. Woody se retorcía en el piso y podría jurar que James le había fracturado la pierna. A pesar de estar débil, James aún era fuerte, demasiado fuerte.

Tome el arma entre mis manos y era más pesada de lo que recordaba, la última vez que había tocado una había sido hace cinco años. Incluso había olvidado las cargas eléctricas que se producían, como espasmos desde mis manos hasta mis bazos.

Woody levantó sus manos y las puso frente a mi como si yo hubiera dicho: “Arriba las manos”.

—Sabes, tú y yo somos parecidos…

—-Quisieras— dije sosteniendo el arma más firmemente, apuntando hacía su frente.

—Tranquilo, Alex, no juegues con eso— murmuró con la boca seca.

El miedo en sus ojos me hizo darme cuenta que durante mucho tiempo admire a Woody porque creía que él no le temía a nada pero me equivoque él si tiene miedo a algo: La muerte.

— ¿Quién dijo que yo estaba jugando? — me sentí apunto de apretar el gatillo.

— ¿Sabes que si me matas mi gente no descansara hasta encontrarte, verdad? — dijo muy seguro de si mismo.

Me reí de manera ronca sin quitar la vista de sus ojos miedosos.

—Ellos te quieren muerto al igual que yo. Probablemente incluso me darían las gracias por haberte matado. En toda tu miserable vida nunca hiciste nada para ganar el aprecio de nadie… tal vez, sólo Jessica pero ¿de qué sirve ahora?

— ¡Me gane su respeto, me gane el respeto de todos!— me gritó enojado.

—Y su respeto no va a salvarte la vida, yo te respetaba y ahora estoy apunto de volarte los sesos, ¿eso es algo irónico, no crees? Creo que las personas son muy volubles…— sonreí.

—Tú no eres así, no podríamos matarte. No te atreverías— murmuró tratando de influirme miedo, pero no funciono, sólo me daba pena.

—Pero ellos sí, ellos si van a atreverse. Todos a los que atormentaste y lastimaste, van a lastimarte a ti…

— ¿Y quién va a atormentarme? — pregunto cínicamente.

—Jessica— le dispare en el hombro, justo en el lugar dónde el le había disparado a James.

Ayude a James a levantarse y comenzamos a caminar lejos de Woody. Probablemente Woody no moriría hoy, pero él ya estaba derrotado. Incluso si no muere ahora, estoy seguro que él ya no querrá volver a levantarse nunca.

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