Capítulo 15

13.8K 291 34
                                    

Alexander

Jessica se estaba desvaneciendo, cada vez se veía más pálida y su piel estaba más fría de lo normal, habría algún punto dónde definitivamente no podría salvar su vida y no podía permitir que el tiempo se agotará.

—No te preocupes va a funcionar— me levante mirando hacía ambos lados, ella apretó mi mano rehusándose a dejarme ir— Todo va a estar bien… Lo prometo.

Ella trató de sonreír y cerró sus ojos.

— ¡Oye! — La sacudí, ella abrió sus ojos— no te quedes dormida, o si no esto no habrá valido la pena…

—De acuerdo…— incluso su voz sonaba apagada. Besé su frente y luego solté su mano para levantarme.

Salí a dónde ellos pudieran verme, cerca del bosque y listo para perderme entre los árboles una vez que esos idiotas se decidieran a seguirme.

— ¡Ey, tú! — uno de ellos volteo, cuando me vio golpeo el brazo de su compañero incitándolo a voltear, ambos comenzaron a correr hacía mí.

Me adentré en el bosque rogando porque no decidieran mirar debajo del puente, dónde Jessica estaba. Quería protegerla, realmente quería hacerlo. Al igual que quería proteger a Elie. Podía escucharlos detrás de mí, maldiciendo y jadeando, estaban demasiado cerca. Tenía que llegar al pueblo encontrar un teléfono y llamar a emergencias. Antes de que fuera demasiado tarde…

Elie

Nadie parecía haber notado mi ausencia hasta el momento. Sólo rezaba porque Alexander estuviera bien y porque James encontrará un buen lugar donde esconderse, aunque nadie esta seguro mientras este enredado en la telaraña de la araña. Sabía que él tenía que salir de allí, pero mientras corría no quería mirar hacía atrás. Algo me decía que si dejaba de correr, el esfuerzo de James por sacarme de allí no habría valido la pena.

—Corre, Elie, corre…— murmuré para mi misma. Me topé con una malla de metal. ¿Qué debía hacer ahora? Tenía             que pensar no podía volver y preguntar la salida.

Mire hacía ambos lados buscando una abertura o algo por el estilo pero no había nada, tuve que trepar. Nunca fui buena trepando pero supongo que cuando se trata de salvar tu vida, podrías sorprenderte con lo bueno que puedes resultar ser para cosas que jamás habrías podido hacer. Llegué al otro lado y seguí corriendo incluso mientras mis piernas se sentían cada vez más débiles y mi pecho comenzaba a quedarse sin aliento. Seguí corriendo. Por mi madre. Por Robert. Por James. Por Alexander, por él, tenía que seguir corriendo.

Alexander

Elie, Elie, Elie. Su nombre aparecía en mi mente con cada paso que daba para escapar de esos hombres. Elie, Elie, Elie. Antes de que esto pasara, le pedí a James que cuidara bien de ella, porque aún cuando yo estaba alejándome de ella eso no significaba que ella dejará de estar en peligro. Estar lejos de ella simplemente era evitar que la atraparan, aún así ella seguía peligrando. Todo habría sido más fácil sino me hubiera enamorado de ella, y sería incluso más fácil si ella no se hubiera enamorado de mí. Porque ella me amaba y yo lo sabía.

Entre en una tienda y el anciano detrás del mostrador me miro de pies a cabeza.

—No puedes entrar a mi tienda, todo mojado…— comenzó a decirme mientras me miraba de pies a cabeza.

— ¿Puedo usar su teléfono? — ignoré su comentario anterior.

—No puedes usarlo si no compras algo antes...

Tome una pequeña menta y luego saque un billete mojado de mi bolsillo lo puse sobré la barra y él me miro.

—Está bien…— se rindió y me dio un teléfono inalámbrico, marque el número de emergencias y espere a que contestarán.

— ¿En qué podemos servirle? — una voz educada y femenina pregunto.

— Debajo de el puente en el rió norte, hay una chica herida— el hombre me miro por el rabillo de el ojo y luego volvió su vista a el televisor blanco y negro donde pasaban una película vieja que mi padre solía ver conmigo.

—Enseguida enviaremos a alguien para…— ya había escuchado lo que necesitaba escuchar. La ayuda estaba en camino, ahora, yo tenía que seguir corriendo. Tome la menta y la puse en mi bolsillo.

Elie

Después de demasiado correr me desmayé justo frente a la casa de Robert. Es increíble como aún no podía llamar a esta casa, mi hogar. De algún modo nunca lo vi de esa manera. Mi madre abrió la puerta y me miro, podía escuchar su voz pero estaba demasiado cansada para responder sus histéricas preguntas, estaba demasiado cansada como para hacerle saber que teníamos que irnos de ahí. Intentó levantarme pero mis piernas no se movían ni siquiera un poco, no podía mantenerme en pie. La vi sacar su teléfono.

—No…— mi voz salió como un susurró.

— ¿Qué pasa? — ella dejo su teléfono y se paralizo como si yo acabará de decirle ‘arriba las manos’.

—Tenemos que salir de aquí— ella me miraba aún sin entender que quería decir— Mamá, tenemos que salir de aquí…

---------------------------------------------------------------

Hola!! No se preocupen no los he olvidado es sólo que estoy muy metida en las broncas de mi familia, pero supongo que ya estoy de vuelta... deseenme suerte! :D

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora