—Yo lo haré—la voz de Dinah se escuchó fuerte en el salón y todos se giraron para verla mientras ella ponía su rostro serio perdido de emoción. Ya no había emoción en sus ojos. No después de un mes donde había dejado atrás todo rastro de la humanidad que alguna vez tuvo—. No me importa que se pierdan vidas si es lo necesario para viajar y sobrevivir.

—¡Dinah! —Camila la observó con lágrimas en los ojos—. No digas eso, por favor. No podemos vivir con esos rostros en nuestra mente. ¡No podemos!

—¡¿Qué esperas que diga, Camila?! —su voz fue más fuerte de lo que pretendía mientras Pierre simplemente observaba el mapa con atención y Rachel, su madre, trataba de parar la discusión entre sus hijas—. No voy a ponerme a llorar como una estúpida como lo haces tú. Son ellos o yo, y me prefiero mil veces. Después de un mes desgarrándoles el cuello a las personas ya deberías estar acostumbrada. ¿No lo estabas cuando drenaste a esa mujer el primer día de conversión? —la mirada de Dinah fue fría—. La criada de los Dawson. Tomaste tanta sangre que la mataste y no solo a ella sino a todos los que vinieron después y por eso tuvimos que huir. Esto es lo que somos ya acéptalo de una maldita vez.

—¡Cállate! —Camila perdió su temperamento tomando a Dinah del cuello y pegándola a la pared. La velocidad de ambas era igual, y Dinah era fuerte, pero no tanto como su hermana mayor que la veía con lágrimas en los ojos—¡No vuelvas a recordarme eso! —le gritó fuertemente mientras apretaba su cuello con todas sus fuerzas impidiéndole a su hermana respirar.

—¡Pierre! —dijo Rachel escandalizada—. Haz algo por favor—él solo hizo un movimiento con su mano—. Debes parar Isabella—le tocó el hombro a su hija mayor que estaba con sus ojos rojos y llenos de ira observando a su hermana menor con odio.

—¿Te sientes mejor de esta forma? —Dinah trató de hablar aunque sonaba ahogada pero era lo suficientemente clara para que Camila pudiera entender lo que le decía—. ¿Te hace sentir mejor aplastar mi cuello? —Dinah le tomó las manos mientras Camila no la soltaba—. Por lo menos ahora aceptas que eres una escoria de la humanidad y dejas de fingir que eres una idiota humanista. Mátame—dijo indefensa a su hermana—...me harías un favor—murmuró para ella pero en ese momento Camila la soltó respirando hondo y apartándose tan rápido que se golpeó con la pared opuesta. Sus ojos rojos como la sangre estaban presentes y sus colmillos estaban en todo su esplendor. Camila respiró hondo mientras veía su rostro en el espejo y veía el monstruo en que se había convertido.

Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas mientras bajaba la mirada y sentía la mano de su madre sobre su hombro mientras sus ojos se conectaban con los de su hermana que se tocaba el cuello aún apoyada en la pared. La cordura volvió a ella y en la desesperanza se dio cuenta del daño que había infringido.

—Mi querida hermana yo...—empezó Camila pero su hermana negó apartándose de la pared y dirigiéndose a su habitación provocando que Camila guardara silencio ante su negativa y falta de permiso para expresarse.

—Esperaré en mis aposentos a que se me indique la tarea que realizaré—murmuró Dinah—. Estaré lista para partir cuando sea necesario. Yo no seré la que deje a la familia perecer por necedad e inconsciencia—sus ojos acusadores fueron a su hermana mayor que la veía con remordimiento.

Maldita Camila y su alma compasiva, pensó Dinah mientras caminaba hacia su habitación. Maldita Camila y su constante necesidad de recordarle lo había dejado atrás al saber que no había cura para su nuevo padecimiento. Se había convertido en un monstruo a sangre fría.

Una escoria.

Un demonio.

Eso era lo que era, y más le valía no olvidarlo jamás. Y vivir según su realidad aunque su hermana se negara a aceptarlo.

The Midnight Chronicles TrilogyOn viuen les histories. Descobreix ara