~Una pizca de esperanza~

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Suspire agotada al sentir los primeros rayos de sol restregándose en mi rostro cansado. Debían de ser como las 7 a.m, aún podía sentir el frío.

Me levante del cartón sucio y roto que estaba en el fondo de aquel callejón, un lugar tranquilo que recién había encontrado; doble la delgada cobija con la cual me protegía un poco en las frías noches y la guardé en mi mochila, mi compañera de viaje.

Hace algún tiempo estuve en un orfanato debido a que alguien me reporto, pero me escapé pues no me gustaba estar en ese lugar en el que, para mi, no tenía nada de especial ni siquiera una pizca de alegría, solo tristeza y lástima por dónde lo veías.

Estaba algo fastidiada, resultado de la anterior noche. Me había quedado bastante tarde trabajando, a pesar de no tener hogar ni un empleo fijo, yo hacía cualquier tipo de trabajos que se me presentaran, cualquiera.

También había trabajado como "chacha" en una casa; me fue bastante bien diría yo, pues me dieron un pequeño cuarto. Lamentablemente hubo unos problemas en aquella familia, lo que provocó que les quitaran la casa y a mí me dejaran sin trabajo.

Salí del callejón para dirigirme a la plaza. Yo había dejado el lugar en el que todo había sucedido y me quedé en uno mucho más lejano, suponiendo que sería mejor...quizás así podría olvidar tanto dolor.

Sólo por las mañanas iba a esa plaza a cantar una que otra canción colocaba un sombrero frente a mi, esperando que alguien me diera algunas monedas. Sentía a veces que perdía la dignidad, no era el trabajo perfecto que yo llegue a soñar, uno donde pudiera ayudar a las personas y hacer del mundo un poco mejor, pero esto es mejor que nada desde luego.

Había escuchado una canción súper linda para mi gusto, así que esa era la que iba a cantar. Además tenía un amigo que me había enseñado algunas cosas para cantar "mejor".

...Si me quemo con la vela no siento dolor, 

en el hielo o en el sol todo es igual.

Y mi corazón me duele, aunque no palpite siempre
y el dolor que tengo aquí,
anda y dime no es real.

Y yo muerta se que estoy
pero aún tengo una lágrima

que dar...

Me encanta esa canción, si fuera por mi yo la cantaría todo el día. Mientras cantaba observaba a la gente pasar y me di cuenta que un joven había estado sentado todo el rato en una banca observándome detalladamente...muy raro.

Se veía bastante guapo a mi parecer, era castaño, de tez morena y ojos oliva, se veía algo aburrido y levemente molesto. Vestía con ropa casual, jeans negros y una camisa roja, tenía una especie de rulo extraño del lado derecho de su cabello.

Me da gusto que alguien se quedara a escuchar pero a la vez me incomoda su mirada fija en mi. Seguí cantando cómo media hora más, y todo ese rato el permaneció ahí, mirando atentamente.

Conseguí suficientes monedas, eso fue genial y mirando el lado bueno...¡TENÍA PARA EL DESAYUNO! Así que recogí el dinero y el sombrero, me lo puse, era de color vino adornado con un listón dorado muy maltratado, me quedaba algo pequeño pero me gustaba. A veces creía que estaba bien perder algo de dignidad.

Me acerqué a un puesto y me compré un pan y un refresco, pagué y me dirigí hacia el local de un amigo, él es mecánico, yo iba ayudar a lo que se le ofreciera y el pago era según lo que se requería, pero bastante bueno.

Luz en la obscuridad [HetaliaxLectora]Where stories live. Discover now