Capítulo 12

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Ruggero miró a Karol, como descansaba, medio dormida. Desnuda. En su cama. Paseó su dedo índice por el cuerpo curvilíneo. Se detuvo en diferentes sitios. Era imposible no excitarse viéndola así. Empezó el recorrido de nuevo. Empezó acariciándole el pelo, bajando por el cuello, por el hombro. Por el pecho. Rodeó uno de los oscuros pezones. Era bellísima. Siguió paseándolo por su plana tripa. Le entraron unas ganas inmensas de despertarla dándole besos allí, cerca del ombligo. Siguió paseando su dedo, en el paseo más erótico que podía experimentar. Por la curva que unía el pecho con la cadera. Deliciosa, como una montaña, definiendo su cuerpo de mujer. Ahora su dedo bajaba, y luego volvía a subir, por la anatomía de Karol. Su cadera, su muslo. Se detuvo allí, no llegaba más allá que de medio muslo. Así que se dispuso a subir de nuevo. Detuvo su dedo en su feminidad. Le entraron unas ganas terribles de comérsela. De que se despertara jadeando. Se movió y separó las piernas de Karol con cuidado. Se inclinó, deteniéndose en los rosados labios internos de Karol. Paseó su lengua, ahora, por allí. Un suspiro se escuchó más arriba.

Sonrió y metió más su lengua. Ella no estaba ni húmeda ni seca. Pero él haría que su coño empezara a mojarse. Para nada iba a comérsela seca...

- Mi vida... - murmuró divertido. - despierta, te quedaste dormida...

Chasqueó la lengua, dándole un golpecito a su clítoris. Sabía exactamente donde le gustaba, como y cuánto. ¿Experto en el sexo con mujeres? No. Experto en Karol. Ella abrió los ojos, arqueando las caderas en un envite. Ruggero abrió la boca para aceptar toda su vulva, mientras la repasaba con la lengua.

- Oh... - sintió que jadeaba ella más arriba. Y también sintió su mano, entrelazando sus dedos en su pelo. - Ruggero...

- ¿Si? - dijo él, separándose un poco. El aliento fresco chocó contra su ya húmedo sexo, haciendo que palpitara de la necesidad.

- Sigue... - le rogó, alzando las caderas. Ruggero vio como la mano de ella se deslizaba hacia su sexo. Y lo tocaba, abriéndolo para él.

- Mmm... tócate. - dijo separándose un poco más. - Me gusta lo que haces.

Karol estaba ya en una burbuja de éxtasis. Así que lo hizo. Metió su fino dedo dentro y se empezó a tocar. Ruggero jadeó ante la visión.

- Sigue nena, enséñame como te das placer. - un segundo dedo fue a parar adentro, en su vagina. - Así... me pones duro... muy duro... - murmuró Ruggero.

Él no evitó poner su mano encima de la de ella, y acompañarla con uno de sus dedos.

La sentía, sentía su mano, sentía la suya, las sentía juntas. Y ella debería sentirlo más. El dedo índice de Ruggero era más grueso más largo, mientras que los de ella eran más finos, más pequeños.

- ¡Sí! - gimió, arqueando las caderas. - ¡Ruggero! - jadeó.

Él miró la expresión de su cara. Estaba tan guapa cuando se iba a correr. Entonces sacó su mano, junto con la de Karol y ella hizo una mueca de desaprobación.

- ¿Quieres algo mejor? - dijo meciendo su pene hacia su entrada.

Karol lo miró, ya convertida en la mujer salvaje, la que lo quería todo, todo lo que Ruggero le diera. Ruggero gruñó, al frotar todo lo largo de su polla contra el sexo húmedo, caliente de ella. - ¿Lo quieres?

- Si, si... - jadeó Karol desesperante. - Lo quiero, te quiero a ti.

Ruggero sonrió, embistiéndola de una santa vez. Ella gimió ante el contacto, lo grande, lo gruesa que la tenía, lo tanto que la llenaba.

- ¡Ahh...! -agarró el trasero de Ruggero y lo apretó contra ella. - Más. - pidió.

- Adoro cuando gritas... más si es mi nombre. - dijo Ruggero sin moverse, yaciendo quiero, aunque su pene palpitaba del deseo de follarla duro. - Solo te daré duro si lo gritas fuerte, alto, que te oigan los vecinos, que sepan que estas gozando con tu novio...

Protégeme Amándome #2T |Hot/Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora