Capitulo 4: Buscándote

1.2K 135 2
                                    


Para cuando Bella llego con Lucius y Remus ya no había rastro de Harry ni de Rodolphus, y Severus yacía inconsciente en medio de un charco de su propia sangre. Lo primero que atinaron los tres fue a llevar al moribundo al hospital más cercano y dar órdenes a los sirvientes de que avisaran a Scotland Yard del rapto.

Pasaron horas hasta que finalmente Severus estuvo fuera de peligro y, aun con las vedas y en contra de doctores y familiares, se moto al caballo de turno para salir en busca de su amado junto al capitán de la policía de Londres. Lo primero que se le ocurrió al Conde fue revisar la casona Riddle, pero la descarto al escuchar de Lucius que ya no había nadie allí, reviso mentalmente las otras tres propiedades y dispuso un puñado de hombres para cada una y, junto al aristocrático rubio, se unió al grupo que se dirigía a la mansión del acantilado de York la más grande de las propiedades del padre de Voldemort.

****

Harry tenia tapado los ojos con una venda oscura pero podía escuchar a los caballos que arrastraban a todo lo que da el lujoso carruaje. A su lado derecho estaba el esposo de la señora Bellatrix y a su izquierda el sirviente Peter, mientras que enfrente se encontraba el mismísimo Lord Riddle. No estaba seguro hacia donde viajaba pero tenía un mal presentimiento al respecto, por un lado la angustia de saber de Severus y por el otro su incierto destino le jugaban una muy mala pasada. Tenía miedo, para que negar lo evidente, ya que esa voz maliciosa de su cabeza le decía que nadie lo salvaría y que hasta allí había llegaba su vida.

****

—Severus, eres consciente de que estas medio muerto ¿no?

— ¡Cállate, Lucius!

—Solo digo, que en la condición en la que estas no puedes enfrentarte a tu tío.

—Voy a hacer lo que tenga que hacer, con tal de salvarlo.

Lucius sonrió como si entendiera finalmente algo que se le había escapado hacia unas horas. Y ya no dijo más, entendía a la perfección ese sentimiento: si su Remus corriera el mismo peligro no dudaría nuca en salvarlo aun a costa de su propia vida. Pasaron horas hasta que pudieron divisar un carruaje en el caminito que llevaba a la mansión, a unos cuantos quilómetros adelante pues era tan grande que se lograba ver a una distancia mayor a la usual. Apuraron el paso como almas que lleva el demonio, mientras los policías de Scotland Yard apuntaban a la espera de estar más cerca y disparar e caso de necesidad.

Dentro del carruaje, los ocupantes reñían por el alcance de sus adversarios. Rodolphus maldecía a Peter por haberse detenido en la mansión principal a guardar los documentos del lord, mientras este le discutía el porqué tardo tanto en conseguir a los caballos de su caballeriza si no estaba a mas de 3 metros de la gran casa. Aprovechando la distracción, Harry tomo un cúter que se le había caído al pelirrojo y con cuidado corto sus ataduras. Ágil y rápido clavo el filoso artefacto en la pierna del lord, salto a los otros dos y abrió la puerta para saltar del vehículo en pleno movimiento. Lucius, quien ya se encontraba a un costado, recibió al joven justo a tiempo para que no se lastimara mientras que un oficial tomaba las riendas del carruaje y lo detenía.

Lucius detuvo su caballo y bajo con Harry de este, para ser recibidos por un Severus a punto de perder la conciencia.

—¡Severus! —fue el grito desgarrador de Harry al ver como el hombre de ojos negros perdía el conocimiento.

****

Cuando al fin despertó, era media tarde. Se podía escuchar las enfermeras pasar por los pasillos, la gente ir y venir, el ruido de la calle y el sonido tranquilizador de una respiración a su izquierda. Severus miro las paredes vestidas de madera fina y no pudo reconocer el lugar, mas sin embargo, reconoció al durmiente que lo acompañaba, su hermoso Harry.

El conde de Yorkshire -Snarry-Onde as histórias ganham vida. Descobre agora