2

3.8K 400 12
                                    

Conecte mis auriculares mientras caminaba hasta el salón de álgebra. I hate you, I love you, sonaba en mis oídos mientras tarareaba la primera estrofa. Los estudiantes se amontonaban en los pasillos hablando sobre su fin de semana: cuantas cervezas habían bebido, a que lugares habían ido, y uno que otro hacia caras graciosas sobre algo vergonzoso que les había pasado.

Me gustaba este momento. En el que nadie me podía mirar pero yo observaba todo. Normalmente yo me mantenía callada y analizaba todo mi alrededor —era sorprendente cuanto podías saber de las personas con tan solo observarlas bien y ver sus actitudes—, por ejemplo Harrison.
Quién podría decir que era gay después de haber salido con tantas chicas, pero sólo lo hacía para aparentar mientras le lanzaba miradas indirectas al presidente del club de ciencia ficción —y esto después de observar como una tarde saliendo de clases chocaron y se dieron un papel mientras levantaban los cuadernos que se les habían caído—, otro caso era la señora Leigh.
Que salía con el profesor de natación y se veían en el armario del conserje —pobre David que después tenía que estarse preguntando quien había movido sus cosas de lugar.

Las acciones humanas eran sorprendentes. Desde sus actitudes hasta el miedo, felicidad, enojo, frustración... Todos reaccionaban de una manera distinta.

Llegue al aula que me correspondía y abrí la puerta. Sólo había cinco chicos ahí: dos con auriculares mientras leían algo, otro dormido, y dos que siempre que estaban ahí antes que todos los estudiantes del instituto.
Camine hacía la silla vacía del final junto a la ventana. Ese era mi lugar. Normalmente hubiera escogido uno intermedio porque solía ser muy distraída, pero esta vez quise algo diferente.

Me senté y puse los libros sobre mi banco mientras miraba por la ventana a los estudiantes ir llegando de a poco.
Mirar el cielo y ver como el amanecer iba cambiando los colores era algo maravilloso, hermoso, y tan especial.

Observe un alboroto en la entrada así que voltee, y ahí estaba. Se me corto la respiración cuando su Harley entro al aparcamiento. Se estacionó en el lugar de siempre por los contenedores de basura donde estaba su grupo.

Los busca «pleitos», les decían. Algo estúpido en mi opinión. Yo sabía que no era así. Era el mejor de la clase, el que siempre tenía el primer lugar en la lista de calificaciones, fumaba pero no al menos dentro de las instalaciones, trataba de que su grupo no hiciera peleas dentro del instituto, el director tenía buena relación con él porque siempre le había insistido a que participará en concursos de matemáticas y robótica. Él amaba esas cosas —por eso no quería participar me había dicho una vez—, disfrutaba hacer lo que le gustaba sin tener que ganar trofeos o diplomas.

No era «malo», como lo habían etiquetado todas las chicas y chicos de Mound High. Todos creían que por vestirse con chaquetas de cuero y traer una motocicleta ya se convertiría en el típico chico de libros o películas que actuaba de malo. Él no era así. Yo lo sabía, yo lo conocía...Y después ya no. Sentí un dolor punzante en el corazón al recordar eso. Siempre dolía recordarlo y no saber cual había sido mi error.

Dylan aparcó su motocicleta y después de colocarla bien se bajo.
Digno de una foto de portada para estar en todas las revistas «Maldito cabrón». Sus amigos se acercaron y chocaron los puños mientras él miraba todo el aparcamiento sin saber que todos ya lo observaban.
Esto era un día común. Todos querían entrar a su vida, saber de él. Nunca se le había visto con ninguna chica —al menos dentro del instituto—. Claro no faltaba quien se le acercara, pero él siempre las traba bien, lo había visto.
Aunque no voy a mentir, de vez en cuando se contaba de una experiencia sexual con él, pero todas decían lo mismo, «Él es increíble».

Ellas decían que siempre les aclaraba que no quería una relación formal y que sólo iba a ser una noche. Nunca ilusionaba a nadie y mientras estaba con ellas decían que las trababa como princesas, pero eso si, nunca salía dos veces con una chica.

Y todo esto lo sabía observando y escuchando. No era chismosa. No me interesaba eso, pero era imposible no escuchar cuando hablaban de él o Blake, sus nombres eran un imán para mis oídos. Los extrañaba.
Suspire mirando a Dylan hablar y como si este sintiera mi mirada volteo. Un mar de estudiantes nos separaban, pero era como si de pronto estuviera frente a él, se me corto la respiración. Su mandíbula se endureció y mire como una de sus cejas se fruncía. Esa cicatriz que se había hecho de pequeño arriba de esta lo hacía parecer más rudo. Sus ojos eran como abismos. Dos pozos sin fondo. Me tragaron y ya no podía salir de el.

Una chica llego a su lado y le toco el antebrazo, yo gire a mirarla pero el aún continuaba mirándome, analizandome. Después de cinco segundos él volteo y todo eso que había pasado fue como si jamás hubiera sucedido.

Justo a tiempo para que entrara el profesor.

«Mantener la mente en blanco.»


Olvide lo que había pasado y me concentre en clases. Como dije. Otro lunes de mierda.

Un capítulo másWhere stories live. Discover now