5 | la reina desterrada

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–Jonas–

Termino de meter la ultima maleta en la camioneta y la observo salir de la casa con una bolsa en sus manos, Derek se acerca para tomarla y traerla al vehículo. Justo en ese momento el portón se abre y por allí aparece un auto negro que se estaciona y de ella sale la maldita, sonriendo triunfante.

– ¿todavía no te largas, infeliz? — Ivonne ni siquiera le dedica una mirada a ella o a sus tres acompañantes que resultan ser las estúpidas gemelas y la otra rubia que una vez fue mejor amiga de ella. Las ignora por completo y continúa caminando por el sendero hasta donde la estamos esperando – no pienses siquiera en dejarme hablando sola – la sostiene por el brazo cuando ella pasa por su lado.

Gruño y me acerco para deshacer su agarre – no te atrevas a tocarla, maldita infeliz.

Se queda mirándome sorprendida, pero después sonríe – ¿por qué la defiendes tanto? ¿te gusta?

La fulmino con la mirada y no le respondo, coloco mi mano en la espalda de Ivonne para acompañarla hasta el auto, le abro la puerta y veo a Erika subir del otro lado. Miro a mi padre parado en la puerta – ¡vas a arrepentirte de lo que has hecho! – grito fingiendo enfado – ¡eres un idiota por preferir a esa perra por encima de mi madre!

Channel se ríe – gracias por el halago, querido Jonas.

Le muestro mi dedo del medio y veo a Derek subir al llamativo deportivo purpura de Ivonne para luego salir de la propiedad. Miro por última vez a papá y subo al auto para encenderlo y conducir.

– ¿estás segura de lo que haces? – le pregunto una vez nos hemos alejado lo suficiente.

– sólo confía en mi, cariño.

La miro por el retrovisor y suspiro asintiendo. La vidente aquí es ella, seguro sabe muy bien lo que hace.

Ivonne

– ¿una fiesta de té? – asiento.

– encárgate de que la invitación le llegue a todos los niños de cuatro kilómetros a la redonda – hablo y suspiro – cuento contigo, Kaeri — me pongo de pie — estaré en mi habitación — subo despacio las escaleras hasta mi habitación donde me recuesto sintiéndome mal, escucho que tocan la puerta – pasa – murmuro.

– ¿qué tienes? – Jonas se sienta al borde de la cama y me mira preocupado.

– tengo hambre – tan solo de decirle eso sabe a qué me refiero.

– ¿quieres que te traiga una copa?

Niego – no me gusta la sangre humana.

Arruga el ceño – ¿entones...?

Me hago ovillo abrazando mi almohada y miro el agua caer por la ventana – quiero la sangre del conde...

Él no dice nada. Suspira cubriéndome con las sabanas y me da un beso en la mejilla – descansa.

Luego de irse, me quedo mirando la lluvia y pensando en lo eterno que es el tiempo sin él y eso que solo ha pasado una semana desde que dejé el palacio. Desde entonces no le he vuelto a ver y por ende tampoco he comido. Claro está, me llama y envía mensajes a cada momento, pero no se los respondo porque la mujer esa podría darse cuenta.

Channel... Debo admitir que no me esperaba que ella se agrupara con ese trío de mujeres que me odian y mucho menos que las hubiese transformado en vampiresas, pero tampoco es de extrañar, al fin y al cabo las cuatro me odian y son tal para cual. A Kim no la había visto desde el día del baile que me gritó todo aquello, después de eso dejó de asistir a la universidad y por ende no se graduó.

La Reina De Drácula Donde viven las historias. Descúbrelo ahora