Nueva compañera

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A las cuatro de la tarde, de cada uno de los comercios de Crescent Street que empiezan desde el cruce con la avenida 38th; sale un encapuchado armado portando una bolsa medio llena en la otra mano. Los cuatro se meten rápidamente en una furgoneta negra y salen a toda prisa.

Los comercios atracados son un supermercado, una peluquería, una lavandería y una tienda de instrumentos musicales. En todos los casos el objetivo ha sido el mismo, se han llevado todas las monedas.

Y mientras la policía empieza a investigar los robos, Nadia sigue con su viaje hasta el 125 de Queens Boulevard. "¿Y cómo se supone que voy a ir allí cada día? Pero a quién se le ocurre. Oh, mierda."

El edificio es fácilmente identificable. Es grande, con muchas ventanas, y una enorme sobrecubierta metálica en la entrada sostenida por enormes columnas de acero. Al lado está el Maple Grove Park, cerca del cual Nadia aparca su Nissan.

Por si el viaje en coche no ha sido suficientemente largo, parece que el arquitecto del edificio apostó a que podía poner un desierto entre la acera y las puertas de entrada. Es invierno, hace frío, y hasta el cigarrillo se le ha apagado mientras sube las escaleras. Afortunadamente, lo primero que se nota al pasar por las puertas de cristal es la calefacción.

Nadia sube hasta el despacho que le han indicado en recepción sin quitarse el cigarrillo de la boca, para ella es como si fumara y así se quita los nervios. En realidad el despacho no es tal, es una zona con varias oficinas intercomunicadas. Hay bastante ajetreo. Un tipo pasa de una puerta a otra hablando por el móvil, una pelirroja habla desde el fijo de su mesa mientras teclea frente a la pantalla y otros dos ayudantes comparan unas fotos en otro ordenador de sobremesa.

-¿Eres Nadia?- Le pregunta la chica.

-S-sí.

-Ya puedes pasar.

La pelirroja de la chaqueta y la falda grises le indica una de las puertas. Después se recoloca su melena y sigue tecleando.

La detective entra en un despacho. Dentro está el tipo del móvil, bien mirado, no aparenta llegar a los cuarenta. El hombre lleva las mangas de la camisa recogidas hasta los codos y la corbata colgando por un hombro. El despacho está muy vacío. Apenas tiene la librería llena y solo hay una silla.

Nada más verla, el fiscal del distrito se despide de su interlocutor y saluda a la chica.

-No esperaba una chica tan joven.- Añade con simpatía.

-Yo tampoco esperaba un fiscal sin canas.

-Sí,- reconoce el chico- la muerte del fiscal Case por una intoxicación fue inesperada para todos. Pero... aquí estoy desde hace tres meses y ahora seré tu nuevo jefe.- Anuncia recogiendo una tarjeta de la mesa.- Bien, aquí tienes tu nueva identificación.- Le dice dándosela en mano.- Y ten en cuenta que aquí se hace lo que yo diga y como yo diga. Por si no lo sabes, nuestro último detective murió tiroteado por no hacerme caso.

-Sí, fiscal.- Responde Nadia recogiendo su identificación.

-Y cuando entres aquí te sacas el cigarrillo de la boca.

-Sí, fiscal.- Contesta exasperada quitándoselo de la boca.

-Y puedes llamarme Douglas.

-Lo que usted diga, fiscal.

-Ahora ve con Sophie, será tu compañera.

-¿Quién es Sophie?

-Yo.- Responde la pelirroja entrando en el despacho.- Aquí tiene las transcripciones de los interrogatorios.- Le dice al fiscal entregándoselos.

Al poco rato las dos chicas ya están fuera. "Cogeremos mi coche." Dice Sophie abriendo la puerta de su Accord. Nadia sube sin rechistar y deja que ella la guíe mientras le explica sus funciones en la oficina del fiscal del distrito.

-Tu tarea principal es la de reunir y verificar las pruebas.- Explica Sophie.- En algunos casos la policía suele tener ciertas... limitaciones, y tú estarás un poco por encima de esas limitaciones.

-Vamos, que lo que tengo que hacer es asegurarme de que las pruebas que presenta el fiscal en un caso sean ciertas.

-Exactamente. Solo que aquí en lugar de buscar pistas, tan solo tendrás que hacer lo que te digamos.

-Parece fácil.- Responde poniéndose el cigarrillo apagado en la boca.- Me van a pagar un poco más por hacer el trabajo de un mono. Fantástico. Creo que podré terminar de pagar el coche sin saltarme los desayunos.

-Ahora vamos a tu antigua comisaría a recoger pruebas sobre una banda de atracadores que se dedica a robar monedas.

"¿Robar monedas?" Se extraña la detective. Y efectivamente, al llegar a su antigua comisaría les dieron todo lo que tenían al respecto.

-¿Nada?- Se escandaliza Sophie.

-Ni siquiera hemos podido seguir a la furgoneta por las cámaras de tráfico.- Les dice el inspector que dirige la investigación.- Tan solo sabemos que se trata de una furgoneta Ford E negra sin matrículas que desaparece. Siempre desaparece. - Añade mientras les da los informes.

Traidores y renegadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora