—¡Rayos, Sí! —exclama Elliot, dando una palmada con una sonrisa lasciva en sus labios.

Emely observa a su otro amigo y a su hermano, buscando la aprobación de ellos también. Matt se rasca la nuca, muy nervioso, mientras Matty contiene la respiración y niega lentamente con la cabeza. Eso era lo que temían.

—Te ves... eh... ¿muy sexi? —dice el moreno, alzándose de hombros.

—¡De ninguna manera! —exclama el menor. —. Papá jamás lo permitirá.

Emely tuerce un poco la boca mientras camina hacia el espejo de cuerpo completo. Al verse, sus ojos se amplían de manera exagerada. No reconoce a la persona en el espejo. Los leggins son muy ajustados a su cuerpo al igual que la camisa blanca que permite que se vea su ombligo, en combinación a una chaqueta de cuero negra.

—Te ves perfecta. —comenta Elliot, sin dejar de sonreír.

—S-Supongo que puedo llevarme esta ropa, al igual que los vestidos. —titubea un poco.

—Este conjunto, yo lo pago. Es tu regaló de bienvenida. —dice Elliot, mientras se posa junto a ella, viendo en el espejo como sus ropas combinan a la perfección.

—Te está ganando. —murmura Matty, en son de burla, mientras se posa al lado de Matt.

—¡Eso es una tontería, creo que la torta de manzana era mejor! —bufa, riendo por lo bajo. —. ¿O no lo crees? —cuestiona, viendo al menor con evidente preocupación.

—Sé que sería mejor, acompáñame. —dice el chico, mientras toma su mano y lo saca casi arrastras de la tienda.

***

Para las tres de la tarde Emely y Matty ya están de regreso en casa. Luego de despedirse de ellos, Elliot y Matt se preparan para irse hacia sus respectivos hogares, pero antes, Matt le entrega a Emely una hermosa bolsa de regalos y le dice que la abra cuando ambos ya se hayan marchado. Él le guiña un ojo a Matty, quien le devuelve el gesto; y luego de eso, se van.

—¿Qué crees que sea? —pregunta Emely, agitando la bolsa mientras se sienta sobre el sofá, cuidando no arrugar el hermoso vestido que se puso para sorprender a su padre, y de no desarreglar el peinado que le hicieron en el salón de belleza.

—Ábrelo. —le responde Matty, sonriendo, mientras se sienta a su lado.

Emely abre la bolsa de regalo y dentro encuentra una cajita. Frunce el ceño en confusión mientras la saca de la bolsa y la toma con ambas manos. Al abrir la caja, se encuentra con un aparato electrónico de color dorado.

—¿Esto es un celular? —pregunta, mientras lo voltea de adelante hacia atrás repetidas veces. —. Es como el que tienen Matt y Elliot, diferente color, pero ¿cómo se usa esto?

—¡¿Estás bromeando?!— exclama Matty, ampliando los ojos. —. Esa es la vida entera de todos los adolescentes del 2017 ¿Cómo no sabes cómo se utiliza? Escucha, en el teléfono celular táctil inteligente, es donde puedes tener música, fotos, videos, redes sociales etc.—dice Matty, mientras toma el aparato en sus manos.

—La vida de todo adolescente, ¿eh?, ¿dónde está tu vida? —pregunta Emely, refiriéndose a su teléfono.

—Ah... —Matty frunce el ceño al no saber cómo manipular el aparato. —. Papá dice que cuando tenga doce —levanta la mirada y observa a Emely con una sonrisa. —. Solo falta un año.

Después de minutos tratando de manipularlo, sin éxito alguno, Matty decide mejor buscar ayuda profesional.

—¿Qué es google?

—Emely, ¡¿dónde has estado todos estos años?! —exclama el ojiazul, viéndola con sorpresa. —. Google es la más grande fuente de búsqueda de información, ahí encuentras todo.

—Oh... —Emely abre la boca con sorpresa, luego su mirada cambia a una más triste al recordar su infancia. —. De donde vengo, nadie usa cosas como estas.

Por suerte para Emely, sus hermanos menores no son conscientes del lugar al que ella perteneció durante diez años. Sus padres no quisieron decírselos y guardaron el secreto para evitar incomodarlos una vez que ella regresara.

—¡Listo! —exclama Matty, victorioso, cuando logra entender cómo funciona el teléfono y consigue activarle el wifi.

Su siguiente misión... Enseñarle a Emely como usarlo.

Una vez que el reloj marca las cinco de la tarde, Mark, su esposa e hijas, llegan a casa, tenido solamente una hora para arreglarse e irse al partido. Cuando ingresan a la vivienda, Emely y Matty se ponen de pie al verlos, como forma de saludo. Las gemelas lucen unos lindos vestidos con alas de hadas y brillantinas de pies a cabeza, lo que hace que Emely las observe maravillada; aunque no tanto como los recién llegados la observan a ella.

—Emely... te ves hermosa. —dice su padre, mientras se acerca y la abraza.

Cuando siente los brazos de Mark alrededor de su cuerpo, no puede evitar recordar lo que vio en su sueño, si se le puede llamar así, esa mañana. El miedo la invade de pronto, de solo pensar en que ella podría llegar a dañarlo en algún momento.

—Gracias, papá. Matty lo escogió. —se obliga a sí misma a responder, mientras le corresponde el abrazo.

—Es lindo. —dicen las gemelas al unísono antes de verse fijamente la una a la otra. Sonríen y asienten con la cabeza, antes de comenzar a caminar hasta salir de la sala.

Mark esboza una pequeña sonrisa, se siente muy emocionado, ya que, conociendo a sus retoños, sabe que Emely ha logrado conquistarlas. Lo que significa que poco a poco, logrará conseguir su confianza, al igual que la de Matty, quien ya parece muy apegado a ella.

—Bien, ya es hora de alistarnos para el partido de Matty. —anuncia Mark, dando una palmada.

—¿Emely puede venir? —pregunta Matty, poniendo cara de cachorrito. —. ¡Porfa ma, porfa pa! —suplica.

Mark observa a Eleanor buscando su aprobación, realmente desea que su esposa le dé una oportunidad a su hija. Ésta sólo se cruza de brazos y suelta un bufido, luego se alza de hombros, para finalmente girar sobre su eje y dirigirse hacia la cocina a preparar algunos bocadillos para llevar.

—¿Supongo que esto es un sí? —comenta Mark, mientras observa a su hija con una enorme sonrisa en sus labios. Sus ojos brillan de emoción ante la idea de la primera salida que tendrán todos como familia. Siempre soñó con algo así.

—¡Yey! —chilla Matty, emocionado, mientras comienzan a celebrar. —. Echaré un gol para ti.

Emely asiente, entusiasmada, y rápidamente corre hacia las gradas para ir a su habitación a terminar de alistarse. Se observa en el espejo una y otra vez; admirando lo bien que luce su cabello, y ni hablar de su vestido y las zapatillas que combinan a la perfección. Está muy emocionada, porque siente que al fin comienza a ser aceptada.

—Emely nos vamos en cinco minutos. —anuncia Mark, desde la planta baja.

—¡Enseguida voy! —responde, mientras observa el aparato que Matt le regaló. Y esboza una enorme sonrisa al ver la notificación de un mensaje entrante por parte del chico.

"Te veías muy linda hoy, suerte en el partido"

Al leer el mensaje, siente como si tuviera mariposas revoloteando en su estómago. Sabe que la única razón por la que se ve así de bien, es gracias a la ayuda que él le proporcionó, al llevarla a la peluquería y a la zapatería, mientras Matty y Elliot competían en las maquinas traga monedas.

Un ruido extraño en su puerta hace que se gire rápidamente, y frunce el ceño en confusión cuando mira un sobre púrpura entrando por debajo de la puerta. Se pone de pie y camina hasta llegar a este, se inclina, toma la carta y la observa por cuestión de segundos antes de abrirla.

"Emely, estás cordialmente invitada a tomar el té en nuestra casita del árbol".

Atentamente: Leah y Mia.

Sonríe como tonta al ver la carta, escrita con crayones y decorada con escarcha, una y otra vez.

Emely, La Hermana Mayor © (Modificada)Where stories live. Discover now