-Voy contigo.

-No. -pronuncio severamente girándome hacia ella antes de salir por la puerta.- Tú te quedas aquí.

-Tú no me dices lo que tengo que hacer.

-Russell. -digo pensando en todas las razones por las que no debería venir. Para empezar todo esto va en contra del oficio de su padre ya que estoy ayudando a dos internos a escaparse. Está castigada y si su padre vuelve y no la ve se pondrá como loco. La policía está interviniendo en esto y se arriesga a un castigo penal. Y por último, va a hacer tantas preguntas que tendré que contárselo todo. Vuelvo a mirar su rostro el cual tiene los ojos entornados y está lleno de impotencia. Realmente no parará hasta conseguir venir conmigo. Suspiro. - ¿Sabes que? Ven si quieres, pero asume las consecuencias. -pronuncio antes de salir por la puerta.

Al fin y al cabo tendré que contárselo de todas formas.

No me sorprende oír la puerta cerrarse de portazo detrás de mi y ver a Reese siguiéndome desde detrás.

Siempre ha sido de arriesgar para ganar.

Subimos al coche antes de arrancar a toda velocidad y salir a la carretera. Mi mente ahora mismo es un lío de pensamientos y por un momento me preocupo por tener un accidente llevando a Reese dentro del coche, así que intento concentrarme en la carretera aunque mis dedos hagan suma presión en el volante.

-¿Me vas a decir que está pasando? -pregunta Reese atemorizada mientras se sujeta de los lados del asiento y de la puerta.

-Estamos a punto de hacer algo ilegal. -contesto como si fuera obvio.

-Eso ya lo he deducido yo solita, no hace falta que entres tanto en detalles. -me contesta irónicamente con cierto tono de enfado.

-Simon, el hermano de mi mejor amigo, se muere. Es un interno del reformatorio de tu padre y se acaban de fugar, están en casa de Payton y la poli los está buscando.

-Dios... eso es... es terrible. -murmura.- ¿Cuantos años tiene?

-Tiene ocho años. Ha pasado toda su vida en el puto reformatorio y él ni siquiera ha hecho nada para estar allí. Y ahora va a morir. -le doy un golpe al volante y Reese se asusta.- Ese niño... él no puede morir. -vuelvo a repetir para intentar tranquilizarme.

Reese pasa la mano por mi nuca y me acaricia el pelo.

-Tranquilízate Eros, no le pasará nada, seguro que todo sale bien. Ya verás. -dice haciendo pequeños círculos con los dedos. Su tacto logra hacer que respire hondo. Y funciona.

Aparco enfrente del edificio y salgo a toda velocidad del coche. Tengo que detenerme un momento antes de entrar al portal y suspirar al recordar la ultima vez que estuve aquí, ya que fue con Lucas. Reese me sigue y ambos entramos subiendo las escaleras lo más rápido posible.

Toco a la puerta al llegar al primer piso y Peyton aparece en menos de un segundo. Se nota que está alterada porque ni si quiera se molesta en saludarme. No hace falta que digamos nada, simplemente entramos y me dispongo a buscar a Simon con la vista. Como no lo encuentro en el pequeño vestíbulo deduzco que está en el cuarto de baño y me apresuro en llegar. Al abrir la puerta observo a Diego y le doy un rápido abrazo antes de agacharme a la altura de la bañera para ver a Simon metido dentro.

Mala influencia®  Where stories live. Discover now