🌸19: Lagrimas amargas...

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Si había algo que nunca puedes borrar, es el pasado. Independientemente de lo que haya ocurrido, no puedes borrar, ni revertir, nada de lo ya hecho. Los recuerdos perduran, así como también las emociones y heridas. Lo hecho, hecho estaba; nada ni nadie podía cambiar lo ya escrito.

Viktor apenas era un cachorro cuando sintió el rechazo de su progenitor, quien arrastró a su hermana para desarrollar el mismo desagrado hacia él. Nunca conoció una sonrisa de su padre o alguna palabra afectuosa; mucho menos la atención de este, al menos, no más de la necesaria; solo fingía que era uno de sus hijos más amados cuando estaban en público, donde Iván Nikiforov no permitiría que su reputación quede manchada por mostrarse frio y cruel con uno de sus cachorros.

El único amor que Viktor conoció, fue gracias a su madre; una omega amorosa y dedicada a sus cachorros, a los cuales amaba incondicionalmente. Katrina Nikiforova fue una gran madre. En la memoria de Viktor, siempre estaría la preciosa sonrisa y los ojos cálidos de su madre, además de su dulce aroma tranquilizador y reconfortante.

Toda aquella felicidad que significaba el estar al lado de su madre, se había esfumado hacia años, se había escapado como el aire entre sus dedos y no podía recuperarla, lo sabía. Al perderla, supo que lo único que le quedaba era oscuridad.

Ahora había olvidado aquello con la llegada de Yuuri y Katrina.

Pero aquella noche, la oscuridad volvía a él, recordándole cuál era su lugar.

— Así que la bestia quiere fingir que es príncipe, encantador.

Viktor y Yuuri desconectaron sus miradas, para vesualizar que, pocos metros de ellos, se encontraba Iván Nikiforov. Pero, no se encontraba solo. Detrás de él se encontraba Viktoria, con la mirada fija en algún punto muerto y notable incomodidad, mientras usaba un abanico de color turquesa para cubrir la mitad de su rostro.

Viktor sabía que aquella noche algo malo iba a ocurrir.

— Vámonos — habló sujetando la mano de Yuuri para ir en buscar a Katrina.

— Oh no. Por favor, no se vayan, apenas ha comenzado la fiesta y no quieres que tu abuela se ponga triste, ¿verdad? — Iván sonrió con cinismo hacia su hijo, recibiendo una mirada gélida antes de posar sus ojos en aquel asiático de cabellos negros — ¿No te enseñaron a ser un buen Omega? Baja la mirada y no te atrevas a mirarme, no te he permitido posar tus ojos sobre mi — Yuuri tembló antes de obedecer a la voz alfa de Iván, sus ojos se aguaron de impotencia y apretó su agarre en la mano de Viktor.

Muchas miradas se posaron sobre ellos, ninguna de compasión.

— Si vuelves a dirigirte a él o a siquiera mirarlo, vas a conocerme verdaderamente enojado, Iván — habló Viktor, Yuuri podía sentir la ira en el perfume del Alfa ruso.

— ¿Enserio? ¿Y qué harás? ¿Asesinarme? — Viktor apretó la mano en un puño, sus nudillos se volvieron blancos y podía sentir el enojo burbujeando en su interior.

— Si no cierras la boca en este instante, seré yo quien se asegure de que no vuelvas a ver la luz del sol, Iván — el ruso dio media vuelta, viendo a Sonechka Nikiforov furioso y con la mirada severa sobre él.

— ¿Vas a defenderlo otra vez? — preguntó con furia — ¡Se lo merece! ¡Todo paso por su culpa!

— ¡Tú no tienes derecho a recriminarle nada ni culparlo! — el anciano gritó con furia, viendo con sumo enojo a su hijo — ¡Si me entero de que has vuelto a molestar a mi nieto y su familia, me aseguraré de que nunca más pises Rusia!

Iván calló, dedicándole una mirada de odio a su madre antes de dedicarle otra a su hijo, esta vez con desprecio y asco.

— Si hubieras muerto tú, le habrías hecho a todos un favor — siseó con odio, antes de irse a zancadas.

Salvation 《Omegaverse》#YoIceAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora