Había pasado más de un año.
Ya no pensaba diariamente en la sirenita, ya no lloraba por las noches ni fingía estar bien durante las entrevistas. Había pasado más de un año y podía lidiar con eso, con que Ariel no estuviese.
Los primeros meses fueron fatales, la falta de su pequeña extranjera le había dejado un hueco de tristeza inmensa en su joven vida. Meses después, varios meses después, llegó a la conclusión de que no veía el sentido de seguir lamentándose, seguro Ariel ya ni le importaba y él seguía llorando por ella, además...no se habían conocido del todo, prácticamente eran desconocidos con un sentimiento en común. Amor pasajero. Y estaba seguro que si la encontraba de nuevo, no sentiría algo más que melancolía y cariño hacia su ser.
En cambio, Ariel seguía mirándole por medio de una pantalla, pensando deliberadamente de lo que fue y no fue de ellos, nunca se arrepintió de su decisión. Estaba segura de que hubiese dolido aún más si se encontraran juntos y no pudiesen verse. También había llegado a la conclusión de que debía dejarle ir y que eran prácticamente desconocidos, habían sido semanas de encuentros, no meses, y a veces pensaba lo ridícula que había sido al llorar por él. Pero aún le seguía, a él y a todo el grupo, veía los videos, escuchaba canciones y escribía fanfics, el recuerdo de JungKook ya no lo tenía claro, a veces sonaba en su mente como un fanfic y lo confundía con la realidad.
Ambos habían seguido su camino y no se lamentaban más, pensaban en el otro una vez al mes, o quizá dos, pero ni una lagrima, ni un arrepentimiento salía de ello. Se sentían felices, pero a la vez, incompletos.
