Capitulo 20: Destino

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-Muy silenciosamente -Mail sujeto su mano y la movió lentamente -Y ahora, rápido -y en un movimiento logro que ella clavara la lanza en el agua.


-No -Ayla miro la lanza clavada en la arena bajo agua -Creo que no.


-Nunca pensé que enseñar a una mujer a pescar sería tan dificil -el paso la mano por su frente haciendo una mueca.


-¡¿Como que enseñar a una mujer?! -y ella se giro golpeando su hombro -¡No es tan sencillo no mover el agua cuando llevas un vestido! -señalo la falda de su vestido -¡Ya me gustaría verte a ti!


-¿Te gustaría verme con un vestido esposa? -el alzo una ceja, sonriendo, mientras sus manos se situaban en la cintura de ella


-Pues si -ella le sonrió -La verdad es que seria gracioso.


-Y extraño ¿no crees? -y alzo una mano y empujo el tirante del vestido de ella por su hombro.


-¿Que haces? -Ayla enrojeció mirando a su alrededor.


-Complacer a mi esposa -y tiro del otro tirante -Si es muy dificil pescar con el vestido, probemos sin el.


-¿Te has vuelto loco? -ella aparto sus manos sujetando su vestido -¿Y si nos ve alguien?


-No hay nadie por aquí -dio un paso hacia ella y tomo sus manos apartandola -Estamos solos, querida.


-¿Y así pretendes enseñarme a pescar? -le miro divertida.

-Hay muchas cosas que quiero enseñarte Ayla -y tiro de ella contra su pecho bruscamente, la miro a los ojos -demasiadas -y se apodero de sus labios en un beso urgente.


Las manos de ella subieron por su pecho hasta sus hombros, rodeando finalmente su cuello. Se sobresalto cuando las manos de Mail subieron su vestido, acariciando la piel de sus muslos, hasta llegar a su trasero. Y entonces se vio alzada del suelo y sin pensarlo sus piernas rodearon la cintura de su marido.


Extasiada por sus besos, ni siquiera fue consciente de que se movían por el agua, hasta que una dura roca toco su espalda e involuntariamente se apoyo en esta, ayudandose a arquearse contra el hombre que lograba que olvidara el resto del mundo.


Gimio al sentir los labios de el en su cuello, bajando hasta el escote de su vestido y sus manos se aferraron con fuerza a sus hombros.


-Mail -susurro su nombre, mientras su cabeza caia en la roca y cerraba los ojos con fuerza.


-Voy cariño -y unos segundos despues de oir su ronca voz, le sintio adentrandose en ella.


Nunca una roca le había parecido tan maravillosa, sentia la tela de su vestido, pesada, mojada, las manos de el sujetandola con fuerza, sus labios recorriendo su piel, su cuello. Sentia toda su fuerza, todo su deseo. Estaba allí, tomandola en mitad de un bosque, en un lago, en plena naturaleza y ella se entregaba totalmente a él.

La EsposaWhere stories live. Discover now