xxi. asesinos por naturaleza

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A S E S I N O S   P O R   N A T U R A L E Z A

«Saben la diferencia entre el bien y el mal, simplemente les importa un bledo »

⚠⚠⚠

Con los labios de Rae pegados a su yugular, marcándolo con sus dientes mientras él hundía sus dedos en sus caderas para ponerla sobre él, Theo se dio cuenta que una de las cosas que más le gustaba sobre Rae era cómo Rae entendía.

Entendía que Theo necesitaba aferrarse a ella porque era lo único sólido a su alrededor, lo único que le impedía perder la cabeza. Entendía que la necesitaba en ese momento, que iba a ser brusco y posesivo y todos los malos adjetivos que se pudiera imaginar, y entendía el por qué necesitaba la falsa ilusión de que ella era algo estable.

A Rae no le importó los dientes rasgando su piel, desde su cuello hasta sus pechos, marcándola de todos los tonos rojizos y púrpuras que existían. No le importó la manera en que la punta de sus dedos la presionaban de forma tan fuerte que seguramente dejaría marca, ni la brusca manera en que entró en ella, haciendo que Rae jadeara de sorpresa.

Pero no importó, porque a Theo tampoco le importó la manera en que Rae jalaba su cabello con cada embestida, con tanta fuerza como la de sus caderas chocando, adentrándose y saliendo disfrutando de los sonidos guturales provenientes de la garganta del chico. A Theo tampoco le importaron las uñas de Rae por toda su espalda, cuando las encajó dejando marca, o cuando lo mordió en el hombro cuando era un mar de sensaciones y Theo olía tan bien, y la hacía sentir de una manera que nunca había experimentado y todo lo que podía pensar era Theo, Theo, Theo cuando se vino antes que él.

Theo cerró los ojos, corriéndose dentro de ella mientras jadeaba. Por un momento se quedó quieta, viéndola fijamente. Se veía hermosa, con el cabello negro como la noche más oscura y misteriosa hecho una revolución, los rizos en un desastre imperfecto. Sus ojos cerrados, ocultando sus traviesos ojos enmascarados por sus largas pestañas. La leve capa de sudor pegada a su piel. La manera en que olía, una mezcla de él y ella que lo hacía perder la cabeza.

Ambos jadearon, separándose. Theo cerró los ojos, cayendo sobre la cama. Por un instante, Rae se quedó estática, mirando al techo con la mirada vacía. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué hacía en la cama con un chico con tendencias homicidas, que le acababa de confesar que había asesinado a su hermana y su respuesta había sido besarlo al verlo tan roto porque no sabía de qué otra manera actuar y solo quería hacerlo sentir...? ¿Y si era una mentira: y si toda la historia sobre estar arrepentido por matarla era un simple engaño como el que había efectuado en Scott y los demás y ella era solamente otra víctima en caer?

Debía de tener miedo, debía de haber salido corriendo. Pero no lo había hecho.

Rae volteó a verlo de reojo. Lucía casi inofensivo, con todos los músculos del cuerpo completamente relajados, como si se hubiera quitado un peso de encima. Solía meterse con Theo burlándose con que no era tan atractivo como él pensaba, pero... joder, sí que lo era. Pero era más que eso. Theo Raeken era más que una cara bonita. Esas se olvidan fácilmente: las volteas a ver una vez y eso es todo. Theo Raeken era algo misterioso y oscuro que impedía alejaras la vista.

A Rae le recordaba a ella misma, y si en algún grado ambos mantenían un parecido, sabía que a pesar de los asesinatos y la sangre fría, aun eran humanos. Los humanos sienten y se arrepienten.

¿Y si era verdad? ¿Y si de verdad se sentía tan terrible por matar a su hermana? Porque eso cambiaría todo. Cambiaría su perspectiva de Theo.

Killer Instinct /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora