Capitulo once —Azotes.
...
Como lo odio, lo odio al mismo tiempo en que muero por que me bese. Maldita sea.
¿Por qué no me secuestro uno de esos secuestradores normales? Digo, de esos que son horribles, que te tienen en una habitación oscura amordazada, que apenas te dan comida.. Y que piden rescate. ¡NO! tenia que tocarme un psicópata que me golpea.
Y bueno, luego de reflexionar me quede dormida, aunque la mejilla me ardía. Pero por otro lado me gusto.. ¡No no! ¿qué? no no, claro que no. Lalalalalalalalalalalalalalalalalalala, no me gusto, no no.
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Estaba tomando en desayuno cuando el llego, estaba en pijama, tiernamente despeinado y se veía tan.. Guapo.
Le di un sorbo a mi leche ignorándolo. El se sentó en frente y se tomo un jugo de naranja. ¿Cómo pudo comer y dormir cuando me pego? ¡Desgraciado pegador de mujeres!
Pero esto no puede seguir. Ya no mas, no lo soporto. Ya no, simplemente no puedo. Este no es mi lugar.
—Saldré, cuando vuelva quiero que estés aquí. ¿Entendido?
Asentí desganada.
El fue a cambiarse al bajar solo se fue. Estuve un rato pensando, bueno, mucho rato, estaba segura que volvería en la noche.
¿Por donde me salgo? Era bastante tarde, eso significaba que aun faltaba para que viniera. ¿Salgo por la ventana? ¿O por el patio trasero? ¡Ya se!
Me saldré por la ventana de baño..
Luego recordé que la puerta principal no tenia llave, así que podía salir por ahí. Sueles ser tan tonta, _____.
Me puse ropa cómoda, como para correr, me coloque un suéter y me hice un chongo.
Estaba nerviosa, pro al fin salí. Una ves afuera, sola, era genial. Comencé a correr, corrí, corrí. Hasta que me asegure de estar a salvo, ¿Y si voy con Kathe? Me hará preguntas que ahora no quiero responder. Sera mejor que descanse.
Me senté en una banca de un parque para recuperar mi respiración normal.
Una ves que me controle, me puse de pie y comencé a caminar. Las calles de L.A estaban un poco solas.
Iré con Kathe, no importa que me pregunte. La extraño, pero antes llamaré a mi madre.
Encontré una cabina de teléfono. Marque el numero de mi madre, estaba apunto de atender cuando algo me jalo.
Luego estaba con el en su auto. Condujo muy rápido que me era imposible hablar, en un dos por tres estábamos en la bodega donde lleva a sus victimas. La próxima seria yo.
Me tomo del brazo, me bajo y al entrar me soltó dejándome en el piso.
—¿Te gusta hacerme enojar, verdad?
Yo estaba llorando.
—¡CONTÉSTAME! ASÍ COMO ERES DE VALIENTE PARA ESCAPAR RESPONDEME!!
Ni siquiera podía hablar. Su mirada era oscura, no era el, claro, el se molestaba pero nunca se habia puesto así. Estaba aterrada, tenia miedo. Mucho miedo de Avenger.
—¡Eres una maldita perra!
En estos momentos no lo odiaba, le tenia miedo.
—Levántate —Dijo más calmado.
Pero no le hice caso, no podía. Pero esta ves se enojo.
—¡QUE TE LEVANTES TE DIGO!
Me puse de pie.
El se sentó en el sofá.
—Ven aquí..
Yo negué. No sabia que haría.
—Ven aquí si no quieres que te pase algo peor.
Yo camine tímida, trague.
—Acuéstate aquí boca abajo —Dio unos golpecitos a sus piernas.
—¿Po.. Por qué?
—¡Por que lo digo yo!
Obedecí, el vientre me quedo justo en sus piernas. ¿Qué me va a hacer?
Me bajo los jeans. Por Dios.
—¿Qué, qué me vas a hacer?
—¡CÁLLATE!
Bajo mis bragas. Luego sentí que me masajeo el trasero, ¿qué coño esta pasando? Después sentí una punzada horrible, me estaba dando de azotes. Su mano dolía, me dolía todo cuando lo hacia. Masajeaba para luego pegarme, así era, masaje, golpe, masaje golpe.
No podía controlar el llanto.
Una, dos, tres, cuatro, cinco.. No podía más.. seis, siete, ocho, nueve, diez. Se detuvo.
—¡Haber si con esto aprendes a obedecer! por que a la próxima te irá peor.
Me levante, me subi las bragas y los jeans. Luego me tomo del brazo y me subió al auto.
