Visiones

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—¡¿Qué diablos haces aquí?!— preguntó Eddy escupiendo las palabras.

—Cuida ese tono— le aconsejó Jack que no andaba de muy buen humor últimamente— Christian me dijo que querías hablar conmigo.

—Grandioso, ya hablamos, vete.

Jack frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—No tengo tiempo para tú altanería, ni tampoco humor, te lo preguntaré una vez más, ¿de qué querías hablar?

—¿Tiempo? ¡Ja!, tú no tienes tiempo de cuidar a tus propios hijos, mucho menos de escucharlos— le espetó Eddy a la vez que retrocedía alejándose de su padre.

—No me retes, Eddy— le advirtió Jack dirigiéndole una mirada que muy pocas personas son capaces de soportar, el chico apartó la vista.

A pesar de que el chico hablaba con impertinencia y altanería Jack se percató que el joven no dejaba de frotar su mano contra su pantalón cosa que solía hacer cuando estaba nervioso.

—Ni siquiera fuiste capaz de mirarme a la cara y decirme lo que harías, tan sólo me dejaste aquí tirado, sin más.

—Sabes muy bien que fue por tu bien.

—¿Por mi bien?— repitió incrédulo— ¿por mi bien o por el vuestro? ya que no tenéis tiempo para encargarse del niño inútil que sólo es un estorbo para vuestro grandioso trabajo.

—No eres ningún estorbo, fue por tú bien, no iba permitir perderte...

—¿Cómo ya perdiste a Nicolle y a Jos?

—Jamás debí dejarlas desprotegidas, fue mi culpa.

—Por fin estamos de acuerdo en algo—le espetó Eddy de muy mal humor—ahora déjame en paz, no entiendo como es que no han entendido que lo mejor que pueden hacer ustedes es dejarnos seguir nuestro propio camino.

—Quizás tengas razón, pero aunque así fuera esa decisión no te corresponde a ti, cariño.

—Es mi vida, no la tuya...—comentó el joven impertinente.

Jack lo silencio dándole unas suaves palmadas en la boca, cosa que hace mucho tiempo no hacía y siempre enfurecía aún más al chico, y esta vez no era la excepción.

—Ese tono— lo regaño Jack en tono de advertencía.

—Como sea, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, sólo lo hicieron para quitarme de en medio.

—Quizás ahora no lo veas, pero luego no lo agradecerás—y sin darle tiempo de replicar desapareció.

En cuanto Jack desapareció el joven cogió lo primero que encontró y lo arrojó lo más lejos que pudo antes de patear lo que tenía más cerca y así siguió tirándolo todo, hasta que apareció Alsan quien había escuchado todo el estruendo y había ido a ver el por qué del alboroto.

—Si sigues así te quedaras sin cosas.

Eddy se sobresaltó al escucharlo hablar, hasta el momento no se había percatado de su presencia en la habitación.

—Lo siento, no quería estropear tus pertenencias—se apresuró a disculparse el chico avergonzado de su comportamiento tan infantil.

—Son tuyas no mías— dijo Alsan.

—Es tú casa— le recordó Eddy.

—Y tú pasaras aquí un tiempo.

El rostro de Eddy se ensombreció.

—¿Está todo bien?—preguntó Alsan al ver su expresión.

—Si, si, no me hagas caso.

—Claro— a pesar de no estar muy convencido no añadió más.

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—¿Eva?— escuchó decir a Erik, pero a pesar de escucharlo cerca no podía verlo, ni sentirlo, intento llamarlo, pero la voz no le salía, intento buscar su mente, pero algo la bloqueaba, quiso correr, pero sus piernas no le respondían, nada de lo que hacía funcionaba, estaba atada, pero no habían correas de las cuales soltarse, ni ataduras que romper. En seguida sintió una persona a su lado, quiso volverse, pero de nuevo su cuerpo no le respondió, no supo quién era hasta que esta habló—Creí que eras más lista, pero eso no parece estar entre tus cualidades ahora, Eva— la voz de Jos resonó en su mente— claro que eso era antes de Idhún y de que alguien te mostrara lo que es poder—esta vez no fue Jos la que habló, a pesar de que el tono de su voz había adquirido un tono distinto Eva estaba segura que se trataba de Nicolle. Volvió la cabeza y las vio, ambas chicas estaban a un par de metros de ella, Nicolle sonreía con maldad, pero Jos, Jos no parecía muy contenta y se le veía mucho más delgada que la última vez que la había visto, un hombre apareció en medio de las hermanas, Eva no pudo verle la cara ya que llevaba una capucha que le cubría el rostro, pero sabía que sonreía, le ofreció un brazo a ambas jóvenes, Nicolle lo aceptó de buen grado mientras que Jos lo hizo porque no le quedaba de otra, Eva gritó su nombre hasta que ambas desaparecieron con el hombre encapuchado.

—¡Eva!

Abrió los ojos con rudeza para encontrarse con los ojos castaños de su hermano que la miraba con preocupación, tardo un minuto en recordar lo que había pasado, en cuanto lo hizo se levanto de un salto observando a su alrededor.

—Wouu, espera sólo fue un sueño— se apresuro a detenerla Erik, empujándola con suavidad hasta que estuvo acostada de nuevo.

—No, no lo fue.

Erik frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—No era un sueño, no del todo— al ver el desconcierto de Erik añadió—Vi a Nicolle y a Jos, estaban con un hombre, fue quien se las llevo, estoy segura, no era ningún sueño—no le dijo que Nicolle parecía estar de su lado, ya era mucho que estuvieran a menos de un metro de distancia sin matarse, no quería ni imaginar que sucedería si se enteraba que ella estaba ayudándole, si es que en verdad era así y no solo imaginaciones de Eva.

—¿Cómo estaban?—preguntó Erik después de un largo silencio—quiero decir ¿se les veía bien? ¿no estaban heridas?

—No.

Erik asintió en silencio, se quedó en silencio ordenando sus ideas, Eva lo miró en silencio, Nicolle tenía razón, había sido muy descuidada al dejar su mente sin protección, en la Tierra nunca lo habría hecho. Erik sintió su mirada y se volvió.

—¿En que piensas?

—¿Desde cuando necesitas preguntar?—preguntó Erik sin mirarla.

—¿En que piensas?—repitió Eva.

Erik levanto la cabeza y la miró, Eva jamás lo había visto tan decidido y sabía que estaba a punto de proponer algo y nada de lo que ella dijera lo haría cambiar de opinión.

—Tenemos que rescatarlas, antes de que sea muy tarde.

Memorias De Idhún. Erik y EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora