Capítulo 36: "Gracias, vida" Parte II

Comenzar desde el principio
                                    

Me ofusco demasiado así que termino de fumar mi último cigarrillo y esta vez lo tiro en un tacho de basura en mi apartamento. Me desplomo en uno de los muebles y enciendo la Tv. No osbtante, mis intentos por olvidarme de todo son doblegados al ver el llavero que le regalé a Michi. Ella me le devolvió con lágrimas en sus ojos, casi arrojándomelo en la cara dijo: "Ya no soy tu amiga".

Tomo un cojín y lo arrojo entre madiciones hacia cualquier punto de la habitación. Este cae directo en mi viejo estéreo ochentero, herencia de mi abuelo, y enciende la radio. Estupidamente sintoniza una canción demasiada buena, pero también exacta para este momento tan mierda de mi vida. 

Red Red Wine.

Sintiéndome prisionero de lo bastante oportuna que puede ser la vida, decido darle un gusto más y voy hacia la cocina por una botella de vino que compré hace un par de días. Regreso al sofá y me dosplomo con el vaso y la botella sobre este.  Muy decidio a celebrar el orígen de mis desgracias: Mariela Bennet.

La chica que conocí en un viaje de Instituto en Francia, y que cierto día me dio la gran sorpresa de estar en Charlotte. La que creí dejó todo por mí y por el gran amor que le ofrecía. Sí, ella misma. La que tiró todos mis sentimientos a la basura y luego se acostó con su primo. Primo al que se llevó a Francia y me hizo creer que era gay. La que me hizo sentir como un verdadero imbécil. 

A tu salud, muñeca. 

"Red, red wine. Goes to my head, makes me forget that i still need her so".

Bebo un poco y me preparo para alzar la voz.

"I'd have thought, that with time thoughts of you.  Would leave my head, I was wrong, And I find, Just one thing makes me forget".

Tercer vaso y ni siqiera estoy un poco mareado. No pretendo embriagarme ni mucho menos ir a un bar a desahogar mis penas. Soy también el tipo de chico que le gusta meditar tranquilamente acerca de los errores cometidos. Me agrada buscar soluciones y ver cada día como oportunidad para empezar de nuevo. Sin embargo, en ciertas ocasiones dicha careta de superación me ha hecho ver como un ser al cual no le afecta abosutamente nada. Y soy todo lo contrario. 

Maldita sensibilidad.

UB40 termina su gran canción y ahora lo único que deseo es poder  librerar más tensión de mi cuerpo. Nada de lo que Mirian pueda estar pensando o arrepetiéndose por haberse enamorado de mí. No, decido librerar un poco de energía como el gran Marlon Burckhardt lo hace. 

...

Las calles de Charlotte se preparan para un crudo invierno y los transeuntes ya no están muy dispuestos a salir de sus casas. Puedo notarlo cuando al llegar al parque más "concurrido" encuentro solo a unas cuantas familias disfrutando de los pequeños rayos de sol que regala esta rara mañana. Mañana en la que debería estar escuchando atentamente clases en el Instituto, pero mi ánimo un poco bajoneado y la gripe que pesqué hace unos días ha impedido que asista. 

Dos minutos después buscando un buen lugar donde sentarme, lo único que encuentro es un columpio vacío. Tomo asiento, saco un cigarrilo y un encendedor del bolsillo de mi chaqueta y luego me dispongo a terminar tranquilamente mi cajetilla. Puedo sentir muchas miradas de algunas madres que no están de acuerdo con mi estancia aquí, e incluso también la de algunos niños que quieres utilizar mi asiento para divertirse. Pero no les tomo atención. No me agradan el tipo de personas que solo tienen la vista puesta en ti para criticar y menos los niños.

A menos que sean míos. 

Como regalo venido del cielo, siento a una pequeña tomar asiento a mi lado; justo en el columpio vacío que ningún niño se ha atrevido a ocupar. Al principio planeo ignorarla, e incluso hago más humo con el cigarro para que ella decida marcharse. No obstante, cuando veo su rostro  descubro dos cosas:

WHEN SHE WAS HIS FRIEND.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora