Estamos orgullosos.

746 55 24
                                    

Pues bien; este es un capítulo que digamos es "de relleno", no tiene mayor relevancia y por eso lo pongo a mitad de semana. Este episodio me pareció un regalo bonito y un detalle agradable.

Como siempre espero que disfruten y ya saben que si hay alguna trama que les gustaría ver y desearan compartir conmigo estoy totalmente abierta a escuchar y a tratar de escribirlas sí ustedes quieren verlas.

Una cosa más; me gustaría recomendarles a una escritora de la que disfruto mucho anunque no escriba ItaDei, lo que sí es que escribe KakaIru y el cielo sabe que son geniales. Lo que escribe es fantástico así que corran a verla y díganle que Parvati la ama, aquí les dejo el link; https://my.w.tt/UiNb/SstCU5PAVGu Salúdenla mucho.

———————

El sol despuntó en el cielo como de costumbre, recorriendo el azul y alumbrándolo todo hasta entrar por las rendijas traviesas de las persianas de su habitación, las sabanas mullidas le cubrían completamente el cuerpo del fresquito matutino aunque había dormido espaturrado ayer por toda la emoción con la que se había acostado la noche anterior.

El sol le cruzó la cara y se instaló sobre sus párpados cerrados, llenándolo de un calor y una luz que pocos minutos pudo soportar antes de tenerse que despertar aún contra su propia voluntad. Quejumbroso se estiró sobre la suavidad de la cama y por fin abrió los ojos, cerrándolos casi de inmediato por haberse deslumbrado con los rayos mañaneros del sol. Se envalentonó y colocando su diestra para tapar el sol abrió los ojos una vez más, fijando su mirada en el techo por un momento.

Un techo desconocido y que sin embargo no le trasmitía desconfianza. Su habitación.

Shisui observó sus manos pequeñas y se sorprendió tanto que estuvo de pie de un salto... también tenía unos pies de niño, no se sintió intranquilo, por el contrario su mente le dijo "hoy es Domingo". Se agitó de pie para quitarse la pereza y sin embargo solo una cosa llamó su atención. El sonido de una risa, la risa de un hombre adulto y luego dos voces que conversaban animadamente, "¿en dónde estaba?", aquella pregunta le hizo eco en alguna parte muy profunda y sobre todo lejana  de su mente y por eso decidió ignorarlo.

Abrió la puerta de su habitación, y nada más salir lo recibió un amplio pasillo que se mostró ante él; varias puertas como la suya lo recorrían;  y como ahí no había nadie ni nada que lo orientara caminó por el pasillo, en el que nada nada más había plantas de ornato y cuadros con palabras sueltas en una caligrafía exquisita. No tomó importancia a aquello más de la cuenta hasta que por fin dio con las escaleras que intentó bajar en completo silencio.

Shisui, nada más bajar se encontró con un salón luminosa, las puertas ahí eran tradicionales al igual que el tatami bajo sus pies, un cambio radical con lo que podía encontrarse en la planta de arriba. El viento soplaba dentro de la casa desde la terraza que podía distinguirse a través de las puertas corredizas abiertas a escasos metros de él, un fūrin tintineaba danzando en el viento fresco. Le transmitían una familiaridad que le causó nostalgia.

De nuevo las voces... una fuerza casi como un imán tiró de él haciendo que las buscara con ayuda del aroma a comida recién preparada que ahora le encandilaba los sentidos.

El chico caminó un par de metros a través de aquella casa amplia y que sin embargo estaba casi desnuda, de algún modo  todo ahí tenía un ambiente tan cálido que se sintió seducido a quedarse ahí por siempre, lo deseo realmente en su corazón.

Lentamente sus pasos le guiaron hasta de dónde indudablemente las voces provenían; el comedor.

Al entrar ahí, y para su sorpresa dándole la espalda y sentando frente al kotatsu un hombre de cabello largo y rubio se reía al parecer por algo de la platica de la que hasta hace poco le  llegaban los rumores a través de las paredes y los pasillos de aquella casa.

¿Cómo lo haría papá? (ItaDei) Where stories live. Discover now