Capítulo 3: El cumpleaños de Sirius

1.2K 94 7
                                    


El primer trimestre de mi tercer año en Hogwarts había concluido, y nos dieron un tiempo de vacaciones para volver a casa por navidades, el cumpleaños de Sirius fue el 3 de noviembre y mi tío Alphard, hermano de mi madre, decidió celebrarlo cuando lleguemos a casa por las fiestas. Sirius era su sobrino favorito.

Mi madre casi se desmaya cuando Sirius le mostró la lista de invitados, obligado claramente, así que mi madre se negó rotundamente a que dicha fiesta se celebrase en nuestra casa. Yo me escondía en las barandillas de la escalera escuchando la conversación entre mi madre y mi tío Alphard, en la que ella explicaba que ningún "sangre sucia" entraría en nuestra casa. Mi tío negaba con la cabeza intentando hacer entrar en razón a mi madre, como si eso fuera posible.

Mi padre no quería intervenir mucho en el tema, pero estaba completamente de acuerdo con mi madre, Sirius estaba tan feliz cuando mi tío le habló de su cumpleaños, y justo ahora su felicidad había menguado al punto de estar encerrado en su habitación.

De repente, Sirius pasó arrastrando los pies por mi lado bajando la escalera, escuché que le dijo a mi tío Alphard que había una casa abandonada en Hogsmeade, en la que podrían celebrar su cumpleaños. Yo nunca había escuchado de tal casa. Pero a mi tío le pareció una gran idea. Cuando ellos terminaron de hablar, bajé a preguntarle a mi madre si yo podría invitar a algunos amigos, a lo que ella respondió que sí.

Cuando el día llegó, fuimos todos a la dichosa casa, Kreacher y un joven elfo pequeño llamado Dobby, perteneciente a la familia Malfoy, se habían encargado de limpiar el lugar que aún tenía un olor a humedad, pero estaba arreglado, y se veía bien. Había una larga mesa en el salón principal llena de dulces de diferentes tipos, y un gran pastel en el centro con el número 14.

Sirius se había adelantado con mi tío Alphard y ya estaba allí, junto a los indeseables de sus amigos. A los míos les envié las invitaciones con lechuzas, espero que lleguen pronto.

Camino aburrido hasta la mesa y tomo unos dulces que empiezo a comer, mis padres no llegaron y no creo que lo hagan, mis primas tampoco vendrán, y pues todo parece indicar que este día será más feo de lo normal.

Cuando me acerqué a mi silla para sentarme nuevamente, observé una figura familiar entrar por la puerta, pensé que era Bella pero era imposible, me acerqué un poco para ver mejor, y pude identificar a Andrómeda llevando a un bebé en brazos. Sentí un leve mareo y mis rodillas empezaron a temblar, habían pasado algo más de dos años desde que vi por última vez a mi prima, su cabello rizado y castaño se mecía conforme sus pasos hasta que se sentó en una silla pegada a la pared al fondo del salón. Me quedé allí parado frente a mi silla con mis dulces en la mano sin saber exactamente qué hacer, ella aun no notaba mi presencia, así que era un buen momento para correr. Mi prima sólo observaba a su bebé sonriendo y lo mecía levemente, caminé lentamente hacia la salida, pero ella me vio y gritó mi nombre.

- No me vas a saludar Regulus – expresó en tono de afirmación y a la vez pregunta.

- Buenas tardes Andrómeda – saludé con educación.

- ¿Por qué tan serio? – Sonreía mientras hablaba – parece que has visto un fantasma.

- Lo siento, no me siento bien – mentí, me acerqué un poco hacia donde ella estaba y observé de cerca al bebé.

- Bueno tranquilo, ¿quieres que te cante para que te sientas mejor? – su sonrisa era tan contagiosa, por un momento olvidé todo y sonreí con ella.

- Creo que por ahora no es necesario, estoy seguro que pronto pasará – dije sincero.

- Entonces ven, dame un abrazo – estiró el único brazo que le quedaba libre.

- Está bien – dije rindiéndome, sentí el dulce aroma a bebé y por un momento me sentí como uno en sus brazos.

- Te extrañé mucho primito – me dijo cuándo nos apartamos.

- Y yo a ti – le dije sin poder parar de sonreír - ¿Cómo se llama? – pregunté por él bebe.

- Nymphadora – dijo sonrojándose – Nymphadora Tonks.

La sola mención de ese apellido me revolvió el estómago, el momento se había arruinado y mi rostro volvió a palidecer. Le dije que no me sentía bien nuevamente y me salí del lugar, cuando crucé la puerta secando mis lágrimas con el antebrazo, observo a Rabastan Lestrange, Corwin Avery y Dylan Mulciber, que venían a la fiesta. Rápidamente me di una sacudida, y me les acerqué, se dieron cuenta de que no me encontraba bien pero no dijeron nada, pregunté por Severus para disimular pero no sabían nada, había estado muy distante durante el trimestre, y no nos ha hablado casi nunca. Entramos a la fiesta y como era de esperarse Sirius no los esperaba, observé que se acercó a mi tío Alphard pero este no hizo nada en contra de nosotros. Sirius estaba furioso y yo estaba feliz por eso. Andrómeda seguía sentada en el mismo lugar, y traté de ignorarla lo que quedó de la tarde.

Me había aprendido los nombres de los amigos de Sirius, uno era James Potter, el más detestable, egocéntrico y arrogante, se creía superior a todos, pero no era más que un charlatán, estaba también Remus Lupin, él no me caía tan mal, si no fuera porque es de Gryffindor, y por ultimo un niño regordete llamado Peter Pettigrew, que siempre los seguía como perro faldero.

Mis amigos y yo les hicimos una broma pesada durante el trimestre, las clases de transformaciones eran sus favoritas, así que decidimos transformarlos en hurones, la profesora McGonagall nos castigó, pero fue muy placentero verlos transformados en animales.

Ellos nos miraban con rabia y nosotros a ellos con satisfacción, mi tío Alphard nos llamó a todos para hacer un círculo alrededor de la mesa y puso a Sirius al centro para soplar sus velas, mis amigos y yo nos quedamos a un lado mientras todos participaban de la ceremonia.

Cuando la fiesta terminó, salimos todos a jugar con la nieve. Hacíamos muñecos y los adornábamos con ramas. Sirius y su pandilla se habían quedado cerca a la casa charlando en grupo, una niña los acompañaba también, y cuando vi de cerca, era la sangre sucia Lily Evans.

Cuando regresamos a casa, Sirius subió corriendo a su habitación, a pesar de que estaba muy contento con su fiesta, también estaba molesto porque nosotros fuimos a molestar.

Yo por mi parte entré a la habitación del árbol familiar, y observé por un momento el nombre de Andrómeda. No sabía bien como sentirme al respecto. Tuvo una hija, y le puso un apellido Muggle, ¿Por qué? No había una respuesta para esa pregunta, más que traición y poco respeto para nuestra familia.

Me prometí a mí mismo no dejarme llevar más por mis sentimientos, y aprender a diferenciar entre lo que es correcto y lo que no. Andrómeda tomó su decisión y yo tomé la mía.

Papá, mamá, Bella, todos tienen razón. Esos muggles sólo arruinan todo. Pensé en que cuando saliera de Hogwarts, me dedicaría a buscar la forma para que sean exterminados de alguna manera. Algún día me vengaría de ese tal Tonks, y de todo lo que le ha causado a mi familia.

Me acosté en mi cama pensando en lo que había sucedido, esperando pronto el segundo trimestre para volver a Hogwarts, ya me estaba gustando ese colegio.

Destruyendo la inocencia (Regulus Black)Where stories live. Discover now