Forest boy [l.s]

Capítulo 6 y TRAILER OFICIAL

Pero al ver la intriga plasmada en el rostro del rizado, abrió los ojos sorprendidos sin saber qué responderle.

-Es... un lugar donde cuidamos y estudiamos a las plantas, los distintos tipos y sus comportamientos - se limitó a contestar, un poco nervioso por la cercanía del de ojos verdes y no sabiendo qué reacción esperar de él.
Sin embargo, el chico seguía viendo su placa plateada, la cual brillaba un poco a causa del sol.
A decir verdad era muy bonita, pero no había gran cosa en ella, tal parecía que no había visto una placa de ese tipo antes.
Aunque después de saber que no conocía lo que era un jardín botánico, Louis lo creyó posible.
-¿Las maltratan? - preguntó después de unos segundos de incómodo silencio, aún sin despegar su mirada de la placa.

-Claro que no, les damos los cuidados necesarios, casi como si estuvieran en su hábitat natural. Además, están a la vista de todos en la zona de los invernaderos.

-Pero... ¿no sería mejor dejarlas libres en el lugar donde fueron plantadas? - inquirió con suspicacia.

Louis se estaba comenzando a irritar porque hiciera tantas preguntas, lo estaba poniendo nervioso porque tenía miedo de contestar algo que lo hiciera enojar.

-Bueno, tal vez, pero, como te dije, las cuidamos muy bien. Lo hacemos para estudiar su comportamiento y plasmarlo en libros, tarjetas de información, y si llega a haber un descubrimiento de una especie nueva.

Harry lo miró atentamente, buscando algún indicio de que estaba mintiendo, pero al no encontrarlo, se alejó lentamente y lo liberó. Louis cayó de rodillas al suelo y soltó un quejido lastimero.

-Pudiste haberme avisado, ¿sabes? - exclamó, no pudiendo evitar que las palabras salieran de su boca en un tono irritado.

Harry lo miró por sobre su hombro, y Louis supo que aunque ya había logrado que no lo tuviera amarrado, que ya no lo consideraba una amenaza (lo que, por cierto, hería su orgullo), no iba a salirse con la suya fácilmente.
(...)

-Zayn, me siento como el infierno - se quejó el castaño.

-Ya vamos a llegar, y deja de quejarte, yo soy el que te estoy cargando, y no es como si pesaras poco - le respondió el pelinegro, mirando por sobre el cuerpo de Josh el pequeño consultorio a unos cuantos metros delante de ellos.

Sigue igual a como lo recordaba, pensó.

Se detuvo a medio camino e ignoró los gritos de Josh que le exigían que siguiera andando.

Los recuerdos los había escondido en lo más recóndito de su cerebro, pero los sentimientos seguían presentes, y eso era algo que no podía evitar.

Ya no hay vuelta atrás, si entras ahí, todas las barreras que impusiste para no salir herido se habrán derrumbado y volverás a sufrir, se dijo a sí mismo.

Estaba a punto de acobardarse, pero entonces regresó a la realidad y volvió a escuchar los quejidos de su amigo. No podía fallarle, si no lo atendían en seguida podía sufrir daños peores.

Con ese pensamiento presente, reforzó el agarre en las piernas y nuca de su amigo y siguió caminando. Al llegar al consultorio se acomodó de lado y empujó la puerta con su hombro para abrirla. Vio como un señor de adentro se levantaba de su asiento para ayudarle a abrirla por completo y le agradeció con un asentamiento de cabeza.

-Mi esposa no tarda en salir, después el doctor estará disponible y podrá atender a su amigo - le explicó el hombre. Fue en ese entonces que se dio cuenta de que solo eran ellos tres en la pequeña habitación que hacía de sala de espera.

Comenzó a ponerse nervioso al escuchar las palabras del señor.

Cuando estuvo a punto de sentarse tras dejar a Josh recostado en uno de los lugares, su celular comenzó a sonar. Lo sacó de su bolsillo y vió el identificador de llamadas.