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Este no era mi primer funeral militar, pero había sido una niña entonces, y la muerte de alguien a quien habían conocido mis padres una vez, en verdad no había tocado una fibra sensible en mí. El funeral de papá me desgarró lentamente con cada lágrima que contuve. Cada vez que alguien me abrazaba, o me decía que lo sentían, otra parte de mí se apagaba, como si mi nivel máximo de dolor hubiera sido alcanzado.

Riley, mi exquisito y perfecto novio desde hace tres años, condujo por vacaciones hasta la cabaña de su familia en Breckenridge para estar conmigo. Sin embargo, no estoy segura de que pudiera decir realmente que estaba conmigo. Había estado más con su teléfono móvil los últimos días, y ni siquiera se hallaba aquí todavía.

En realidad no podía culparlo. No es como si fuera un placer estar a mi lado. Desde la notificación de la semana pasada, las navidades habían pasado con un susurro, el año nuevo se nos acercaba, y mamá aún no había respondido a... nada. Afortunadamente, la abuela había llegado, toda columna vertebral de acero del sur y cabello plateado, y mantuvo a los lobos fuera de la puerta. Nadie amenazaba con medicar a mamá. Todavía.

Los lugares de la capilla se llenaron rápidamente. Gente a la que reconocí y un sinnúmero de soldados a los que no, tomaron sus asientos en voz baja. Habíamos pedido que esto también sirviera como memorial de la unidad. No creo que ninguno de nosotros pudiera haber pasado por esto una segunda vez. April se sentó rodeada por un grupo de sus amigos, siendo consolada en masa mientras lloraba, y una pequeña punzada de celos se deslizó a través de mí. April tenía permitido derrumbarse. Ese era un lujo que yo no podía tener, ya no.

-Oh, Ember. -Sam, mi mejor amiga de la escuela secundaria, me atrajo a un abrazo en la parte trasera de la capilla mientras esperaba a Gus. Me hundí un poco contra ella, dispuesta a dejarla tomar algo del peso-. Esto apesta.

Ella siempre sabía qué decir.

-Me alegro de que estés aquí -dije, hablando honestamente por primera vez en el día.


-¿Dónde está Riley? -La perfecta piel de color café con leche de su frente se arrugó cuando sus cejas se fruncieron. Pegué una sonrisa falsa en mi cara.

-No estoy segura, pero dijo que iba a venir.

Su ceño se profundizó, y vi un destello atravesar sus ojos color avellana antes de que suspirara.

-¿Kayla? Todavía es tu compañera de habitación, ¿cierto?

-Está en Boston con sus padres, pero volará de vuelta a Boulder en los próximos días. -Contuve la respiración y esperé a que el típico comentario sarcástico viniera de Sam. No había amor perdido entre Kayla y Sam, y no lo había habido desde que Sam y yo nos habíamos distanciado el año pasado. Yo había ido a Boulder y me convertí en compañera de habitación de Kayla, y Sam se quedó para ir a la escuela aquí en Colorado Springs. Todavía quería muchísimo a Sam, pero era duro mantener una amistad con vidas tan separadas.

-Cierto. -La música del órgano empezó a sonar, y Sam me dio un apretón en las manos-. Esa es mi señal. Ember, lo que necesites, estoy aquí.

-Sé que lo estás. Me dedicó una sonrisa débil y se dirigió a sentarse con su madre, que había sido una muy buena amiga de papá. Supongo que eso es lo que sucede cuando pasas años y dos lugares de destino con alguien.

-¿Ember? -Me giré para mirar a la señora Rose, cuyo marido había sido asesinado en el ataque como papá. Se veía compuesta en un sencillo vestido negro y zapatos de tacón a juego. Su cabello estaba arreglado, su maquillaje perfecto e impoluto. Sus dos hijos pequeños, Carson y Lewis, se hallaban inmaculadamente vestidos con pequeños trajes negros.

CambiosWhere stories live. Discover now