COMIENZO

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Me sentía más animada. Y nerviosa. Me puse la ropa que Alice me había preparado - la interior incluida, ya que ahora no tenía sujetadores -, ordené un poco aquel embrollo e hice la cama. Me asomé de nuevo a la ventana para ver si ya había vuelto Jacob, pero seguía sin aparecer por allí. Fruncí el ceño, preocupada.

Salí de la habitación y llegué al saloncito, donde estaba mi madre.

- Buenos días, cielo – me saludó mientras me besaba la frente.

- Buenos días – le di un beso y me dirigí a la ventana del saloncito que daba al lado opuesto al que daba la de mi habitación -. ¿Sabes dónde está Jake? – pregunté, echando un vistazo al exterior.

- Sí, te lo iba a decir ahora.

Me giré hacia ella, impaciente.

- ¡¿Le ha pasado algo a él o a la manada?!

De repente, me asusté un poco. Era la primera vez que no venía a buscarme y me pareció muy raro.

- No, no, tranquila. Estuvo aquí anoche y se marchó con Carlisle a La Push. A Emily se le adelantó el parto y rompió aguas a las dos de la mañana. Él tuvo que sustituir a Sam, que le tocaba turno de noche, y Carlisle estuvo supervisando el parto – empezó a pasarme los dedos por el pelo -. Nos pidió que no te despertáramos y que te lo dijéramos por la mañana. Sabía que estarías muy nerviosa por lo de hoy y que te iba a costar dormir.

Suspiré, más relajada.

- ¿Sabes cómo ha salido todo? ¿Emily y el bebé están bien?

- Sí, Carlisle llegó por la mañana temprano. Fue un parto natural, muy rápido, y todo salió a las mil maravillas. Los dos están estupendamente – mi madre rió entre dientes -. Los niños de La Push son fuertes como robles.

Era el segundo hijo de Emily y Sam, otro niño. Se habían casado hacía tres años y esos críos sólo se llevaban dos años de diferencia. Como siguieran así, esa casa se llenaría de lobos. Me reí hacia mis adentros al imaginarme la escena.

Pero pronto la alegría fue barrida por los nervios. Jake era el que me iba a llevar al instituto y ahora tenía que ir sola. Sabía que el turno de noche de Sam era hasta las diez de la mañana y que Jacob no iba a poder llevarme.

- ¿Por qué tuvo que ir Jake? – inquirí, algo irritada -. ¿No podía ir cualquier otro?

- Es el otro Alfa – se encogió de hombros -, tendría que ir.

- Pero son dos manadas. Sam es el Alfa de una y Jake el Alfa de la otra. ¿No podían buscarse la vida en la manada de Sam?

Mamá se quedó algo pensativa y después se encogió de hombros otra vez.

- Supongo que alguien tiene que supervisar las dos manadas – dijo.

Algo no me encajaba.

- Pero, ¿Sam no tiene un segundo al mando? Jake no está a todas horas patrullando con su manada sólo para supervisar – enfaticé esa palabra con rabia -, tiene a Leah como segundo al mando bajo sus órdenes que lo hace por él cuando no está.

Ambas nos miramos, frunciendo los labios. Mi madre sabía que yo tenía razón.

- Bueno, le diré a tu padre que investigue cuando vea a Jacob.

No me gustaba que papá le leyera los pensamientos a Jake, por mucho que gritara, como decía él. Además…

- Papá estaba aquí cuando Jacob vino a avisar, ¿no?

- Sí – mamá se dio cuenta de mi intención en cuanto formulé la pregunta -, y no me contó nada, así que lo que nos dijo Jacob tiene que ser verdad.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora