QUE ME ARRANQUEN LOS OJOS SI ESTO ES CIERTO

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La caja torácica de Bella no fue la única que empezó a vibrar con un rugido. Mi tórax también retumbó con contundencia cuando vi que los individuos que salían de la primera línea de árboles que bordeaban el claro no eran los Vulturis con su séquito y que Nessie no estaba.

Los cinco espectros encapuchados caminaron con sincronización total y arresto. Se acercaron a un paso tan marcado y cadencioso, que ya empezaban a desesperarme, y se quedaron a unos metros de nuestra posición cuando por fin llegaron.

El más bajo de ellos, el que llevaba la capa más oscura, casi negra, alzó sus diminutas manos y retiró la capucha hacia atrás. Era esa tal Jane. Sus ojos rojos se clavaron en mí y en mis hermanos en primer lugar y después dirigió su petulante mirada hacia Edward y Bella.

- ¡¿Dónde está mi hija?! – exigió saber Bella con furia, quitándome la palabra de la boca.

Edward la mantenía agarrada, sujetándola por la mano con firmeza.

Un rayo gélido me atravesó de cabo a rabo cuando uno de los espectros levantó la cabeza y vi que era Nessie. Mis rótulas empezaron a temblar del shock y no pude ni moverme.

El semblante de Bella reflejaba los mismos sentimientos que el mío y se hizo un murmullo lupino consistente en gañidos y gimoteos.

¿Por qué vestía igual que esos chupasangres? Era imposible que ella estuviese de ese lado, tenían que tenerla engañada con algún truco o algo, Nessie no…

- Jake… - murmuró con sus dulces ojos llenos de tristeza, alzando la mano hacia mí.

¡Nessie!, gimoteé a la vez que mis patas ya corrían hacia ella.

No entendía cómo la guardia de los Vulturis podían retenerla de ese modo sin que pudiera ofrecer resistencia alguna, pero el impulso de ir junto a ella era más fuerte que cualquier otra cosa. Me la llevaría de allí en volandas, si hacía falta.

- ¡Espera! – me paró Edward, interponiéndome su brazo.

¡¿Qué coño estás haciendo?!, protesté enérgicamente.

- ¡Hay algo raro! – afirmó, nervioso, entrecerrando los ojos como si buscase algo en Nessie -. No es ella.

¡¿Cómo dices?!

- ¿Acaso dudas de tu propia hija? – refutó la tal Jane sin ninguna expresión en el rostro.

- Papá… - exclamó Nessie, sorprendida y dolida por la reacción de él.

Mis afanosos y desquiciados ojos no podían despegarse de ella.

- ¡¿Qué estás diciendo, Edward?! – chilló Bella con las pupilas llenas de contrariedad, oscilándolas de su hija hacia su marido sin parar.

- No puedo leerle la mente – reveló, llevándose la mano a la cabeza con inquietud.

- ¡¿Qué quieres decir?!

- Hay interferencias, como si la tuviera codificada.

¡¿Y si es la influencia de alguno de esos chupasangres con poderes?!, discutí con ansiedad.

- El guardia del extremo derecho debe de estar bloqueándola – intervino Eleazar desde atrás, ratificando mis pensamientos. Y eso que él no podía escucharlos. El aludido sonrió bajo su capucha gris oscuro, tan sólo se le veía la boca -. Es capaz de crear una barrera individual que aísla al sujeto que protege de otros poderes mentales, aunque no es opaca del todo, tiene algunas fisuras – explicó.

Luego, se llevó la mano a la barbilla con el gesto pensativo.

¿Lo ves?

- Aún así, hay algo que no encaja – siguió Edward, empecinado.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora