LLAMADA

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Me pasé el viaje de vuelta a casa pensando en el tema, aunque Jacob ya había hablado con Seth y éste le había dicho que no nos preocupáramos, que aún era pronto, pero que cuando se lo contara, no iba a comentarle nada de lo mío, ya que no era asunto suyo y no tenía por qué. Eso me alivió un poco, sin embargo, el riesgo de que Brenda se enterase estaba ahí, y cuando supiera de la existencia de lobos gigantes y vampiros, mucho más. Además, sabía que tarde o temprano, aunque fuera sin querer, a Seth se le acabaría escapando algo.

Cuando me di cuenta, Jacob estaba aparcando delante del porche. Habíamos llegado más pronto de lo previsto, ya que Brenda se había quedado con Seth y él se iba a encargar de llevarla a su casa. Hasta el día siguiente no me enteraría de si a ella le interesaba él de verdad o era un simple capricho, porque pensaba preguntárselo, vamos.

- No te preocupes – me animó Jake, adivinando mis pensamientos, mientras acariciaba mi nuca -. Seth sabe que es tu secreto, no se meterá.

- Ya, pero, ¿y si se le escapa?

- Si Brenda supera que su chico sea un lobo, no creo que ya se asuste mucho de que su amiga sea mitad vampiro – alegó, riéndose.

- No te rías, a mí no me hace gracia – suspiré -. Además, de momento, no es su chico, eso también me preocupa.

- Seth es mayorcito para saber lo que hace, y creo que a Brenda le ha gustado de verdad – afirmó con una sonrisa -. Vamos, no niegues que es gracioso. Si ya le tenía miedo a ese perro que se nos cruzó cuando llegamos a la playa, imagínatela cuando Seth se transforme delante de ella la primera vez – se carcajeó.

Su risa me contagió y la sonrisa se me dibujó sola en la cara en cuanto mi mente se inventó la imagen de la escena.

- La verdad es que sí, le va a dar un patatús – asentí entre risas, hundiendo mi rostro en su pecho.

Jacob me abrazó y yo le rodeé con mis brazos, apoyando mi mejilla.

- Me gusta verte reír – manifestó, ahora más serio, pasándome los dedos por el pelo -. No quiero que te preocupes por eso, ¿vale? Si Seth se ha imprimado de ella, es porque es la persona adecuada para él, ya lo verás, es su alma gemela. Aceptará nuestros mundos, y a ti también. Eres la persona más maravillosa del universo, ¿cómo no va a hacerlo?

Me separé de su torso para mirar a mis adorados ojazos negros y pasé mis brazos a su cuello.

- Tú sí que lo eres – afirmé con un murmullo -. Siempre consigues animarme.

- Solamente digo la verdad.

Le sonreí y uní mis labios a los suyos.

De pronto, volvió a darme un golpe de calor enorme y me pasó lo mismo que en la hoguera. Sólo que, esta vez, mi lengua se unió a mi boca y ambas se movieron frenéticamente entre jadeos, sin que pudiera reprimirme. Lo que encontraban era mejor que beber su sangre. Mi cuerpo se incorporó para pegarse y llegar mejor a él, tanto, que Jacob tuvo que apoyar su espalda en la puerta del coche.

Y entonces, el calor se fue otra vez de repente y ya pude controlarme. Separé mi boca de la suya, exhalando con dificultad.

- Hoy estás especialmente efusiva – me susurró, respirando agitadamente, mientras acariciaba mi espalda por dentro de mi camiseta.

Sólo esa caricia ya me hacía estremecer.

- Es que tenía mucho calor – le confesé.

- Pues el que tiene calor ahora soy yo – me sonrió.

- Lo siento – murmuré, completamente ruborizada, apartándome un poco de él y volviendo a mi sitio.

- ¿Por qué? Me ha encantado – admitió con su sonrisa torcida, despegando su espalda de la puerta – Además, como despedida hasta mañana por la tarde está muy bien.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora