Capítulo I

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"La enfermedad no será más fuerte que nuestro amor, lo juro por mi vida"


— ¡Carolina! —Grita mi madre desde el pequeño jardín.

— ¿Qué quieres, madre? —Pregunto con desinterés, ya he terminado todos mis deberes; ordeñar la cabra, ir por el pan, recoger los huevos, ¿qué mas quería?

— ¡Baja ya!

Obedezco sus órdenes y corro hacia el pequeño salón de mi humilde hogar. Mi padre es granjero, cultiva huevos, legumbres y produce lácteos, tenemos un vida cómoda, bueno....cómoda para la mayoría del país.

Cadis es una región que hace tan sólo un par de décadas consiguió su independencia de Inglaterra. No es un territorio precisamente grande, pero lo suficientemente rico en metales para conseguir un lugar entre todos los magnates.

— Hija, mira esto —Dice mi madre con esperanza en su voz, ¿qué será? ¿un tratado de mi padre? Me tiende un pergamino, con dirección del castillo ¡¿qué?!

No lo abro, pero observo la delicada caligrafía del manuscrito, vaya, y yo que pensaba que tenía una linda letra...

Deslizo con delicadez la cinta roja que lo envuelve, vamos a ver que clase de secretos es capaz de ocultar un papel.

03/06/1574

De: Su Majestad, Carlos II de Cadis y el príncipe Eduardo.

Para: Todas las doncellas casamenteras. Entre los 16 y 19 años.

En el último censo realizado hace 2 años, demuestra que en su hogar vive una doncella que cumple los requisitos para participar en el concurso qué determinará la futura esposa del príncipe heredero.

La familia real la invita a completar el formulario anexado y enviarlo al castillo antes de la fecha límite (10/06/1574)

Esperamos no se pierda este gran honor de representar a su familia en la corte.

Atte: La Familia Real de Cadis

¿Querrá mi madre qué participe en este vulgar evento? ¿No se le ha ocurrido consultarle a mi padre sobre esto? No sé a qué puntos puede llegar mi madre, y la verdad no está en mis planes averiguarlo.

— Madre, ¿qué significa esto? —Demando alzando el papel con disgusto. Ella lo tira de mi mano y lo envuelve suavemente.

— Te queda una semana, más vale qué termines el formulario —Se ha vuelto loca, confirmado.

— ¡¿Pensaste qué estaría de acuerdo?! ¡¿Qué opina mi padre de esto?!

— Piénsalo, cariño —Dice con más calma en su tono.— Es una gran oportunidad, estoy segura de qué estarás bien, además, no hay nada que perder ¿cierto?

— ¡Excepto mi dignidad! —Grito antes de esfumarme a mi alcoba.

¿Estará ciega de mente? ¡No quiero ni siquiera intentarlo!

No quiero conocer al príncipe, menos al rey qué gobierna con tanta frialdad. Los monarcas, luciéndose con todo el dinero del mundo cuando apenas algunos si logramos seguirle paso a la vida. Aquellos que reclaman que Dios los ha llamado a darle un rumbo al reino, patrañas. No soy una radical o protestante, simplemente no acuerdo del todo con los monarcas.

Mi madre toca la puerta y desliza por el hueco el pergamino y anexos. Camino y lo cojo, tal vez si lo leo un poco reconsideraría la oferta, pues sí sería una gran oportunidad, algo para compensar los trabajos y construir de nuevo la vieja granja, arrasada por la peste.

Veamos....¿qué clase de información pedirían?

Deslizo mis ojos a lo largo de la lista....nombres...¿títulos? ¿no era únicamente para plebeyos?...nada interesante por aquí......

¿LA NOBLEZA NO PUEDE ESTAR PEOR?


¡¿QUÉ SI SOY VIRGEN?!

Esto ya es el límite, ¿tan exclusivos se creen de qué solo merecen mujeres puras y dignas de la gracia de Dios? Malditos........esto ya es un insulto, no sólo a la mujer sino un insulto a la privacidad e intimidad de una persona, ¿quién rayos aceptaría responder esa pregunta?....olvídenlo, ya tengo la respuesta.

Cualquier chica desesperada por ser un miembro de la realeza, o estar con el príncipe....es lo mismo.

No me atrevo a seguir leyendo esta estupidez por más tiempo del que ya llevo, debería ir a visitar a Francisca...si lo haré.

Abro la puerta y me encuentro a mi madre con un rostro de emoción.

— ¿Reconsideraste la oferta? —Pregunta con un rostro terriblemente sospechoso.

— Ni en sueños —Respondo al salir galopando por la puerta. Una vez en la salida, comento— Iré a darle una visita a Francisca, volveré para la cena —

Salgo por la puerta y aspiro los olores; pasto fresco y flores de verano, un cálido sol qué adorna el paisaje, pocos días así hay....tengo que aprovecharlo.

Y así no más, corro en busca de mi amiga.

— ¡Francisca, abre la puerta! —Exclamo dándole pequeños golpes a la tabla de madera.

— ¡Enseguida! —Dice la voz de la chica desde dentro de su hogar.

Al cabo de los segundos abre la puerta. Francisca tenía dieciséis, al igual que yo. Alta, una bastante linda cabellera rubia y tremendos ojos azules, su cuerpo moldeado, voz suave y rostro alargado. Era una de las jóvenes más lindas en el pueblo, y tenía justificación para serlo.

Entro al lugar y no hay rastro de su familia, qué extraño, La madre de Fran siempre está en casa...

— ¿Y tu madre? —Pregunto extrañada, ella cierra la puerta y responde.

— Fue junto a mi padre a comprar tinta, y Jacobo está en lo de su prometida —Contesta con una expresión de desagrado en su rostro.

— No hace falta que pongas esa cara —Reclamo con una risita.

Francisca odia a la novia de su hermano, Iskia. Nunca me ha dado una razón específica, pero prefiero no preguntar.

— Bueno...ya lo dejo. ¿Supiste sobre las cartas del palacio? —Exclama entusiasmada. Apuesto a que ya terminó el formulario. Ella si pertenece a esa clase de vida. Ama resaltar, ser consentida, tiene buena presencia y modales. Yo, soy algo más rebelde.— ¿Participarás? —

— No lo sé... — Confieso poniendo la mano en el cuello.— Mi madre quiere, pero no lo sé.. —

— ¡Vamos Carolina! ¡Te atreves a lanzarte de un árbol con una cuerda pero no quieres una oportunidad de tener una vida soñada! —

— Ese es el punto, es tu vida soñada, no la mía —Digo tirándome a una cama polvorienta— ¿Y tú? ¿Ya te inscribiste? —

– ¡Si! —Chilla, haciendo que mis oídos sangren por dentro.— ¡Vamos, entra! Hazlo por mi —Dice alargando la última vocal con un puchero adornando el rostro.

— Está bien, lo haré —Alzo los brazos en señal de derrota.

— ¡Aleluya! —Grita Francisca dando saltitos y moviendo los brazos.


Después de todo...¿qué tan probable sería que yo fuera seleccionada?


Nota de la autora: Las frases introducidas en los inicios de los capítulos son pequeños adelantos de la historia <3

Cadis: La UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora