-¿Se la llevaran al hospital?

Niega con la cabeza.

-Ella... no puede ir al hospital. Si la llevamos allí... no sé que puede pasar... ella... . -no puede ni hablar, se pasa las manos por la cara y hecha la cabeza hacia atrás.- Esto es culpa tuya. -dice entre dientes, cabreado.

-¿Estás de coña? ¡Si no me hubiera dado cuenta Reese aún seguiría tirada ahí arriba!

-¡Te pago para que no le pase nada! Y le ha pasado algo. -dice acercándose más. Tiene razón, pero joder, yo no quería que le pasara nada, jamás lo querría. Reese mueve la cabeza y Bruce desvía la mirada hacia su hija, haciendo que se le relajen los músculos de la cara.- Lo-lo siento. -dice esta vez.- Estoy muy alterado, debía de haberte avisado de que Reese iba a subir al desván, tu... tú no lo sabías. Ha sido culpa mía.

Suspiro. Sus cambios repentinos de opinión me están poniendo de mala hostia, pero si no soy paciente lo único que voy a hacer es cagar más la situación.

-No ha sido culpa de nadie, Bruce. Estará bien. Esto... seguro que no es nada, mañana estará bien. Solo nos está asustando. -digo con esperanza.

Las sirenas de ambulancia provenientes de fuera suenan antes de que Bruce pueda contestar.

Ambos salimos al exterior y los paramédicos entran al patio con una camilla de ruedas donde colocan a Reese con una mascarilla trasparente que le tapa la nariz y la boca y de la que sobresale un tubo conectado a una máquina. Me suena haberlo visto en una película.

-¿Que le ha pasado? -nos preguntan mientras le ponen un aparato al rededor del brazo que se va hinchando cada vez más. ¿Le dolerá? No quiero que le hagan daño.

Bruce y yo nos miramos.

-No lo sabemos. -contesto yo.- Creo que se ha caído de las escaleras. Tenía sangre en la cabeza.

-De acuerdo. La llevaremos al hospital.

-No. -interviene Bruce.- No podéis hacer eso, ella... tiene fobia, puede causarle problemas cardiovasculares, si va allí lo empeoraría todo.

-En ese caso no la entraremos al edificio, pero necesitamos ir allí y que la observen mejor, aquí no tenemos los herramientas suficientes para asegurarnos de que su salud está en condiciones. -Bruce asiente con la cabeza y acepta la opción.- Solo uno de ustedes puede venir en la ambulancia. -añade después.

Ninguno de los dos dice nada, pues el señor Russell es su padre y es él quien debe acompañarla. Así que después de mirarme con cara de "es obvio que iré yo" sube a la ambulancia donde ya han metido a Reese y cierran las puertas.

Detengo al paramédico que está apunto de subir al asiento del copiloto y lo agarro del brazo.

-Como le pase algo a esa chica juro que os arrepentiréis. -murmuro clamado pero con un tono de clara amenaza.

-Nosotros solo hacemos nuestro trabajo. -dice algo molesto, pero con algo de temor.

-Y yo el mío. Y ya me has escuchado. Si hace falta meterla dentro del hospital, lo hacéis. ¿Entendido?

-Si, señor. -dice entre dientes antes de subir al auto.

Esta arranca y observo cómo desaparece por la carretera hasta que la pierdo completamente de vista. Y no digo a la ambulancia.

Mala influencia®  Where stories live. Discover now