[ nueve ]

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La tormenta había iniciado con unas cuantas nubes negras, de esas que comenzaban a tapar el sol.

Conforme la fecha de la presentación final se acercaba, la exigencia de Duvignau crecía.
Quería pasos perfectos y rutinas sin ningún error; quería que hiciera saltos difíciles y no me quejara del dolor.
Así era el mundo del ballet, sabía en qué me metía, pero experimentarlo en primera persona era aún más difícil.

Una de las mejores noticias que recibí durante este tiempo fue que de hecho había logrado hacerme con el papel de Odette, la reina cisne.

Eso representaba aún más exigencia por parte de todo el mundo, pero también era la más grande oportunidad que se me había presentado, si hacía todo como era debido, probablemente gente importante me llamaría y me haría ofertas valiosas, era algo que esperaba desde que había comenzado a bailar.

Cuando Duvignau me avisó, frente a toda mi clase, obtuve diferentes reacciones, Cata me dio un gran abrazo, Ekaterina me regaló la sonrisa más brillante que le había visto, y Verónica me dirigió una mirada asesina, que me hizo sentir incómoda, después de todo ella solo había conseguido el rol de uno de los cisnes que bailaban a mi lado.
Al final todos recibían lo que merecerían, o tal vez solo algunos...

««« • »»»

—¡Felicidade матрешкаs ! —exclamó Kat mientras me abrazaba y besaba mi mejilla.
—Gracias cariño. —sonreí.
—Te dije que lo conseguirías, eres la mejor. —aseguró con orgullo en su voz. —Y estoy segura de que lo harás genial en la presentación final,
confio en ello. —acaricio mi mejilla con ternura y dejó un beso en mis labios.

Me abrazó al mismo tiempo que escondía su cabeza en mi cuello, me recargué en el capo de su automóvil y cerré los ojos.
Aún estábamos en el estacionamiento de la Universidad, íbamos a ir a su casa pero en lugar de eso, estábamos aquí.

Eran en momentos como ese, con ella abrazándome con fuerza, dejando besos ocasionales en mi cuello y acariciando mi espalda con sus manos; en los que me preguntaba ¿qué diablos había hecho para que algo tan bueno pasara en mi vida?

Me separé de ella y la miré fijamente, sus ojos brillaban a pesar de tener ojeras por el cansancio; aún así era la persona más hermosa que había visto.

—¿Qué pasa? —preguntó soltando una risita.
—Nada.
—не обманывай меня, дорогая.
—Ekaterina, por favor habla español. —rodé los ojos.
—Te enseñaré ruso... algún día. —me guiñó un ojo. —Ahora ¿nos vamos? —asentí siguiéndola dentro de su auto.

Ese fue uno de los últimos días felices.

««« • »»»

Pronto la presión de tener el rol principal me comenzó a afectar; y por lo tanto también a nuestra relación.

Ya no salíamos, ya casi no hablábamos, solo lo básico, nuestros besos eran más por rutina que por deseo y rara vez dormíamos juntas.
Yo estaba estresada y ella también.

Todo mi enfoque se fue a la danza, y el de Ekaterina a ayudarnos a perfeccionar la danza.
Ya no había miradas ni sonrisas discretas en las clases, porque eran una pérdida de tiempo y si quería adueñarme del escenario no me podía permitir perder el tiempo.

Tampoco estaba comiendo bien, ni durmiendo ya que el trabajo en el bar no me lo permitía.

Hacia semanas que no veía a Sharon y solo me enteraba de su vida por sus mensajes ocasionales; al parecer había comenzado una relación con la mejor amiga de Ekaterina pero no tenía mucho tiempo de indagar más en el tema.

Matryoshka. Où les histoires vivent. Découvrez maintenant