61. El Abuelo

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Ares Hidalgo

Observarla mientras duerme me relaja.

Me da una sensación de paz, de seguridad que nunca pensé alguien podría proveerme. Paso la parte de atrás de mis dedos por su mejilla con gentileza, no quiero despertarla aunque se que tomaría mucho más que un simple toque para eso. Raquel esta agotada.

Yo la dejé exhausta.

Una sonrisa arrogante se forma en mis labios y quisiera que ella pudiera verla para que bromeará o me molestara al respecto.

Se que me diría algo como 'Arrogante Dios griego.'

Se ve tan vulnerable y hermosa dormida. Su transparencia, la facilidad con la que puedo leerla es una de las cosas que me atrajo a ella. No tenia que preocuparme por motivos ocultos, mentiras o sentimientos falsos.

Ella es de verdad, tan clara y obvia con todo lo que siente. Eso es exactamente lo que siempre he necesitado.

Claridad, honestidad.

Es la única forma en la que puedo confiar y exponerme de esta forma, la única forma en la que me podía permitir seguir mis sentimientos, liberarlos y abrirle mi corazón.

Me acerco a ella y beso su frente, —Te amo.

Ella se mueve un poco pero sigue dormida.

Observarla dormir me hace sentir un poco acosador, recordándome nuestros inicios.

Mi pequeña bruja acosadora.

La que creía que yo no sabía que me acosaba, todas esas veces que actué como sino supiera que ella estaba mirando.

Sonrío de nuevo ante un recuerdo...

—¿Qué necesitas que yo que?— Apolo arruga sus cejas, confundido.

Suspiro, incomodo, —Ya te expliqué.

—Pero no entiendo para que necesitas que haga eso.

—Solo hazlo.

—¿Y tú crees que ella va a creerme? Ares, ella sabe que somos adinerados, ¿Cómo va a creerse que no tenemos internet y que estamos robando el de ella?

—Si va a creerte.

—Si quieres hablarle, ¿Por qué no lo haces y ya?

—No quiero hablarle.

Apolo levanta una ceja, —¿En serio? ¿Y por qué nos vas tu directamente y le dices que le estas robando el Wi-fi?

—Porque quiero alargar esto lo más posible, que sufra un poco, se lo merece por acosarme.

Claudia entra con una canasta de ropa recién lavada, —Oh, reunión de hermanos, esto es nuevo.

Apolo no duda en meterla en la conversación a pesar de que le hago señas de que se calle, —Ares quiere utilizarme para hablarle a la chica de al lado.

Claudia se ríe un poco, —¿Oh, de verdad? ¿Necesitas nuevas víctimas, Hidalgo?

Les doy una mirada de pocos amigos a ambos, —No se trata de eso.

Claudia pone la canasta sobre la cama, —¿Y entonces de que se trata?

La ignoro, mirando a Apolo, —¿Vas a ayudarme o no?

Apolo se levanta, —Bien, lo haré esta noche.— y sale de la habitación antes de que pueda decirle algo.

Claudia acomoda mi ropa en mis cajones en silencio, una sonrisa danzando en sus labios.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora