10. El plan

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Capitulo Diez

—¿Estas bien?— Apolo pregunta tan pronto me siento de nuevo a su lado, —Estas toda roja.

Me esfuerzo por fingir una ligera sonrisa, —Estoy bien, solo tengo un poco de calor.

Las cejas de Apolo se estrechan casi tocándose, —¿Viste algo desagradable, no es así?

No, en realidad, acabo de dejar a tu hermano con una erección del tamaño de la torre Eiffel.

Apolo toma mi silencio como un sí y menea su cabeza, —Le he dicho a Artemis que ese salón de las velas no es una buena idea, pero no me hace caso, ¿Por qué lo haría? Solo soy el niño de la familia.

Noto cierta amargura en su dulce voz cuando lo dice, —No eres un niño.

—Para ellos lo soy.

—¿Ellos?

—Ares y Artemis,— suspira y toma un sorbo de su gaseosa, —Incluso, para mis padres, no me toman en cuenta para la toma de decisiones para nada.

—Eso puede ser algo bueno, Apolo. No tienes responsabilidades, esta es una etapa de la vida que según mis tías hay que disfrutar, ya habrá tiempo para preocuparte por cosas cuando seas adulto.

—¿Disfrutar?— suelta una risa triste, —Mi vida es aburrida, no tengo amigos, por lo menos no verdaderos, y en mi familia soy un cero a la izquierda.

—Guao, suenas muy triste para ser tan joven.

Él juega con la orilla metálica de gaseosa, —Mi abuelo solía decir que yo era un viejo en cuerpo de niño.

Uh, el abuelo Hidalgo, lo último que supe de él, es que lo habían internado en un geriátrico, habían tomado la decisión entre sus cuatro hijos, entre ellos el papa de Apolo. Por la tristeza en los ojos de Apolo, puedo decir que esa fue una de las tantas decisiones en las que no lo tomaron en cuenta.

Esa cara tan inocente y tan bonita no debería tener tanta tristeza, así que me levanto y le ofrezco mi mano, — ¿Quieres divertirte?

Apolo me da una mirada escéptica, —Raquel, no creo que—

El alcohol aun circulando en mis venas me motiva aún más, —Levántate, Lolo, es hora de divertirnos.

Apolo se ríe y su risa me recuerda tanto a la de su hermano con la diferencia de que la risa de Ares no suena inocente sino sexy, —¿Lolo?

—Sí, ese eres tu ahora, olvídate de Apolo el niño bueno y aburrido, ahora eres Lolo, un chico que vino a divertirse esta noche.

Apolo se levanta y me sigue nervioso, —¿A dónde vamos?

Lo ignoro, y lo guio escaleras abajo y me sorprende no caerme con estos tacones bajando esos escalones.

Me dirijo al bar y ordeno 4 tragos de vodka y una limonada, el bartender los sirve frente a nosotros, —¿Estás listo?

Apolo sonríe de oreja a oreja, —Estoy listo.

Antes de que pueda decir algo, Apolo se toma un trago tras otro con apenas segundos de diferencia. Dejando los cuatro vasos pequeños ahí vacíos, me mira y observo horrorizada como trata de sostenerse de la barra mientras su cuerpo asimila tanto alcohol a la vez.

—Oh mierda, me siento muy extraño.

—¡Estás loco! ¡Esos eran para mí! ¡La limonada era para ti!

Apolo pone su mano en sus labios, —¡Ups!— toma mi mano y me jala a la pista de baile.

—¡Apolo, espera!

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora