44. El Sentimiento

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Ares Hidalgo.

Esto se siente bien.

Nunca pensé que estar en silencio con alguien podría llegar a ser tan confortador, especialmente con una chica. Lo único que había compartido con chicas hasta ahora habían sido silencios incomodos, miradas incomodas, y muchas excusas para alejarlas. Pero con Raquel, hasta el silencio es diferente, todo con ella ha sido tan jodidamente distinto.

Desde la primera vez que hablamos, Raquel ha sido tan impredecible, esa fue la primera característica de ella que capturó mi atención. Cuando esperaba una reacción de ella, hacia algo completamente diferente a lo que me había imaginado y eso me intrigaba. Disfrutaba molestarla, hacerla sonrojar y ver esa arruga en sus cejas cuando se enojaba. Sin embargo, nunca planeé sentir algo más.

Solo es diversion.

Me dije tantas veces cuando me encontraba sonriendo como un idiota pensando en ella.

Solo sonrío así porque es divertido, es todo.

Engañarme a mi mismo había sido tan fácil, aunque no duró por mucho, supe que estaba en problemas cuando empecé a rechazar chicas, cuando tuve a Sammy desnuda en mi cama y no pude hacer nada.

Porque no sentia nada.

Era como si Raquel hubiera monopolizado todo lo que sentía, y eso me aterrorizaba. Yo siempre he tenido el poder, el control sobre mi vida, sobre lo que quiero, sobre otras personas. Ceder ese poder era imposible, no podía cedérselo a ella.

En toda esa lucha interna, le hice daño una y otra vez. Ella recibió cada golpe, cada palabra hiriente como una bala emocional que dolía aún más que la anterior. Quería creer que ella se daría por vencida y que mi vida volvería a la normalidad pero en el fondo, rezaba porque no se rindiera, que esperara un poco mas hasta que resolviera mi desastre.

Ella esperó, pero también se cansó.

¿Quiere que comencemos desde cero? ¿Que luche por ella?

¿Por qué no?

Si alguien se merece mi esfuerzo, es ella.

Es lo mínimo que puedo hacer después de todas las heridas que le causé, estoy agradecido de que por lo menos me este dando la oportunidad de ganármela. También le agradezco que me haya invitado a su habitación, necesitaba esto, necesitaba la tranquilidad y la paz que ella me brinda.

Terminando mi chocolate, pongo la taza a un lado y estiro mis piernas, poniendo mis manos a mis costados. Me atrevo a mirarla, y ella todavía esta soplando lo que queda de su chocolate. Supongo que para ella esta más caliente que para mi, yo tenia mucho frío cuando me lo tomé.

Aprovechando su distracción, la observo lentamente. Sus pijamas son de esas completas que tienen un cierre en el medio y una capucha con orejitas para poner sobre su cabeza. Debe verse adorable con la capucha cubriendo su cabeza. Su cabello esta en un desordenado moño que luce alborotado como si hubiera dado muchas vueltas en la cama. No podía dormir, ¿eh?

Inevitablemente, mis ojos caen sobre su cara, y se quedan en sus labios, están entreabiertos mientras sopla de nuevo su chocolate.

Quiero besarla.

Sentirla contra mi.

Siento que ha pasado una eternidad desde la ultima vez que probé sus labios y solo ha sido una semana.

Como si sintiendo mi mirada, Raquel se voltea hacia mi, —¿Qué?

Tengo tantas ganas de tomar tu rostro entre mis manos y besarte, sentir tu cuerpo pegado al mío.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora