Capítulo XXVI [No Fue Así]

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POV Luna.

Mi respiración es agitada, mis nervios son incontrolables, mis pelos están de punta y mis manos titubean cuando tomo el teléfono para llamar a Matteo.

— Contesta...— susurre para mí misma con el teléfono en el oído. — Por favor...

— Hola, soy Matteo y en este momento quizás esté ocupado deja un mensaje después del tono y yo te marco luego. ¡Chau! — suena el correo de voz de Matteo.

— Matteo soy yo, por favor, contesta estoy a punto de cometer una locura y como mínimo quiero que la cometas conmigo. — suspiro intentando calmarme. — Llame yo sola a la agencia, me dieron la ubicación del auto y me encuentro en frente de este...estoy en una casa enorme. Ya te mande la ubicación, si no vienes en diez minutos entrare sola. — amenace. — Por favor...— y de nuevo suspiro. — Adiós, te quiero. — colgué.

Bajo el teléfono y recargo mi cabeza en el volante.

Estoy estresada.

Pero hoy, necesito de Matteo para poder enfrentarme a esa mujer, si ella enfrentó a Sharon puede enfrentar a cualquier persona y eso me aterra...no sé de qué es capaz.
No quiero ir sola, quiero ir con Matteo.
Además, el me hace sentir invencible; esta semana que hemos estado juntos ha sido maravillosa. Besarnos en todo momento, abrazarnos, patinar juntos, sorprendernos mutuamente para no caer en lo cotidiano, tomar algo juntos, que se trepe por la ventana para escabullirse en mi cuarto, que tengamos relaciones sin límite, es la relación más linda que he tenido.

Siempre me contesta el teléfono y hoy es la excepción...algo no anda bien y me preocupa.

Me enderezó y tomo mi teléfono, quince minutos de que le deje el mensaje de voz y nada. Lo llamo una vez más.

— Hola, soy Matteo y en este momento....— oigo su correo de voz y aviento el teléfono.

— ¡Carajo! — pasó las manos por mi cabello frustrada.

Si el no quiere venir me importa poco, yo voy a hacer esto.

Me decepciona tanto que justo hoy que voy a descubrir algo importante el ni quiera me conteste el teléfono.

Tomo mi bolso, recojo mi teléfono del tapiz del auto y me bajo de este.
Camino hasta la puerta y toco el timbre.

— ¡Voy! — escucho la voz de una mujer y también oigo el sonido que unos tacones producen al caminar. — Señor cartero, ya le dije que... — abre la puerta la misma mujer y se queda en shock cuando me ve, tanto que deja de hablar.

— ¿Puedo hablar con usted? — preguntó.

— Luna...— y una vez sus ojos se llenan de lágrimas.

— Usted dijo qalgo de mi mamá y quería que...— soy interrumpida por los brazos de esta mujer que me rodean por completo de un segundo a otro.

— No puedo creerlo...— llora mientras me abraza y ya me está dando miedo.

— ¿Qué le pasa? — la apartó de mí.

— Ah ya entiendo, — se limpia las lágrimas. — ¿Tú familia te ha dicho que no abraces a extraños eh?

— Yo no tengo familia. — escupo con odio. — Jamás me dijeron eso, porque mi supuesta familia me crió diciéndome que tenía que ser perfecta, no que me cuidara. — comentó y notó que su mirada se rompe. — Por eso vengo, necesito que me diga todo lo que sabe de mí madre.

— ¿No lo has entendido aún?

— ¿Qué quiere que entienda?

— Luna, yo soy tú mamá. — dice orgullosa.

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