Capítulo XXV [Relación diferente]

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POV Luna.
— ¿Encontraste algo? — le pregunté a Matteo.

— Pues...algo así.

— ¿Cómo que "algo así? — fruncí el ceño.

— Luna, me llamaste y me pediste que te ayudará a encontrar a una mujer de cabello castaño, alta que quizás era hija de Sharon. ¿Tienes una idea de cuantas mujeres castañas altas son hijas de una Sharon Benson? Pensé que el apellido no era común pero hay más Benson en el mundo, que leones en la sabana. — justificó mirando y buscando cosas en su computadora.

— ¿Entonces por qué estoy acá? — me crucé de brazos, esto es una perdida de tiempo.

— Me dijiste que la mujer en cuestión había estado en la mansión ¿no?

— Si.

— Me metí a la mansión y se podría decir que tome prestadas las cintas de vigilancia de la semana pasada.

Carajo.

Carajo.

Carajo.

Carajo.

¿Ya dije carajo?

Si Matteo vio esas cintas, significa que vi y oyó la discusión y se imaginará los problemas que tengo. Es como que todos los secretos salieron a la luz, el viéndome preguntando por mis padres y Sharon revelando cosas, si pudo robar esas cintas pudo robar alguna cinta de cuando Sharon me golpeó o quemo mis patines...eso sería lo peor que me pudiera pasar.

— ¿Las viste? — cuestioné.

— Solo vi cuando su auto llego y ella salió de este. — responde y comienza a buscar en su computadora ese momento.

— ¿Y?

— Mira, acércate. — me indica y me acerco. — Ahí, ¿Ves? Esta muy clara la matrícula de su auto.

— Eso significa que...

— Significa que si llamamos a servicio a cliente de la marca de ese automóvil y decimos que nos los robaron ellos nos darán la ubicación exacta del vehículo. Encontraremos donde está esa mujer. — completa mi frase.

No puedo controlar mi emoción así que me alejo de Matteo y lanzó un grito acompañado de un chillido de la emoción.

— No lo puedo creer. — suspiro con una sonrisa. — Gracias.

— No hay de qué pero la próxima vez procura no gritar en un tono tan alto, casi me dejas sordo, mujer. — reímos.

— Lo lamento. — reí y comencé a acercarme a la silla de Matteo. — Eres un gran detective.

— Gracias, me halagas. — se levanta de su asiento. — ¿Vas a ir al roller hoy?

— Quizás, si es que hay ensayo de patín.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Obvio.

— ¿Qué somos? — se acercó más y yo retrocedí un paso pero mi trasero se topó con el sillón y le permitió acorralarme.

— Somos humanos.— respondí.

— No me refiero a eso, ¿Qué somos nosotros? ¿Amigos? ¿Novios? ¿Free? ¿Qué somos?

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