Primer día en la 100

15.4K 655 128
                                    


Primer día de octubre, los árboles empezaban a teñirse con los apagados colores del otoño, las hojas a caer, dejando una alfombra ocre y marrón por las aceras, primer día de clase tras un largo verano para reponer las pilas y empezar de nuevo con la rutina, estudiar hasta tarde, pasear los apuntes de un lado a otro para obtener el merecido premio, calificaciones intachables y menciones de honor.

A sus veintitrés años amaba lo que hacía más que a nada en el mundo, a pesar de que su familia le había insistido que usara su inmensa capacidad en alguna carrera que le deparase un futuro, ella siempre supo que literatura era la mejor opción, su pasión, amaba los libros como amaba la vida y por mucho que tuviera pocas salidas profesionales, prefería dedicar su vida a enseñar aquello que le gustaba que amargada trabajando en cualquier cosa que para ella no tuviese sentido.

Sus cabellos castaños alborotados por el viento, su chaqueta del mismo color colocada impecablemente sobre ella mientras con una sonrisa y sus ojos color esmeralda brillando por la emoción de volver a sumergirse en sus libros, en las cuatro paredes de la facultad, respirar el ambiente calmado y tenue de los estudiantes, era como un mundo paralelo donde se sentía mejor que en su propia casa, llegó a la facultad y sonrió con ganas a su mejor amiga, que la esperaba de forma impaciente.

Anya y ella eran muy diferentes y a la vez inseparables, de cabellos rubio oscuro y tendencia a meterse en más de un lío, desde el primer día de clase hacía ya cuatro años se había vuelto su protectora y por encima de todo su mejor amiga.

Estaba nerviosa, en sus ojos verdes podía leerse la duda como un libro abierto, no sabía si había acertado al elegir las asignaturas especificas de su carrera, un impulso la empujó a decantarse hacia la creación literaria aunque no sabía si era buena en eso. En su momento le pareció un reto, algo más que enfrentar, pero estando tan cerca de empezar las clases una punzada de miedo se apoderó de ella, se enfrentaba a lo desconocido por primera vez y no sabía si saldría victoriosa.

Anya agitó su mano frente a su rostro, como una payasa intentando llamar su atención, ya que se había quedado sumida en su propio mundo pensando en que, en unas horas, tendría por primera vez clase en el aula 100.

-Castaña, no me haces caso ¿Qué tal las vacaciones?

-Bien, tranquilas, leyendo y paseando por la playa ¿Las tuyas?

-¿Me vas a decir que este verano tampoco ha aparecido por fin el hombre de tu vida?

-El hombre de mi vida es un buen libro, intuyo que te lo has pasado bien estos meses

-Lo habría pasado mejor si no hubiese estado pensando cada día en por qué te hice caso y escogí Metodología y creación literaria, segura que suspendo

-No tenías que haberla escogido, yo la escogí porque quiero aprender algo nuevo

-No me da miedo la asignatura, me aterra la profesora que la imparte, dicen que da escalofríos, tiene una forma de mirar que da miedo y casi nadie aprueba con ella, seguro que por hacerte caso no me licencio

-Si no te licencias es porque no quieres, no me eches a mí la culpa

-Me vas a decir que no te da un poco de mal rollo esa asignatura

-No, habrá que estudiar, trabajar y sacarla adelante como las otras, por muy dura y terrorífica que sea la profesora

Casi sin darse cuenta, entre risas y algún que otro cotilleo, llegó la hora de enfrentarse a la novedad, el aula 100.

Entró y se sentó en primera fila, le gustaba estar cerca para no perderse detalle de las cátedras de los profesores y esta en particular la tenía intrigada. Clarke Griffin, cuando supo quién le daría clase estuvo investigando, le gustaba conocer a sus profesores, saber de dónde habían salido y por qué merecían un puesto en tan prestigiosa universidad.

Aula 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora