Gala benéfica

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Hacía poco que dieron las cinco de la tarde, Clarke estaba en su despacho intentando corregir unos trabajos mas no podía concentrarse. Su rostro mostraba una leve sonrisa mientras su mente viajaba a ese momento en el parque, en ese banco junto a Lexa aprendiendo a conocerla a través de la música que sonaba en su Ipod en aleatorio.

Cansada de corregir sin prestar atención a sus quehaceres alzó la mirada para encontrarse con la foto de la pequeña Eliza, su hija le devolvía la sonrisa desde esa fotografía y su interior se llenó de vida.

Acarició lentamente la fotografía, dibujando sus rasgos y analizando cómo en pocos meses había cambiado tanto su vida, había pasado de no soportar la presencia de la pequeña a echarla de menos cuando pasaba demasiado tiempo sin verla, de no querer ni tocarla a buscar su contacto.

Algo le estaba pasando desde que Lexa apareció en su clase, desde aquel primer día en la 100 ella estaba cambiando, estaba cerrando con su pasado de alguna manera y eso repercutía en su relación con su hija y con todos los que la rodeaban de alguna manera, volvía a disfrutar de dar clase, volvía a sentir pasión por aquello que hacía, su nombre volvía a sonar en las altas esferas ya que se rumoreaba que había retomado la escritura.

Sus ojos brillaban mirando la fotografía de su pequeña, miró el reloj pues era pronto y ya se había escapado demasiadas veces para ir a buscarla, tendría que esperar unas horas. Cuando de repente llamaron a la puerta y se acomodó para recibir al visitante, a esas horas solo podía ser el decano o alguien importante.

Su gesto cambió cuando entró Ontari en el despacho, desde hacía dos años su relación con esa mujer estaba rota a pesar de que la morena no tenía la culpa de nada, Clarke era cabezota y obstinada por lo que jamás reconocería su error ante ella.

-¿Qué quieres Ontari? Estoy ocupada

-Yo ya me iba, venía a preguntarte si no te vas tú también

-Aún no he terminado, así que no me voy

Ontari pareció no escucharla, sus ojos claros estaban fijos en el marco que adornaba la mesa de Clarke aunque no podía ver la fotografía. Tomándose libertades que la rubia no le había dado cogió la foto para mirarla y una tierna sonrisa apareció en su cara al ver la imagen de la pequeña Eliza.

-Que mayor está, la última vez que la vi tenía seis meses ¿Cuánto tiempo tiene ahora?

-Dos años

-¿Raven sigue cuidándola?

-Sí, siempre que puede

-¿Algún día dejarás de echarme la culpa Clarke? Sabes perfectamente que yo no la tuve

Clarke suspiró, en cierto modo sabía que Ontari tenía razón, nadie tenía la culpa del accidente que se llevó a Nylah a pesar de que se empeñó en culpar a todo el mundo que la rodeaba.

-Ya no te culpo, Ontari ¿Qué quieres?

-Nada, recordarte que si no te vas a preparar no llegarás a la gala benéfica de esta noche

-¿Esta noche? ¿Es esta noche? Imposible es la semana que viene

-Clarke es esta noche

-No puede ser esta noche, Raven no está disponible esta noche

No dejó que Ontari respondiera, estaba metida en un buen aprieto pues no podía faltar a la gala y no tenía a nadie con quién dejar a Eliza, la morena la vio salir corriendo del despacho como alma que lleva el diablo, completamente confundida. Clarke Griffin jamás olvidaba algo tan importante, algo debía estar pasando en su mente.

Aula 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora