Capítulo 15

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—Tengo una sorpresa— fue lo primero que dijo Lucas cuando entro a la casa, salvándonos de un silencio incomodo que se estaba prolongando a toda la cena.

La situación seguía igual: indiferencia, mal humor y quejas, sin contar el ruido molesto de los cubiertos al machacar la carne contra el plato.

Habían pasado 3 días y a esta altura ya ni recordaba por qué estábamos enojados.

—Suéltalo— le dije, reclinándome sobre mi asiento.

—Bueno, como veo que la situación esta que pela, he decidido traer un regalito— comenzó mientras mantenía las manos escondidas detrás de su espalda— Me ha encantado cuando lo vi.

—Por favor, que sea un led de 52 pulgadas— Brat cruzo los dedos.

—¿Una batidora nueva?

—¡Mis consolas!

—No es algo que se compre.

Nos pusimos a pensar sin darnos cuenta que de a poco el habiente habitual volvía a la casa. Observe como Gemma sonreía inconscientemente, dándose cuenta de lo mismo.

—Me rindo— dijo Rich.

Lucas saco las manos detrás de su espalda y nos dejo ver una caja de zapatos.

—Ni en sueños— dijo Alessandro al ver como una cabecita marrón asomaba por la caja.

—¡Un perro! — fue lo primero que dijo Brat, parándose para ir a tomarlo.

El cachorro era del tamaño de la palma de mi mano con el pelaje color canela y ojos verdes. Lucia tan dulce como un caramelo mordiéndose los cachetes y con las orejas enormes tapándole el rostro.

Debía admitir que siempre había tenido cierta debilidad por los perros pero nunca había tenido la oportunidad de adoptar uno.

—¿Cómo lo llamaremos? — pregunto Gemma rascando la parte trasera de sus orejas marrones, provocando el placer del cachorro.

—Canela— propuso Mateo, quien también se había amontonado alrededor de él.

—Es macho— confirmo Rich, levantando la patita marrón.

—Pedo.

—Culo.

—Caca.

—Estoy rodeado de imbéciles— gruño Alessandro.

—Mocoso, como Brat— propuse, a lo que todos reímos. Brat levanto la cabeza de un golpe.

—¿Por qué como yo? — pregunto el rubio sin entender.

—¿En serio no lo sabes? — pregunto Mateo.

Brat significa mocoso en ingles— comento Alessandro, quien todavía permanecía sentado en la mesa limpiando las orillas de su boca con una servilleta.

Brat abrió los ojos; —¿Todo este tiempo me estuvieron llamando "mocoso"?

—¿Acaso no lo sabías?

—Claro que no. Yo pensaba que no sabían pronunciar la D.

Gemma no pudo evitar soltar una carcajada que de a poco se fue contagiando a todos nosotros (hasta Alessandro dibujo una pequeña sonrisa), menos a Brat que nos miraba con el ceño fruncido seguramente analizando la farsa que había vivido toda su vida.

—¿Entonces como llamaremos a esta cachorrito?

—Santi —dije, sin realmente pensarlo. Mis amigos se miraron entre si y luego al cachorro que ahora jugaba con el pelo castaño de Gemma.

—Santi será.





A la mañana siguiente me toco levantar a Rich. Fui hasta su nido de ratas y corrí las cortinas, mientras mi amigo comenzaba a maldecir.

—Vamos, señor vago —tire de sus sabanas a lo que el morocho respondió tirando patadas al aire— Tienes 15 minutos para levantarte o traigo agua fría. Y sabes que lo haré.

—Gente sin alma— gruño él.

Quince minutos fue el tiempo que necesite para bañarme, agarrar un vaso de agua fría y tirárselo en la cara a Rich.

Con la toalla todavía alrededor de la cintura y el cabello mojado, disfrute como mi amigo sufría.

—Nos vemos abajo.

Estaba abriendo la puerta cuando Gemma hizo el ademan de entrar. Choco contra mi pecho desnudo como todo un cliché.

Debo admitir que me sentí alagado por la forma en que su rostro se volvió rojo mientras no despegaba la vista de mi cuerpo. A veces me gustaba salir a correr con Brat y Mateo los días de semana se ocupaba de comiéramos lo más sano posible, aunque a veces nos agarraban ataques de glotones y comprábamos frituras y chocolates para todo un ejército... De todas formas, mi físico estaba en buena forma pero no gracias a milagros del cielo.

Volviendo al tema, ahí estaba Gemma, observando a este dios griego llamado Anthony Cook.

—Eh... yo...

—¿Todavía sigues aquí? — pregunto Rich estirando sus brazos y torso.

—Ya me iba— logre decir, dejando a Gemma y Rich desconcertados.

Ya con ropa puesta baje a desayunar, encontrándome con una discusión entre Lucas y Alessandro sobre quien limpiaría las necesidades de Santi, nuestra nueva mascota luego de Lucas.

—Tu trajiste ese bicho aquí, ahora debes hacerte cargo de él—gruñía un enfadado Alessandro, tratando de mantener su dignidad alta mientras Santi mordisqueaba sus zapatos italianos y correteaba entre sus piernas.

—¡Pero ahora es de todos! —Respondía Lucas, haciendo gestos con las manos— Además, Santi se siente muy mal debido a que no lo tratas bien. Dice que hará popo en tu puerta si no dejas de llamarlo "bicho feo"

El morocho tiro de sus cabellos, exasperado; —Pues puedes decirle al bicho feo este que en cuando haga sus necesidades en mi puerta, lo echare a patadas de...

—¡Abran paso! — Mateo pasó entre los dos, casi pisando la cola de Santi. Llevaba los brazos cargados con bolsas de supermercado.

Apoyo las bolsas sobre la cocina y las miro por largo rato hasta suspirar; —Ahí va mi sueldo.

El castaño comenzó a sacas cuencos, sartenes, ollas y frascos de especias. Los productos sobre la mesa, como siempre, eran de buena calidad.

Mientras nosotros nos acomodamos todos en la mesa de la cocina para la comida más importante del día, el desayuno. Brat veía una repetición de futbol. Santi se había sentado al lado de Alessandro mientras este leía el diario y tomaba café. El cachorro extendía su corta patita hacia la pierna del moreno pero golpeaba el piso al no encontrar sostén.

—Aw, quiere comida. ¿Quien es un cachorrito bonito con el estomago vacío? Si, tú. Tú lo eres— dijo Lucas, quien parecía tener corazones en lugar de ojos, como en las caricaturas.

—Entonces aliméntalo— contesto Alessandro.

Gemma bajo cabizbaja a desayunar, sin cruzar miradas. Me preguntaba si todavía seguía avergonzada sobre lo de hoy. Yo me sentía realmente adulado.

Mateo estaba cocinando salsas y poniéndolas en cuencos para luego tener que calentarlas en la mini cocina que le daban los críticos.

—Realmente no me gusta decir eso, pero estaría necesitando un poco de calma aquí— comenzó Mateo con voz melosa—Así que... ¡Fuera de mi cocina manga de monos!

Hoy era el día de la degustación.

La casa de los monos [ EN PROCESO ]Where stories live. Discover now