- Camila....hija...

- No lo entiendes, mamá. Era todo, era el estado, era la comodidad y...

- Nunca renuncies al amor si es verdadero - dijo Sinu y aquellas palabras, martillaron en el pecho de Camila, aclarando la espinita de la duda que aún persistía en su mente.

- He hecho algo estúpido, ¿no? - Camila le susurró. Sinu no habló más. Simplemente colocó su mano sobre las piernas de Camila mientras esta, hacia su mejor esfuerzo para mantener sus emociones bajo control. Pero al momento, reclinó su cabeza sobre el hombro de su madre y lloró. Sinu no dijo nada. No necesitaba castigar más a su hija. Sabía que Camila aprendería de sus errores en algún momento, que crecería, maduraría y se enamoraría otra vez.

********************************

Un fuerte trueno sonó afuera. Lauren se situaba frente a su vestidor y saltó cuando se escuchó aquel el estruendo. Afuera, perfectamente se veía como la lluvia empezaba caer a cántaros. Se asomó por la ventana y apenas podía ver a Boris rápidamente meter los caballos dentro en el establo. Miró el cielo. Estaba previsto que para el día siguiente, tendría otra reunión con el príncipe y confiaba que la lluvia pasaría cuando amaneciera. Odiaba viajar bajo la lluvia, a menudo porque las ruedas del coche se llenaban de barro y se veía obligada a esperar dentro hasta que pudiera salir para no manchar sus caros vestidos.

Otro trueno se escuchó por encima de su casa y levantó sus manos, tapándose las orejas para acallar el ruido. Cerró los ojos cuando los rayos atravesaban su visión a través de la ventana cada diez segundos. Se acurrucó en la cama y se tiró las sabanas sobre su cabeza. Odiaba las tormentas.

"Dios no ataca a las personas como usted con un rayo"

Los recuerdos eran más aterradores que la tormenta.

- Déjame en que paz! - gritó. Se sentó en la cama de un golpe moviendo la cabeza violentamente como si estuviera poseída. A veces pensaba que lo estaba.

Hace ya más de un año, había suprimido los recuerdos y sentimientos que sentía por Camila, entonces se preguntó; por qué de repente regresaban para atormentarla? Había comenzado con una flor, algún estúpido inconsecuente que le recordaba el amor que sintió hace un año, y ahora la amenazaba con hacerla luchar de nuevo con sus emociones. Preferiría estar bajo la lluvia, con los rayos y truenos sonando justo encima de ella que recordarla.

- No quiero pensarte otra vez! - decía. Tenía que ser un mal presagio, no había sido nada más que un mal presagio si seguro eso era. Nada bueno provenía de ella, Lauren pensó, intentando una vez más alejar los recuerdos. Es mejor olvidar que alguna vez existió.

Cuando llegó la mañana, Lauren miró afuera. El cielo aún estaba gris y el aire llevaba una sensación pegajosa y húmeda que le picaba en la piel. Podía oír las gotas de agua que caían en los árboles que estaban alrededor de su casa, la lluvia había parado apenas unas horas antes de que despertara. La puerta se abrió y una sirviente, que del cual no se molestaba en recordar su nombre, entró. Saludó a Lauren y se dirigió hacia su vestidor, sacando todo tipo de prendas de vestir. Lauren la observaba, sonriendo maliciosamente cuando veía que hacía todo el tiempo mal su trabajo.

- Ni te molestes con eso - Le dijo Lauren - No usaré un vestido que tenga tus huellas de suciedad por todas partes - La sirvienta se disculpó. Y la ojiverde Simplemente rodó los ojos al ver la incompetencia de la joven chica.

Una vez que ya estaba vestida, caminó por las escaleras mientras su padre y su madre se sentaban en la mesa del comedor. Michael, la admiraba, sorprendido por el formal atuendo.

- Vas a ver a alguien, mi princesa? - Preguntó.

- Voy a visitar al príncipe, por supuesto - Lauren, dijo. Clara se puso de pie y la estudió cuidadosamente antes de asentir con la cabeza para darle su aprobación.

Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now