Capítulo 1❀

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"Hoy llegaré pronto, te lo prometo" había dicho Minseok mientras peinaba aquella mañana a su hija. Aquel día otoñal Youngmi había decidido lucir dos coletas en lo alto de su cabeza, lo cual alivió a Minseok puesto que era un peinado fácil y bonito. A veces, cuando su pequeña mencionaba que quería llevar trenzas o peinados como los que llevaban las niñas de su clase, el mayor se angustiaba al no poder cumplir los deseos de su pequeña; no tenía la habilidad suficiente para hacer aquellos complicados peinados.

Cuando terminó, Youngmi se subió al pequeño taburete del baño y se miró en el espejo, aprobando así el peinado que su padre le había hecho con tanto esmero y dedicación. Las dos coletas, una a cada lado de su cabeza, rozaban sus orejas de forma divertida. Después se volvió a girar mirando a Minseok y añadió:

—¿A las cuatro?

—A las cuatro —repitió este, esta vez convirtiendo la pregunta en una afirmación.

La pequeña elevó su dedo meñique en el aire y el adulto no tardó en reconocer su significado, imitó sus acciones hasta que firmaron aquel trato con el conocido Pinky promise.

Mas aquella promesa se había resumido a un simple roce de meñiques. Fue a las cuatro y veinticinco cuando el pelinegro aparcó su coche y salió corriendo —casi olvidándose de cerrar el coche— directo a la guardería en la que Youngmi le esperaba. La guardería estaba situada en una calle estrecha pero limpia. Los árboles, desnudos y huesudos producto de las descendientes temperaturas, habían dejado caer todas sus hojas. Estas, a lo largo del día, se habían ido amontonando en los bordes de la carretera. Aun así no pasaban muchos coches por aquella calle, haciéndola un lugar tranquilo.

Minseok estuvo a punto de tropezarse y caer pero pudo mantener el equilibrio en el último momento. Aprovechó para recuperar la respiración y acomodarse el traje azul marino que acostumbraba a llevar. Después volvió a correr dispuesto a llegar lo antes posible. Su hija siempre se quejaba de lo tarde que llegaba siempre. Como a cualquier niño, no le gustaba tener que esperar a su padre mientras todos sus amigos se iban nada más terminar las clases. Minseok solo se disculpaba y prometía que llegaría pronto al siguiente día, no pudiendo explicarle lo difícil que era ser padre soltero.

Una niña de tres años no iba a entender aquello.

Cuando por fin llegó al portal de la guardería se encontró a su hija sentada en el banco de enfrente. La pequeña agitaba sus piernas en el aire de forma animada. No obstante lo que más le soprendió y en cierta medida, atemorizó, fue el muchacho que se sentaba a su lado relativamente cerca de ella. La preocupación le impulsó a acercarse rápidamente, por suerte, cuando su hija lo vio esta corrió a abrazarle. Minseok la tomó entre sus fuertes brazos y la elevó en el aire, dándole un sonoro beso en la coronilla.

—Siento haber tardado tanto, lo siento tanto —repitió el pelinegro al notar como los bracitos de su pequeña se enrollaban alrededor de su cuello buscando protección y calor.

Fue la mirada de otra persona la que interrumpió y en cierta medida incomodó al adulto, haciendo que apartase un poco el pelo de su hija para observar al chico que les observaba. En el rostro de este se diferenciaba una clara sonrisa gatuna, la cual hacia juego con las dos medias lunas que tenía por ojos. El chico parecía relativamente joven y su manera de vestir lo apoyaba en aquel aspecto, siendo unos vaqueros, unas zapatillas Converse de color rojo y una camiseta simple blanca su atuendo. También tenía al lado suyo una mochila negra y Minseok no pudo evitar pensar en si su pequeña Youngmi entraría ahí dentro. Sonaría alocado pero el mayor miedo del pelinegro era perder a su hija.

Aunque la sonrisa del joven parecía sincera Minseok no confió en ella y tomó rápidamente la mochila rosa de su hija. Así pues, con la mochila a su espalda y su hija entre sus brazos, se dio la vuelta y empezó a caminar de vuelta a su coche aparcado al final de la calle. Intentó olvidar el rostro de aquel chico pero no se percató en el hecho de que su hija todavía podía mirar lo que había a sus espaldas.

Baby baby ❀ {Xiuchen/Chenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora