Veinte

2.1K 109 40
                                    

Pasan los días...

Narra Dani.

Estoy un poco nervioso, y no sé muy bien por qué. Tal vez porque voy a conocer a la chica que hará feliz a mi hermano, o porque voy a ver otra vez a Alicia.

Opto por lo segundo. Aunque por lo primero también, obviamente.

Hemos quedado primero Alicia y yo en el parque de detrás de su casa, como la primera vez. Pero ésta vez no me la voy a llevar a Valencia, si no que me ca a enseñar a llevar patines de ruedas. Ya verás que risa.

-Hey, que puntual.-me sonríe en cuanto me ve, y mi corazón me empieza a latir muy rápido-. ¿Preparado para patinar?

-No, es más, creo que estoy más preparado para cagarme del miedo.

-Encima de creído, cagueta. Vaya hijo...-rueda los ojos. Me da un golpe en el brazo, y se echa a reír. Le miro serio-. Estás muy feo así. Tremendamente feo.-para de reírse y me mira ahora ella seria. Ahora soy yo el que me río-. Venga, vamos a sentarnos y a ponernos los patines.

Vamos a un banco, y nos descalzamos. Ella lleva unos calcetines tobilleros blancos. Muy sencillos, los míos son más de lo mismo.

-Okey, vamos allá.-se da una palmetada en los muslos, se da impulso y se levanta. Da una vuelta mientras que yo acabo de atarme los cordones de los patines, y se para justo delante mía.-Vamos, no te hagas el remolón.-me da sus manos, y yo se las cojo en seguida. Tira de mí, y me levanta del banco.

Me empieza a dar indicaciones. Es buena profesora, porque por ahora, no me he caído.

-Lo más importante es, que eches el peso de tu cuerpo hacia delante, porque si lo echas hacia atrás, te caes de culo, y no queremos eso.

-Ah, claro. Nos partimos la cara y no pasa nada. No partimos el culo y nos morimos. Muy lógico, sí.

-Venga, hazme caso Daniel. Pon el culo en pompa.-me da una palmetada en el culo, y lo pongo en pompa-. Ahora bien, dame las manos.-se las dí sin pensármelo dos veces-. Ve moviendo los pies uno detrás de otro, al mismo ritmo.

Aquí se pierde más calorías que follando, os lo digo yo.

Me agobio tanto, que me caigo al suelo, y Alicia, cae encima mía.

-Ups, nos caímos. Ya decía yo que no iba a durar mucho de pie.-dije riéndo.

-Bueno, por lo menos has patinado un pico. Estoy muy orgullosa de tí, Dani.-dice mientras se pone de pie.

Me quedo mirándola. Para mí, es muy importante que me diga, que está orgullosa de mí.

-Eh, ¿qué pasa, tengo monos en la cara?-dice haciendo aspavientos.

-No, nada... Es sólo que casi nadie me ha dicho que está orgulloso de mí. Me alegra que me hayas dicho eso.

-Es que es cierto Dani. Estoy muy orgullosa de tí.

-Antes no pensabas eso.-hago ademán de levantarme, pero con las mierdas de los patines me resbalo.

-Venga Dani.-me ayuda a ponerme en pie-. Sabes que no es cierto.-nos sentamos en un banco, y comenzamos a ponernos los zapatos-. No creo que seas como Sandra me dijo. Creo que eres una persona que tiene mucho que demostrar.

-Y lo soy Alicia. Pero nadie quiere verlo. Solo se quedan con lo malo.

-Yo estoy ansiosa por verlo. Somos amigos, ¿no? Estoy aquí para que te desenvuelvas, y yo te ayudaré a que te olvides de tu pasado.-me sonríe, y apoya su cabeza en mi hombro.

-Gracias por aparecer en mi vida Alicia. No sé que hubiera hecho.

-Gracias a tí, por hacer de mi vida una aventura. Y mira que nos conocemos poco... ¿habrá muchas más aventura no?

-Habrá miles de aventuras tranquila.

-Pues venga, vamos a Starbucks, que no llegamos.

Vamos al centro andando, es un buen paseo, pero se hace más ameno si estás al lado de Alicia.
Es cierto, nos conocemos de hace días, y hemos hablado de a dónde queremos ir en unos años. En las aventuras que queremos hacer. Y por eso, ya tengo la próxima aventura más que pensada. Pero eso, para más adelante.

Llegamos a la cafetería, y aún no ha llegado Jesús con la persona que me tiene que presentar, pero nada más que nos sentamos, entran por la puerta, y lo veo que va cogido de la mano de una chica, y no puede ser otra, que Sandra. La amiga de Alicia.
Nos miramos boquiabiertos, no nos lo esperábamos. En seguida se sientan con nosotros.

-Jesús, quiero presentarte a Alicia, una amiga mía.-le digo mientras que él se levanta a la misma vez que ella, y se dan dos besos.

-Encantada de conocerte.-le dice Alicia con su dulce voz.

-Ella es Sandra, mi novia.-dice Jesús.

-¿SOIS NOVIOS?-decimos Alicia y yo a la vez.

-¿Desde cuándo estáis juntos?-pregunta Alicia.

-Desde ayer. Tuve que dar el paso, no podía seguir siendo sólo su amigo.-responde Jesús.

Madre mía la que ha liao el pollito.

-Ah, bueno. Que duréis mucho.-dije.

-Vaya, pues... Me alegro un montón de que estéis juntos. De verdad.-dice Alicia aún sorprendida.

Nos cuentan desde cuando hablan y nos quedamos a cuadros. Sobre todo yo, porque Jesús y yo somos casi la misma persona, y no me ha dicho absolutamente nada.

Nos despedimos, y Alicia y yo volvemos juntos a la urbanización.

-Estás muy raro desde que tu hermano nos ha dicho que está saliendo con Sandra.-dice Alicia.

-No quiero tener como a cuñada a una persona que piensa que soy un matón y un mindundi.

-No te rayes por eso Dani... Deberías de estar feliz por Jesús.

-Ya, pero no me sale.-me abraza y me quedo congelado.

-Oye, abrázame, ¿no? Yo también quiero un poquito de amor.

-Sabes que de mi parte lo tendrás.-le doy un beso en la cabeza.

¿Y si le digo todo lo que siento por ella ahora?

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora