— Entonces lo que dijo seguramente era verdad —se dijo el más bajo— Tu nombre es Jongin ¿verdad?

— Jon..gin... —repitió el moreno extrañamente familiarizado con aquella palabra— Supongo... que si... —fue lo único capaz de decir, no recordando mucho de lo pasado hace tanto. Y de lo cual, solo podía ver el rostro del que una vez fue su padre, y que ahora confusamente, ya no odiaba.

— Lo es —afirmo el pelinegro, acariciando la cabeza del pelicastaño— Y te devolvieron lo que tanto te hacía falta.

— ¿Eh? —contestó confuso el moreno— ¿Cómo?

— El demonio —explicó Kyungsoo, dándole golpecitos en el hombro mientras le dedicaba una sonrisa— Hiciste lo que tuviste que hacer.

— No entiendo... —comento el pelicastaño, mirando su propio cuerpo incrédulamente.

— Estoy enamorado de ti —confeso el chico de ojos grandes, apartando la mirada nervioso—Me robaste el corazón.

Esa respuesta disipo algunas dudas del moreno, quien sin esperar algo así, sintió como sus labios eran golpeados por algo suave, que le trajo sensaciones que en su vida, nunca había experimentado y que para su extrañeza, y un poco de pánico, hizo que se le dificulte respirar.

Kyungsoo le estaba besando.

El pelinegro sonrió y apartándose de Jongin le hizo una pregunta más— Las palpitaciones ¿Las sientes? — preguntó percatándose de como el otro se mantenía quieto, con una expresión seria sin un punto fijo de mira, antes de dirigirla lentamente hacia él, y posar sus dedos sobre su nuca para acercarse, y volver a unir sus labios con los suyos.

— Lo siento, lo oigo —le susurró entre besos— No solo es el mío, sino también el tuyo.

— Si... —apenas y pudo responder el pelinegro, sintiendo como la lengua de Jongin se adentraba en su cavidad bucal a la vez que posaba las dos palmas sobre sus mejillas.

Kyungsoo no pudo evitar que un pequeño gemido se escape de sus labios, en el momento en que el moreno acaricio el cabello de su nuca, y posteriormente lo sostuvo en un puño, para luego halárselo hacia atrás.

— N-no sé qué es lo que me está pasando —le confeso Jongin en el oído, mientras adentraba su otra palma bajo la camisa que Kyungsoo tenía puesta— Mi corazón está latiendo muy rápido y ahí mismo, percibo una corriente que me hace sentir vivo —explico— Pero lo más raro, es ese calor en todo mi cuerpo que me pide, y exige que te siga tocando —inquirió ahora pasando la camisa del más bajo por sus brazos, para tenerlo con el torso desnudo— Nunca antes había sentido algo tan absorbente e incontrolable.

Dejando a Kyungsoo recostado, Jongin pasó los dos brazos por su espalda para poder palpar más de su piel, mientras volvía a besar sus labios con menos delicadeza y posteriormente pasar la lengua por su cuello.

— Jongin... —le llamo el pelinegro y el otro, sin ser capaz de parar el recorrido de sus palmas, solo alzo la mirada hacia su rostro— Lo que sientes en el pecho, es felicidad —le explico el más bajo, mientras depositaba una de las palmas sobre su cabeza, para sacudir su pelo— Y lo de tu cuerpo, es deseo.

Por primera vez, Jongin le permitió al otro visualizar una sonrisa, una limpia sin un atisbo de resentimiento o burla, una que ahora que observaba con atención, catalogaría entre pervertida y maliciosa.

— Entonces supongo que está bien que te siga tocando —fue lo que le susurró el moreno en su oído, antes de pasar su lengua por allí hasta el cuello y besar su piel con fuerza dejando una marca, aun recorriendo todo su torso con las palmas— No es suficiente para mí —balbuceó continuando con sus acciones— Nunca lo es.

AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now