Capítulo 16

3.1K 721 672
                                    

Parte 1

Fue como un golpe contra el asfalto. Un capítulo amargo que me gustaría olvidar pero permanecerá siempre en mi cabeza. Cada palabra que se escribe en nuestro libro de vida, cada coma, cada espacio y punto, tiene un significado. No hay una página que esté de relleno, no podemos arrancarlas y fingir que no estuvieron ahí. Es una reacción en cadena, cada acción se alimenta de otras y nos forman entre líneas. Es una batalla diaria sin un ganador absoluto.

Y ese día fue uno de los round más salvajes que tuve la mala fortuna de vivir en carne propia. Siendo sincera aún me duele cada golpe, cada herida que en ocasiones amenaza con abrirse, cada moretón que parece borrarse pero se sabe a la perfección el lugar que pintó.

Ver mis cosas fuera de casa tenían un sólo significado, por más que lo deseara y tratara de buscar otros no los hallaría.

Recuerdo la sensación del viento golpeándome la cara cuando bajé del automóvil, casi la misma intensidad que mi corazón se golpeaba con mi pecho. Ese pequeño siempre me recordaba que estaba ahí cuando llegaba olvidar que seguía en la realidad.

Mis cosas en la calle eran más que madera y tela esparcidas en una banqueta sucia, era verme expuesta a una fragilidad que solía esconder. Y es que me di cuenta, o al menos recapitulé, que la vida no depende de una persona solamente, hay valor en cada avance que dan los demás aunque trate de ignorarlo.

Con pasos lentos llegué hasta donde un par de hombres sostenían una base de cama para colocarla en el suelo.

—¿Qué está pasando aquí? —Mi voz exigía una explicación, pero no con la fuerza que hubiera querido, algo dentro de mí se había hecho pequeño.

Uno de los trabajadores del camión de mudanzas se encogió de hombros y echó un vistazo al interior de la casa. Ahí estaba mi respuesta.

—No muevan nada, esto ya se arregla —dijo Natalia a mis espaldas cuando me encaminé a mi hogar.

Tenía que escucharme. ¿Qué demonios le pasaba por la cabeza? Una mezcla de miedo y coraje se formó en mi estómago quemándolo. Tenía tantas emociones a flor de piel que hasta respirar me parecía una misión imposible.

Y la vi, no tuve que poner un pie dentro para encontrarla. Descubrí que los villanos en la vida real se alejan del concepto que es famoso en la televisión, porque aquí no siempre pierden, no siempre te avisan que van hacerte pedazos.

La acompañaba otro hombre y una hoja que sostenía como tabla de salvación. Cuando nuestras miradas se encontraron no se inmutó, incluso sonrió. Con las ganas que tenía de sacarle ese par de ojos debió correr.

—No la esperaba tan temprano —comentó haciéndole una señal a su compañero para que se marchara. 

Paciencia, paciencia.

—¿Qué está haciendo con mis cosas? —pregunté molesta mientras le arrebata a uno de los trabajadores que pasaba a mi lado una caja donde guardaba mis hilos—. Preste para acá.

—No se comporte así, Margarita, están haciendo su trabajo —me pidió con amabilidad, fingiendo ser la persona más correcta del mundo.

—¿Asaltar casas es su trabajo? —la reñí en voz alta.

—Seguir mis órdenes —aclaró menos paciente—. Usted sabía que esto iba a pasar.

¿Soy vidente ahora?

—¿Cómo lo haría si ni siquiera tiene la atención de avisarme antes de sacar todo a la calle? —grité desesperada. Me estaba hartando su actitud de aquí no pasa nada. ¡Se está cayendo el mundo, reacciona!

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora