Capítulo 12

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Nota: Segundo capítulo publicado el día de hoy, evita spoilers. ♥

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¿Qué era esto?

Era obvio y se me complicó tanto captarlo. Mi hámster interior se había quedado dormido en la ceremonia y no lograba hacerlo reaccionar. Fue hasta que se acercó María y me abrazó cuando recuperé un poco el aliento. Casi recuerdo el temblar de mis manos presas de la emoción.

—¡Margarita, felicidades! —me dijo, pero yo sólo me dediqué a observar la cartulina que llevaba mi nombre. Para mí—. Le organicé algo sencillo, pero no quería pasarlo por alto —me contó cuando se separó. Ojalá hubiera articulado un gracias. pero estaba nerviosa y sólo me preocupaba por responder a las preguntas que en mi cabeza se formaban.

—¿Por qué?

—¿Disculpe? —Me miró extrañada. Se supone que aquí me caigo de la cama y despierto.

—¿Por qué hizo esto? —cuestioné desconfiada.

Ella sonrió divertida al conocer que exigía una respuesta de verdad.

—Es una manera de pagar el trago amargo que pasó en su cumpleaños. Esa vez no quise hacerle un desplante, me sentí muy culpable por eso.

Culpa, sí, eso explica mucho. Pero estaba bien, muy bien, era lindo para no valorarlo. Observé el lugar, esa vieja calle que servía para vivir mi día a día era ahora escenario de un buen momento.

—No se preocupe, no gasté mucho, pero se hizo de todo corazón —continuó explicando con amabilidad.

Quise preguntarle más, pero Natalia me hizo un gesto para que no insistiera. No entendí la razón pero le seguí el juego, permití que me guiara hasta la pequeña mesa donde reposaban las bebidas y los bocadillos.

—Tome lo que guste, es en su honor —me pidió María haciendo dote de su generosidad. Le sonreí aún algo atontada al verla alejarse para acercar a su hijo a nosotros.

—Quién lo diría, toda una celebridad —se burló Carlos al ver a los invitados, la mayoría desconocidos.

La sencillez del evento me relajó un poco.

—Vamos, Carlos, celebra con ella —dijo Natalia feliz por el alboroto—. Margarita, no se cuestione tanto por qué pasan las cosas, sólo disfrútelas, se las merece.

¿En serio lo merecía? No lo sabía, pero ya más tranquila analicé la razón de todo esto, y aunque quise hacerlo no lo mencioné en voz alta. Llevaba años escarbando hasta el fondo, era momento de correr riesgos.

—Bueno, si tú lo dices. —Me encogí de hombros antes de tomar un par de vasos con agua de horchata y entregárselos—. De igual manera ya que yo no puedo pagárselo, que se lo pague Dios.

—Un clásico. —Lo recibió él con una sonrisa disimulada al escuchar mi manera de justificar todo—. Por cierto, espero tengan permiso para cerrar la calle porque si no Natalia se lo informará a sus superiores.

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora