Su respiración es pesada sobre mi oído, enviando una corriente de excitación por todo mi cuerpo. La mano que aún esta sobre mi muslo, se mueve hacia arriba, dentro de mi vestido, sus dedos rozan mi intimidad por encima de mi ropa interior y suelto un gemido, —Ares...

El roce de nuestros cuerpos se ha vuelto más rudo y sexual, agradezco por el ruido y la oscuridad que nos rodea que nos camufla del resto. Con mano escondida dentro de mi vestido, Ares mueve mi ropa interior a un lado, y yo no respiro en anticipación, su dedo indaga, resbalando en mi humedad. Lo escucho gemir en oído, —Dios, estas matándome.

Su dedo me penetra, y siento mis piernas desmayar pero él me presiona contra su erección.

Esto es demasiado.

Él lame mi cuello, sus dedos llevándome a la locura. Me quejo cuando él saca su mano de ahí, pero me agarra del cabello, volteandome hacia a él y me besa, nuestras bocas moviéndose agresivamente, —Necesitamos salir de aquí.— murmura en mis labios, —O juro que voy a follarte aquí mismo, delante de todos.

Me toma de la mano, y me arrastra a través de la gente, entramos a la oscuridad de mi casa, ya que la mayoría de la gente adulta esta dormida y agradezco a los cielos que Camila y Cecilia aún no se han ido a dormir porque dormirían en mi habitación.

Llegamos a mi cuarto y a duras penas me las arreglo para cerrar la puerta con seguro, Ares me estampa contra la misma, besándome desesperadamente.

Sus manos viajan a mis pechos, y los acaricia, su pulgar rozando mis pezones por encima del vestido. Ahogo un quejido de placer en su boca. Sus labios dejan los míos para besar mi cuello, mis pechos, sus manos se deslizan dentro de mi vestido para bajar mi ropa interior, tomo un paso fuera de la misma y con la vista nublada por el deseo, observo a Ares arrodillarse frente a mí, levantando mi vestido, —Ares... ¿Qué—Ah— su boca encuentra mi intimidad y mi cabeza cae hacia atrás contra la puerta.

Ares levanta una de mis piernas poniéndola sobre su hombro, continuando su ataque, chupando, lamiendo, cubro mi boca para tratar de controlar mis gemidos.

No puedo aguantar mucho más, —¡Ares!— gimo, a punto del orgasmo, él continua, implacable, llevándome al borde del abismo y caigo. Corrientes de placer desplazándose por todo mi cuerpo, haciéndome temblar, cerrar mis ojos y ahogar mis gemidos en la parte de atrás de mi mano. Las olas del orgasmo me dejan con el corazón acelerado y mi cuerpo sensible.

Ares se levanta y antes de que pueda decirle algo, me lleva de la mano a la ventana, y me gira hacia ella, con el detrás de mi, —Quitáte el vestido.

Lo obedezco, me gusta cuando se pone mandón, —Inclináte.

Descanso mis manos sobre le vidrio grueso de la ventana ya que esta cerrada, muerdo mi labio, inclinándome hacia delante, exponiendome para él, lo cual me excita aún más.

Lo escucho descorchar sus pantalones y la anticipación me esta volviendo loca, —Por esta ventana empezó todo, ¿Eh?— le escucho decir, mis ojos viajan a esa silla de plástico que esta en el patio de su casa, —Desde aquí, discutiste conmigo esa noche y mírate ahora,— su mano acaricia mi trasero, —Expuesta, mojada, esperando ansiosa que te folle.— me da una nalgada que me hace saltar porque no la esperaba. Su mano agarra mi pelo, levantando mi cara, y veo mi reflejo en el vidrio de la ventana, desnuda, vulnerable.

Lo puedo ver detrás de mí, desnudo de la cintura para abajo, su camisa apenas cubriéndolo. Puedo ver su erección y me lamo los labios.

Ares se inclina sobre mi para murmurar en mi oído, —Pidéme que te folle.

Estoy tan excitada que no me da pena rogarle, —Por favor, follame, Ares, quie— no me deja terminar y me penetra de una sola estocada, robandome un pequeño grito.

Mis manos resbalan un poco por el vidrio mientras él me agarra de las caderas para darme más duro y llegar lo más profundo que puede, —Oh Dios, Ares.

Se siente tan bien que apenas puedo mantenerme de pie. Con una mano en mi cadera, usa la otra para acariciar mis senos, intensificando las sensaciones por todo mi cuerpo. Ser capaz de ver mi reflejo, y verlo ahí detrás de mí arremetiendo contra mí, es lo más sexy que he visto en mi vida, dentro, fuera, dentro, fuera. La sensación de piel con piel, de su miembro caliente dentro de mi humedad es maravillosa.

Sus dedos se clavan en mis caderas, sus movimientos volviendo más desesperados y torpes. Y se que esta cerca de venirse, lo que alienta a mi segundo orgasmo.

Lo veo cerrar sus ojos, lo siento ponerse aún más duro dentro de mi y nos venimos juntos, gimiendo y temblando, ahí donde comenzó todo, mi respiración fuera de control, mis ojos mirando a través de mi ventana.

Xx

Nota de la autora: —se echa aire con un papel— ¿Hace calor por acá o son ideas mias? Buenos espero que hayan disfrutado la doble actualización, recuerden votar por ambos capítulos.

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Muakatela,

Ariana G. 

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