—Ese viejo y su estúpido entrenamiento ¿Cuándo voy aprender a usar la magia? —Se berreo.

—Ahí vamos de nuevo—Dijo Merlin apareciendo a espaldas de Akko tirando de sus orejas.

—Eso duele—Dijo ella quejándose.

—Escuche que llamaste a mi entrenamiento estúpido, no puedo dejarlo pasar—Tiro más de sus orejas.

—Duele, duele, suéltame viejo pervertido—Chillo Akko jalando la barba larga de Merlin.

—Suéltame mi barba—Dijo él quejándose del dolor.

—Tu primero.

—Eso no

—Entonces ten más—Tiro más de su barbilla.

—Tu mocosa—Jalo más de las orejas de Akko.

Continuaron unas cuantas horas de esa forma hasta que ambos quedaron agotados y se rindieron.

—Ya me dio hambre—Dijo Akko frotándose el estómago.

—Entonces detendremos el entrenamiento por unos minutos—Dijo Merlin disipando el campo de fuerza.

—Iré a traer trufas, ¿quieres algunas viejo Merlín? —Pregunto Akko mirándolo a los ojos inquisitiva.

Merlín negó con la cabeza—Así estoy bien, ya he comido, adelántate.

Akko fue al bosque alegre mientras bailaba de un lado a otro, estaba feliz fue lo que percibió Merlin mirándola, al principio no le agradaba que su nueva aprendiz se revelara ante él, después de todo tenía más experiencia de la que ella le tomaría años alcanzar, sus conocimientos deficientes en la magia y su actitud de yo puedo con todo, sin embargo con el tiempo se volvió costumbre mirarla y fue aceptándola como alguien capaz, apasionada y lo interesada que se mostraba en las horas de practica o entrenamiento. La miraba como una hija o nieta que nunca pudo tener en sus años de bandido, el tiempo solo le dio la razón a la justicia viendo que sus actos no fueron los correctos, años de soledad y Winkell tuvo que traerme a esta niña pensó para sí, jamás se mostró arrepentido de su llegada como si fuera un milagro destinada a estar a su lado, la alegría abundaba en el paraíso celestial bailando las flores brillantes como si hace años estuvieran esperando por la llegada de aquella jovencita intrépida.

—Espero que no se dé cuenta que hay gente buscándola en la tierra—Dijo Merlin contemplando el reflejo del lago las figuras de Úrsula, Diana y los demás alumnas en el tallo.

Por otro lado Akko se adentró al bosque en busca de trufas, había por montones en todas partes, igualmente moras y por ultimo hongos los cuales le recordaban a Sucy, se preguntaba cuando sería el día que finalizaría su entrenamiento y derrotaría el dragón, con el ritmo que llevaba en el entrenamiento le preocupaba que no pudiera concluirlo rápidamente, le tomaría meses estar en forma y pasar a la siguiente fase del entrenamiento, por ahora correr y escalar árboles en tiempos largos ya no eran problema acostumbrándose, en sus tiempos libres escalaba montañas empinadas buscando fortalecer su cuerpo, la velocidad tampoco era un problema al recorrer 2 kilómetros diarios.

Los entrenamientos de Akko pasaron al siguiente nivel enfrentando marionetas de piedra que Merlín creaba con el fin de ser dignos oponentes de Akko, ella necesitaría poner en práctica sus reflejos y aprender técnicas en defensa personal, había dominado esas dificultades al año ganando una condición impresionante, aún no le quedaba muy claro que sentido tenía hacer esos ejercicios sin la magia, los primeros meses eran preguntas de Akko y negativas de Merlín dejando que el tiempo transcurra olvidándose del asunto de volver a tener información valiosa del anciano.

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