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 La pequeña pantalla de mi ordenador portátil comenzó a trasmitir las imágenes de mi “Gendo”; bueno, en realidad no era mi compañero al completo, porque la cámara solo dejaba ver una parte de sus fuertes abdominales y sus pectorales marcados, con incipiente pelo saliendo tras una reciente depilación, y sus manos tecleando en un ordenador de sobremesa, aunque no sé podía ver nada que me ayudara a observar algún elemento de la decoración de la habitación donde se encontraba.

-                          Vaya, pues sí que estás medio desnudo.- tecleé con una sonrisa en los labios y bastante excitada por haber llegado hasta este punto.- No estás nada mal, ¿sabes?

-                          Jajaja… ¿No estoy nada mal? Me ha gustado esa frase.

-                          Bueno, cariño, es que los pasteles hay que probarlos para saber si te gustan o no…

-                          Sí, pero veo que el escaparate de tu pastelería está cerrado.

-                          Jajaja. ¿Quieres verme?

-                          Bueno, siempre me ha gustado estar en igualdad de condiciones.

-                          Quiero que me lo digas, Gendo… ¿Quieres verme?

-                          Mi Rei Ayanami, sabes que estoy deseando de verte.

Sonreí al ver esa última frase que denotaba un deseo increíble… Ha invitado a Gendo a ver imágenes por su dispositivo cam, ¿confirmar invitación?... Conexión establecida. La pequeña ventana que se abrió en mi ordenador mostraba mi pequeño sujetador de encaje y un generoso escote; me pasé una mano por el pecho como si quisiera demostrarle que, en realidad, era yo la que estaba frente a ese ordenador.

-                          Vaya, estás preciosa…

-                          Me sobran algunos kilos.

-                          Ni hablar, Rei… Estás perfecta, odio los cánones de belleza impuestos; me gustan tus tetas, tu vientre, tu ombligo.

-                          Vamos que te gusta todo lo que ves porque no se ve nada más…

-                          No está mal para un escaparate.

-                          Bueno, se supone que los mejores productos se exponen en los escaparates, o sea que no esperes nada mejor.

-                          No estoy de acuerdo con eso; las buenas pastelerías se guardar el producto estrella solo para clientes gourmet.

-                          ¿Y tú eres mi cliente gourmet?- escribí sonriendo con la metáfora de mi profesor.

-                          Lo de cliente suena mal, porque implica que eres una mercancía, pero digamos que soy un admirador gourmet.

-                          Me gusta lo que dices, ¿sabes?

Y dejando eso escrito, me levanté del sofá cuidando de no se me viera la cara en el movimiento porque, ante todo, quería seguir con ese juego que Pedro había impuesto y que cada vez me gustaba más. Dándole la espalda a la cámara, y mirando por encima de mi hombro para ver que el ángulo de visibilidad era bueno, comencé a bajar mi pantaloncito del pijama dejando a la vista mi trasero solo cubierto por unas pequeñas y provocativas braguitas blancas que se metían un poquito en mi culo dejando ver mis cachetitos… Me recreé en la acción de quitarme la prenda, inclinándome para que Gendo, pudiera observar cada centímetro de mi piel y de esas pequeñas braguitas y aprenderme de memoria.

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