LUKE CROWLEY

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Cada día era lo mismo, entre clases de literatura y matemáticas, de la casa a la escuela y viceversa; nadie me hablaba porque ya me habían arrestado más de cinco veces y a penas estábamos en Marzo.

La mayoría de las veces…bueno, todas fueron por lo mismo: allanamiento a la escuela. Aún no me habían expulsado, pero era en extremo divertido ver al director rojo de la ira al saber que dos estudiantes habían burlado su “sistema efectivo de seguridad”.

Esas estudiantes eramos Milena y yo. Siempre habíamos sido muy unidas desde la infancia y eramos como hermanas. Mi madre no me hablaba desde el primer arresto y había buscado muchas escuelas militares donde recibieran a una “niña problemática”, desde luego nunca me envió.

Hoy mi suspensión terminaba y podía volver a la escuela.

-¡Carla!- gritó Milena cuando me vio entrar a la clase de literatura. La maestra me odiaba y al oír mi nombre miró a la puerta donde yo estaba y me miró con indignación.

-¿Se piensa quedar ahí señorita Ross?- preguntó.

-Primero: no me gusta que me llamen por mi apellido y segundo: ¿Debo pasar?-

-Usted debería preguntar si puede pasar-

-Es lo mismo- dije entrando al salón.

-¿Prestó atención a la clase que di hace un mes?-

-¿La diferencia importa?-

-Si es usted: al parecer no- dijo comenzando la lección.

Me senté y puse el casco de mi moto en el piso con doble intención y luego me despoje de mi chaqueta.

-Es lo más interesante que ha pasado en los últimos treinta minutos- dijo Luke.

“Luke Crowley” dije en mi mente y suspire mirándolo de reojo ya que estaba a mi lado.

Lo conocía desde que teníamos cinco años, a veces puede ser arrogante pero es buena persona y un gran amigo. Cuando estábamos juntos me sentía diferente y en varias ocasiones logró convencerme de no pararme en frente del tablero y decirle a todos y cada uno sus verdades. Me encantaba que hiciera eso, ver sus hermosos ojos café oscuros tan suplicantes, tan llenos de cariño era algo que disfrutaba mucho.

Él era muy inteligente y se metía en problemas cuando yo me peleaba con alguien de otro grado. Se metía y me defendía cuando yo no podía hacerlo.

En cierta forma él era como mi mejor amigo. Se metía en serios problemas por defenderme y eso era algo que yo admiraba de él, aunque ni él ni nadie lo sabían.

Era un ejemplar que yo debía seguir, pero no era una orden sino un sentimiento de seguirlo hasta el fin del mundo si es necesario.

Yo en cambio era todo lo contrario: solo asistía por Luke y Milena, si entendía y aprendía, pero no era de mi incumbencia recibir una mención de honor por mi buen rendimiento. Vestía de negro y blanco porque me gustaba y porque era una forma de recordar a mis abuelos maternos, que murieron en un maldito accidente de tren. Al parecer el tren se descarriló y ellos y el resto de los pasajeros murieran.

Recordar eso hizo que una lágrima saliera y las amenazaran con hacerlo también.

-Carla, ¿Estás bien?- susurro Luke muy cerca a mi oído.

-Eh… ¿Disculpa?-

-Sé que es duro, solo no llores más- dijo secando mis lagrimas            –Aquí me tienes-

-Eres un gran amigo-

Me dio un abrazo y le dije:

-Sabes, esto nunca te lo he dicho pero: Eres un gran amigo y me parece muy tierno y te agradezco mucho que me defiendas y te metas en problemas conmigo-

-Wow, yo no sé qué decir, me sorprendes cada día- dijo cuando aun me daba el abrazo.

-Así soy- dije después de que me había separado.

-Creo que nunca me voy a cansar-

-¿De qué?- pregunte sonriendo.

- De que cada día cambies de opinión-

-Entonces nunca cambiare- dije y le unas de mis mejores sonrisas, si es que la tenia.

-Que así sea-

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