Capítulo 29: Tú no sabes lo que es amar.

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Grayson

—Jade...Jade... ¡JADE!

No he parado de gritar su nombre desde que desperté.

Al parecer estuve en coma, aunque algunos prefieren decir inconsciente, por treinta y dos horas. No me acuerdo de absolutamente nada, bueno, si recuerdo todo el accidente y de que hice lo imposible por llegar a Jade, pero por más que lo intente no puede, el mundo se volvió negro para mí y de allí no recuerdo nada más.

Ahora, después de despertar, tengo una angustia obstruyéndome el pecho por no saber nada de Jade. Me importa una mierda mi salud. Lo único que me interesa saber es que Jade está bien, pero el hecho que no me digan nada sobre ella solo empora mi angustia. Porque vamos, si ella está bien, ¿por qué no me informan de su estado?

Además, estoy casi seguro que ella estuvo aquí, a mi lado. Podría reconocer su tacto, literalmente, hasta dormido. Sé que estuvo aquí, porque aunque estaba inconsciente, pude sentir su mano en la mía y sus labios en los míos minutos antes de yo abrir los ojos.

—¡Jade! —vuelvo a gritar.

—Caray, joven, estoy aquí. Puedo escucharte perfectamente—dice la enfermera que se encuentra revisando mis signos vitales y tomándome una muestra de sangre para hacerme unos análisis—. Acabas de despertar después de treinta y dos horas, ¿acaso no te duele la garganta? ¿Quieres agua? —la enfermera a de rondar por los cincuenta y tantos, es muy dulce y todo, pero al parecer sigue sin entenderme.

—Señora, es usted muy amable, pero al parecer no me entiende. Mi novia fue ingresada a este mismo hospital, el mismo día que yo, y lo único que me interesa es saber de ella, me importa un comino mi garganta. Podría ser tan amable y darme noticias de ella, su nombre es Ja...

—Jade—me corta—. Ya lo sé, y probablemente mitad del hospital también lo sepa. Vamos hacer algo—veo como sirve un vaso de agua antes de continuar—. Tú te bebes esté vaso de agua para aliviar tu garganta y yo veo que información puedo conseguir de tu novia, ¿tenemos un trato?

—Tenemos un trato—digo afirmando con mi cara, para luego tomar el vaso que me ofrece y beber el agua—.Ya—le entrego el vaso vacío. Ansioso de que se vaya y me traiga noticias.

—Está bien. Ya vuelvo.

Pero antes de que la enfermera rodee mi cama para ir hacia la puerta, esta se abre de golpe y un torbellino rosa viene directo hacia mí.

—¡Graysooon! —es lo primero que grita Lily antes de subir a gran velocidad la silla al lado de mi cama, para saltar y lanzarse a mis brazos.

La verdad es que su gran muestra de afecto ocasiono que todo mi cuerpo magullado doliera, pero no voy a decirle eso a Lily, en realidad ella me hizo mucho falta. Sin embargo, la enfermera vio la mueca de dolor que hice y ya se dirigía hacia mí para quitarme a mi hermanita de encima, pero con una mirada le pedí que no lo hiciera. Necesito a Lily aquí conmigo.

Aunque dejé de prestar atención a mí alrededor en cuanto vi que el cuerpo de mi hermanita se veía envuelto de temblores por sus sollozos silenciosos.

—Hey...—comienzo a besar la cima de su cabeza, y con mi mano tomo su cara para que me mire— ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

—Yo...yo...—dice hipando, pero luego toma un respiro para calmarse—estaba muy asustada, tu no despertabas y pensé que perdería a mi hermano, y eso me dolió mucho aquí...—pone su manita en su pecho—en mi corazón. Hasta fui a la capilla del hospital a hablar con Dios y le pedí que no te llevara con él, que te quedaras conmigo, y que a cambio yo dejaría de ser tan revoltosa y malcriada, y que me portaría bien.

Fría como el hieloWhere stories live. Discover now