Capítulo 4

1.6K 133 19
                                    

Sobresaltado, el jinete alzó la espada. Las cosas podrían haberse puesto feas si Aragorn no se hubiera interpuesto entre ambos.

"¡Tranquilo, Legolas! –el montaraz sujetó la flecha antes de que fuera disparada. Al girarse hacia el otro hombre, dijo-: Me disculpo por el comportamiento de mis amigos. No somos enemigos de Rohan, solo nos hemos comportado así por la tensión del viaje. Dime a quién le sirves, por favor. ¿Eres amigo o enemigo de Sauron?"

"¡Sauron no es más que una malvada alimaña! Solo sirvo al Rey Théoden –respondió el jinete-. Soy Éomer, hijo de Éomund, el sobrino de Théoden."

Legolas bajó el arco, sintiéndose un poco idiota por haber reaccionado así. ¡Solo tienes que olvidarte ya de tu oscuro pasado! Se gritó mentalmente.

"Bien hallado, Éomer –dijo Aragorn, lanzándole miradas de advertencia a sus amigos-. Como dije, perseguimos a un grupo de orcos. Tomaron cautivos a dos de nuestros amigos. Deberían haberse cruzado con ellos. ¿Qué puedes decirnos?"

"Sí, nos encontramos con una horda de orcos durante nuestra patrulla. Eran muchos y viajaban con prisa, pero los destruimos. Los matamos a todos."

Aragorn y sus compañeros se quedaron en silencio, en estado de shock.

"¿A todos?" –preguntó Aragorn con incredulidad.

Éomer asintió.

"Correcto."

"Pero... ¿y nuestros amigos?" –dijo Gimli.

"Había dos hobbits. Medianos. Son más pequeños que nosotros, parecen niños a nuestros ojos. ¿Los viste?" –añadió Aragorn.

Éomer miró a sus hombres, los cuales negaron. El hombre volvió a girarse hacia los tres compañeros.

"No encontramos ningún hobbit, solo a esos asquerosos orcos. Monstruos. Apilamos los cadáveres y los quemamos a unas leguas de aquí. Todavía estarán ardiendo. Los matamos anoche."

Aragorn, Gimli y Legolas se miraron, desolados. ¿Los hobbits también murieron en la masacre?

Éomer se removió al ver sus expresiones.

"Lamento no ser de más ayuda. Lo menos que puedo hacer es darles unos caballos –les acercaron dos animales-. Éstos son Arod y Hasufel. Espero que les sirvan mejor que a sus antiguos amos."

Legolas y Aragorn tomaron las riendas que les ofrecían, admirando la belleza de los caballos. El pelaje de Hasufel era de un marrón oscuro, mientras que el de Arod era blanco puro. Se notaba que ambos eran de pura raza.

"Mis hombres y yo tenemos que continuar –dijo Éomer tras volver a montar. Miró directamente a los tres compañeros-. Espero que encuentren lo que buscan. Hasta la vista."

Y con eso, partieron. El sonido de los cascos de los caballos volvió a escucharse cuando los Rohirrim aceleraron. Arod y Hasufel se inquietaron al quedarse atrás, pero Legolas se las arregló para calmarlos.

Los tres amigos se miraron hasta que los jinetes desaparecieron de la vista.

"Bueno, ¿y ahora qué?" –preguntó Gimli, observando a los caballos con desconfianza. ¡Maldición! ¡Caballos otra vez! ¿Y esperan que me monte en uno? ¡Prefiero correr, muchas gracias!

Aragorn miraba al elfo y el enano. Gimli se retorció bajo su mirada azul.

"¿Qué?"

"Gracias a los dos casi nos matan" –dijo, sin desviar la mirada aún.

Alma TorturadaWhere stories live. Discover now